La esperanza cristiana que mira más allá: reflexiones del Papa León XIV en la Misa por los difuntos

lunes, 3 de noviembre de 2025

03/11/2025 – El Papa León XIV presidió la tradicional misa en la Basílica de San Pedro en memoria de su predecesor, el Papa Francisco, y de todos los cardenales y obispos que fallecieron durante el último año. La solemne celebración, que el Pontífice destacó como su primera de este tipo tras la apertura de la Puerta Santa, adquirió un especial “sabor característico: el sabor de la esperanza cristiana” gracias al contexto jubilar. En su homilía, el Papa profundizó en el significado de la esperanza “pascual” ante la realidad ineludible de la muerte, un tema que resuena con fuerza en el camino del Año Santo.

La reflexión del Obispo de Roma se centró en la esperanza como un don y una gracia que permite a los cristianos no sucumbir al desaliento, incluso ante las muertes más dolorosas. El Papa Francisco y los purpurados y prelados fallecidos desde octubre de 2024 hasta la fecha, según León XIV, “la han vivido, testimoniado y enseñado”. Recordando a su predecesor con “gran afecto”, el Pontífice elevó una oración para que las almas de los difuntos puedan “brillar como estrellas en el cielo”, reafirmando la continuidad de la fe y el testimonio de vida de quienes han partido.

León XIV no eludió la crudeza de la muerte, especialmente aquella que impacta a los más vulnerables. Partiendo del relato de los discípulos de Emaús, que ilustra la “peregrinación de la esperanza”, el Papa se refirió al “trauma de la muerte espantosa” de los “pequeños” e inocentes, desfigurada por el pecado y la violencia. Ante estas tragedias, que “Dios Padre no quiere”, el Pontífice citó la afirmación de que “Solo Él tiene palabras de vida eterna y estas palabras tienen el poder de reavivar la fe y la esperanza en nuestros corazones”.

Al abordar el dolor ante la pérdida de un ser querido, el Papa reconoció que “nos entristece, por supuesto, cuando un ser querido nos deja. Nos escandaliza cuando un ser humano, especialmente un niño, un «pequeño», un frágil, es arrebatado por una enfermedad o, peor aún, por la violencia de los hombres”. Sin embargo, frente a la desolación, el líder de la Iglesia Católica contrapuso la certeza de la fe cristiana. Enfatizó la diferencia entre la esperanza humana y la que se fundamenta “única y totalmente en el hecho de que el Crucificado ha resucitado”.

Finalmente, León XIV instó a los fieles a mantener esta perspectiva trascendente, recordando la promesa de la resurrección. Subrayó que la esperanza cristiana es una realidad “totalmente nueva” que transforma la visión de la muerte, cimentada en la certeza de que el amor de Cristo la ha “transfigurado: de enemiga la ha convertido en hermana, la ha apaciguado”. Concluyó su reflexión con una poderosa exhortación que resume el corazón del mensaje pascual: “Pero no estamos tristes como quienes no tienen esperanza, porque ni siquiera la muerte más trágica puede impedir que nuestro Señor acoja en sus brazos nuestra alma”.

Fuente: Vatican News.