Francisco clamó en Israel: “No nos cansemos de buscar la paz”

martes, 27 de mayo de 2014
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26/05/2014 – El Papa se reunió con el presidente del Estado de Israel, Shimon Peres. Después del intercambio de regalos se dirigieron una breves palabras, en las que el Presidente Peres indicó que la paz interreligiosa es necesaria para conseguir la paz en otros sectores. Asimismo, dijo que la paz es cuestión de fantasía y de inspiración, "y tú lo llevas contigo estos dos elementos", le ha dicho al Papa.

Por su parte, Francisco con "mi fantasía e inspiración" ha querido crear una nueva bienaventuranza que aplica hoy a sí en este momento: "Beato el que entra en la casa de un hombre sabio y bueno". El Pontífice ha afirmando sentirse así. Tras un encuentro acompañados por las delegaciones, ambos se dirigieron al jardín para plantar un olivo, en presencia de un numeroso grupo de niños de diversas condiciones y religiones.

Uno de los logros de este viaje de Francisco a Tierra Santa es haber conseguido el compromiso de Peres y del Presidente palestino, Mahmoud Abbás, de encontrarse en el Vaticano, tal vez el próximo 6 de junio, para rezar todos juntos por la paz mundial, y puntualmente, en Medio Oriente. La Casa Santa Marta, donde reside el Papa, sería el escenario de este trascendental encuentro entre los tres líderes.

En su discurso ante Peres, Francisco expresó que "los Lugares Santos no son museos o monumentos para turistas, sino lugares donde las comunidades de creyentes viven su fe, su cultura, sus obras de caridad". Por eso, "se deben salvaguardar para siempre en su sacralidad, tutelando así no sólo el legado del pasado, sino también a las personas que los visitan hoy y que los visitarán en el futuro". Y ha deseado que Jerusalén sea verdaderamente la Ciudad de la paz. "Que resplandezca plenamente su identidad y su carácter sagrado, su valor universal religioso y cultural, como tesoro para toda la humanidad", ha pedido.

El Papa ha manifestado su reconocimiento y admiración hacia Peres por ser "hombre de paz y artífice de paz". La construcción de la paz -ha afirmado el Santo Padre- exige sobre todo el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona humana, que judíos, cristianos y musulmanes consideran igualmente creada por Dios y destinada a la vida eterna. Asimismo, ha querido renovar el deseo "de que se eviten, por parte de todos, las iniciativas y los actos que contradicen la declarada voluntad de alcanzar un verdadero acuerdo y de que no nos cansemos de perseguir la paz con determinación y coherencia".

El Pontífice ha señalado que se debe "rechazar firmemente todo lo que se opone al logro de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes"; como lo son el recurso a la violencia y al terrorismo, la discriminación racial o religiosa, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo, la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes.

A continuación, el Santo Padre ha recordado que los fieles cristianos que viven en el Estado de Israel "desean ofrecer, desde su propia identidad, su aportación al bien común y a la construcción de la paz, como ciudadanos de pleno derecho que, rechazando todo extremismo, se esfuerzan por ser artífices de reconciliación y de concordia".

Al concluir, el Papa ha asegurado al presidente su constante súplica a Dios "por la consecución de la paz y con ella de los bienes inestimables que la acompañan, como la seguridad, la tranquilidad de vida, la prosperidad, la fraternidad". Y ha dirijido su pensamiento "a todos aquellos que sufren las consecuencias de las crisis aún abiertas en la región medio-oriental, para que lo antes posible sean aliviadas sus penalidades mediante la honrosa resolución de los conflictos".

Por la tarde, el Santo Padre se reunió con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la iglesia del Getsemaní que se sitúa junto al Huerto de los Olivos y que está confiada a la Custodia de Tierra Santa. A su llegada a la iglesia, el Papa fue recibido con entusiasmo, entre fuertes y aplausos y gritos de ¡Viva el Papa! así como los gritos típicos de las mujeres orientales. Francisco se ha dirigido hacia el altar para venerar la Santa Roca, donde según la tradición Jesús se recogió en oración antes de su arresto.

