Francisco en su homilía: “son obispos para custodiar la grey, no para trepar en una carrera eclesiástica”

martes, 15 de mayo de 2018
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15/05/2018 – En su reflexión de esta mañana el Papa Francisco comentó la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día: “Es un pasaje fuerte, un pasaje que llega al corazón; es también un pasaje que nos hace ver el camino de cada obispo a la hora de despedirse”.

En los Hechos de los Apóstoles se relata cuando Pablo convoca en Éfeso a los ancianos de la Iglesia, a los presbíteros. Celebra una reunión del Consejo presbiteral para despedirse de ellos y ante todo hace una especie de examen de conciencia. Dice lo que ha hecho por la comunidad y lo somete a su juicio. Pablo parece un poco orgulloso – dijo Francisco – mientras, en cambio, es objetivo. Sólo se vanagloria de dos cosas: “de sus propios pecados y de la cruz de Jesucristo que lo ha salvado”.

Después explica que “ahora está constreñido por el Espíritu “, que debe ir a Jerusalén. A lo que el Papa comentó: “Esta experiencia del obispo, el obispo que sabe discernir al Espíritu, que sabe discernir cuando es el Espíritu de Dios el que habla y que sabe defenderse cuando habla el espíritu del mundo”. Pablo, de alguna manera, sabe que está yendo “hacia la tribulación, hacia la cruz y esto nos hace pensar en la entrada en Jerusalén de Jesús, ¿no? Él entra para padecer y Pablo va hacia la pasión”. “El apóstol  – prosiguió diciendo el Santo Padre  – se ofrece al Señor, siendo obediente. Ese sentirse constreñido por el Espíritu. El obispo que va adelante siempre, pero según el Espíritu Santo. Éste es  Pablo”.

En fin, el apóstol se despide, entre el dolor de los presentes, y deja algunos consejos, su testamento, que no es un testamento mundano, el legado de cosas. “No aconseja: ‘Este bien que dejo dénselo a éste; este otro a aquel, a aquel…’”.

El testamento mundano. Su gran amor es Jesucristo. Su segundo amor, el rebaño. ‘Velen por ustedes mismos y por todo el rebaño’. Velen por la grey; son obispos para la grey, para custodiar la grey, no para trepar en una carrera eclesiástica, no”.

Pablo encomienda los presbíteros a Dios, con la seguridad de que Él los custodiará y ayudará. Después vuelve sobre su experiencia diciendo que no había deseado “para sí mismo ni plata ni oro, ni el vestido de nadie”.

“El testamento de Pablo es un testimonio. También es un anuncio. Y también un desafío: ‘Yo he recorrido este camino. Sigan ustedes’. Qué lejos está este testamento de los testamentos mundanos: ‘Esto se lo dejo a aquel; a aquel o a aquel otro…’, tantos bienes. Pablo no tenía nada. Sólo la gracia de Dios, el coraje apostólico, la revelación de Jesucristo y la salvación que el Señor le había dado a él”.

El Papa piensa en el momento en que llegue su hora. “Cuando yo leo esto, pienso en mí – explicó Francisco – porque soy obispo y debo despedirme”. Y concluyó diciendo: “Pido al Señor la gracia de poder despedirme así. Y en el examen de conciencia no saldré vencedor como Pablo que… Pero el Señor es bueno, es misericordioso, pero… Pienso en los obispos, en todos los obispos. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de poder despedirnos así, con este espíritu, con esta fuerza, con este amor a Jesucristo, con esta confianza en el Espíritu Santo”.

 

 

Fuente: Vatican News