Francisco explicó cómo superar las dificultades en la oración

miércoles, 19 de mayo de 2021
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19/05/2021 – En la Audiencia General de este miércoles 19 de mayo, el Papa Francisco describió cuáles son las dificultades más comunes en la oración porque “es necesario conocerlas, identificarlas y superarlas” y alertó sobre la imaginación, que Santa Teresa de Jesús la llamaba “la loca de la casa”.

El Santo Padre presidió la Audiencia General con la asistencia de numerosos fieles en el patio de San Dámaso del Vaticano y dedicó su catequesis semanal a algunas de las dificultades más comunes en la oración.

“Rezar no es fácil. Hay tantas dificultades que vienen a la oración. Es necesario conocerlas, identificarlas y superarlas.

La distracción y la vigilancia en la oración
El primer problema que se le presenta a quien reza – señaló el Papa – es la distracción. El Sumo Pontífice indicó que la lucha por conseguir y mantener la concentración no se limita a la oración, pues “si no se alcanza un grado de concentración suficiente, no se puede estudiar con provecho, ni se puede trabajar bien”.  Así, es necesario combatir las distracciones, y por ello en el patrimonio de nuestra fe hay una virtud “que a menudo se olvida”, y que se llama “vigilancia”.

La sequedad y el corazón abierto al Señor
Otra dificultad es la sequedad, que puede depender de nosotros mismos, o también de Dios, que permite ciertas situaciones exteriores o interiores.  Esto es terrible: ¡no se puede rezar, no se puede sentir consuelo con el corazón gris!
Para que entre la luz del Señor, “el corazón debe estar abierto y luminoso”, indicó entonces el Santo Padre, animando a esperar esa luz “con esperanza” y sin “encerrarla en lo gris”.

La acedia y la humilde perseverancia
La acedia es la tercera dificultad que encontramos en la oración: es un “defecto”, dijo el Santo Padre, “otro vicio”, y constituye “una verdadera tentación” contra la oración y contra la vida cristiana. Se trata, tal como enseña el Catecismo, de “una forma de aspereza o de desabrimiento debidos a la pereza, al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón”. Es uno de los siete “vicios capitales” porque, alimentado por la presunción, puede conducir a la muerte del alma, aseguró el Papa Francisco.
Entonces, ¿qué debemos hacer en esta sucesión de entusiasmos y desalientos? Hay que aprender a caminar siempre. El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en ser capaces de perseverar en los tiempos difíciles: camina, camina, camina… Y si estás cansado, detente un rato y vuelve a caminar. Pero con perseverancia.

El valor del “¿por qué?”
Aunque nuestra oración a veces “pueda parecerse a la de Job, que no acepta que Dios le trate injustamente, protesta y le llama a juicio”, el Papa puntualizó que, sin embargo, “muchas veces, protestar ante Dios es también una forma de rezar”. Esto “porque muchas veces el hijo se enfada con su padre”, pues es “una manera de relacionarse con su padre”.
Sabemos que al final, al término de este tiempo de desolación, en el que hemos elevado al cielo gritos mudos y muchos “¿por qué?”, Dios nos responderá. No olvidar la oración del “¿por qué?”, es la oración que hacen los niños.

De ahí que el Pontífice concluyese su catequesis animando a tener el valor de decirle a Dios: “pero, ¿por qué?”. Porque – afirmó él – a veces, enfadarse un poco es bueno, porque nos hace despertar esa relación de hijo a Padre, de hija a Padre, que debemos tener con Dios.