El Papa, en su discurso, recordó que se encuentran "en este lugar santo, santificado por la oracio´n de Jesu´s, por su angustia, por su sudor de sangre; santificado sobre todo por su “si´” a la voluntad de amor del Padre". Por ello, el Pontífice ha explicado que Jesu´s sintio´ la necesidad de rezar y de tener junto a si´ a sus disci´pulos, a sus amigos, "que lo habi´an seguido y habi´an compartido ma´s de cerca su misio´n".

Pero -ha observado- en Getsemani´, "el seguimiento se hace difi´cil e incierto, se hace sentir la duda, el cansancio y el terror". Y durante la pasio´n de Jesu´s, "los disci´pulos tomara´n diversas actitudes en relacio´n a su Maestro: de acercamiento, de alejamiento, de incertidumbre".

Por esta razón, el Pontífice ha invitado a preguntarse "¿quie´n soy yo ante mi Sen~or que sufre?" ¿Soy de los que, invitados por Jesu´s a velar con e´l, se duermen y, en lugar de rezar, tratan de evadirse cerrando los ojos a la realidad?

¿Me identifico con aquellos que huyeron por miedo, abandonando al Maestro en la hora ma´s tra´gica de su vida terrena? ¿Descubro en mi´ la doblez, la falsedad de aquel que lo vendio´ por treinta monedas, que, habiendo sido llamado amigo, traiciono´ a Jesu´s? ¿Me identifico con los que fueron de´biles y lo negaron, como Pedro?" o "¿Me parezco a aquellos que ya estaban organizando su vida sin E´l, como los dos disci´pulos de Emau´s, necios y torpes de corazo´n para creer en las palabras de los profetas?" O bien,"¿me encuentro entre aquellos que fueron fieles hasta el final, como la Virgen Mari´a y el apo´stol Juan?".

De este modo, el Santo Padre ha afirmado que "cuando sobre el Go´lgota todo se hace oscuridad y toda esperanza parece apagarse, so´lo el amor es ma´s fuerte que la muerte". Y ha añadido que es el amor de la Madre y del disci´pulo amado lo que "los lleva a permanecer a los pies de la cruz, para compartir hasta el final el dolor de Jesu´s".

El Obispo de Roma indicó que "la amistad de Jesús con nosotros, su fidelidad y su misericordia son el don inestimable que nos anima a continuar a seguirlo con confianza a pesar de nuestras cai´das, nuestros errores y nuestras traiciones". Pero, ha advertido, que esta bondad del Padre no nos exime de la vigilancia frente al tentador, al pecado, al mal y a la traicio´n.

Observando "la desproporción entre la grandeza de la llamada de Jesús y nuestra pequen~ez, ha subrayado que el Sen~or, en su gran bondad y en su infinita misericordia, "nos toma siempre de la mano, para que no perezcamos en el mar de la aflicción".

Al finalizar, el Papa ha dicho a los presentes que "su presencia aqui´ es muy importante; toda la Iglesia se lo agradece y los apoya con la oracio´n". Y desde este lugar santo, el Santo Padre ha querido dirigir un saludo afectuoso a todos los cristianos de Jerusalén, "les recuerdo con afecto y rezo por ellos, conociendo bien las dificultades de su vida en la ciudad y les exhorto a ser testigos valientes de la pasión del Señor, pero también de Resurrección con alegría en la esperanza".

Para concluir ha invitado a imitar "a la Virgen María y a San Juan y al lado de tantas cruce en la cual Jesús está aún crucificado” en ese camino porque “no hay otro".

Un gesto que sorprendió, y mucho, a la comitiva que acompañaba al Papa Francisco desde la sede de la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina hasta la basílica de la Natividad de Belén, fue cuando el jeep en el que viajaba pasaba junto al Muro que separa la franja de Cisjordania de Israel. Allí, el Papa ordenó detener el vehículo y se bajó del mismo. La parada no estaba prevista, y según los periodistas que acompañaban al Pontífice, Francisco se detuvo en oración durante unos minutos frente al muro de hormigón, muy cerca de una torre de vigilancia ocupada por un soldado israelí, y rezó tocando la pared y apoyando su frente en el mismo.

La edificación de este muro, que Israel reivindica para frenar los atentados, comenzó en 2002 y deberá alcanzar a su término unos 712 kilómetros. La Corte Internacional de Justicia exigió en julio de 2004 su desmantelamiento, al considerar su construcción ilegal.

"La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí, el Espíritu Para´clito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido", afirmado el Papa en la homilía de la eucaristía de esta tarde en la sala superior del Cenáculo. La misa ha sido concelebrada por los Ordinarios de Tierra Santa y los eclesiásticos del séquito papal pero no se ha podido contar con presencia de fieles debido a las dimensiones limitadas del lugar.

Al inciar la homilía, Francisco agradeció a los patriarcas católicos su presencia en esta peregrinación así como les ha asegurado su oración por ellos. A continuación, el Santo Padre ha recordado que se encuentran en el lugar donde "Jesu´s consumo´ la U´ltima Cena con los Apo´stoles; donde, resucitado, se aparecio´ en medio de ellos; donde el Espi´ritu Santo descendio´ abundantemente sobre Mari´a y los disci´pulos". Por ello ha afirmado que aqui´ nacio´ la Iglesia, y nacio´ en salida. "Desde aqui´ salio´, con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesu´s en los ojos, y el Espi´ritu de amor en el corazo´n", ha indicado.

El Pontífice ha explicado que "salir, marchar, no quiere decir olvidar". El Cena´culo -ha proseguido- nos recuerda el servicio, el lavatorio de los pies, que Jesu´s realizo´, como ejemplo para sus disci´pulos. Así, ha subrayado el Papa que "lavarse los pies los unos a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al enfermo, al excluido, al que me resulta antipático, al que me molesta".

Por otro lado, "el Cena´culo nos recuerda, con la Eucaristi´a, el sacrificio. En cada celebracio´n eucari´stica, Jesús se ofrece por nosotros al Padre, para que tambie´n nosotros podamos unirnos a E´l, ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras alegri´as y nuestras penas…, ofrecer todo en sacrificio espiritual".

Asimismo, Francisco afirma que el "Cena´culo nos recuerda la amistad", al explicar que el Sen~or "nos hace sus amigos, nos confi´a la voluntad del Padre y se nos da E´l mismo. E´sta es la experiencia ma´s hermosa del cristiano, y especialmente del sacerdote: hacerse amigo del Sen~or Jesu´s".

El Cena´culo recuerda también la despedida del Maestro y la promesa de volver a encontrarse con sus amigos, "Jesu´s no nos deja, no nos abandona nunca, nos precede en la casa del Padre y alla´ nos quiere llevar con E´l", ha indicado el Pontífice.

Pero, el Santo Padre ha advertido que el Cenáculo recuerda tambie´n la mezquindad, la curiosidad, la traicio´n. "Y cualquiera de nosotros, y no so´lo siempre los dema´s, puede encarnar estas actitudes, cuando miramos con suficiencia al hermano, lo juzgamos; cuando traicionamos a Jesu´s con nuestros pecados", ha matizado Francisco.

Para finalizar, el Obispo de Roma ha señalado que el Cenáculo recuerda al nacimiento de la nueva familia, la Iglesia, nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica, constituida por Cristo resucitado, cuya Madre es la Virgen Mari´a. A esta gran familia -ha indicado el Papa- esta´n invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un u´nico Padre que esta´ en los cielos.

"De aqui´ parte la Iglesia en salida, animada por el soplo del Espi´ritu. Recogida en oracio´n con la Madre de Jesu´s, revive siempre la esperanza de una renovada efusio´n del Espi´ritu Santo", ha concluido el Papa.

 

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