Francisco recibió a un grupo de monjas clarisas que perdieron a su abadesa en un terremoto

martes, 27 de abril de 2021
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27/04/2021 – El Papa Francisco recibió  en el Vaticano a un grupo de religiosas de clausura quienes hace unos años perdieron su Monasterio en un terremoto y a las que alentó a no cansarse de ser presencia orante y consoladora para la población.

“Queridas hermanas, no se cansen de ser presencia orante y consoladora para apoyar a la población, duramente probada por la terrible experiencia y todavía necesitada de consuelo y ánimo”, escribió el Papa en un discurso que fue entregado a las presentes durante la audiencia privada.

Este Monasterio de Santa Clara se localiza en la pequeña población de Paganica, en la región italiana de los Abruzos. En 2009 el terremoto con epicentro en la ciudad de L’Aquila destruyó el Monasterio y también falleció entre los escombros la entonces abadesa, Madre Gemma Antonucci, y otras hermanas resultaron heridas.

Por ello, después del terremoto, las religiosas tuvieron que establecerse en una estructura provisional, y solamente después de diez años, pudieron regresar al Monasterio restaurado.

En esta línea, el Papa Francisco destacó que en esta tragedia “Dios las ha fortalecido” y recordó la parábola del Evangelio del grano de trigo que debe morir para dar fruto para subrayar que “así fue también para su comunidad monástica”.

“Han experimentado un gran dolor, pero también el cuidado amoroso del Padre celestial y la solidaridad de tantas personas”, advirtió.

Asimismo, el Santo Padre indicó que en esa noche del terremoto “perdieron todo, excepto a Dios y la fraternidad” y agregó que “a partir de estos dos puntos firmes, reiniciaron con valor”.

“Ahora su comunidad es floreciente, está formada por doce monjas, todas jóvenes. Este es el mensaje que han dado a la gente: ante la tragedia hay que volver a empezar desde Dios y desde la solidaridad fraterna. ¡Les agradezco mucho por esto!”, dijo el Papa.

En este sentido, el Pontífice aconsejó seguir el ejemplo de la Beata Antonia de Florencia, que fundó el Monasterio en 1447, para ser “siempre mujeres pobres y alegres por amor de Cristo pobre” para que “fieles al carisma recibido de Santa Clara y San Francisco, respondan con generosidad al deseo que Dios ha colocado en su corazón, viviendo su vida de consagradas en total adhesión al Evangelio”.

Finalmente, el Papa les agradeció por la visita, por sus oraciones, y por el cirio pascual que le regalaron y que decora la capilla de la Casa Santa Marta porque “a través de este símbolo de Cristo, luz del mundo, están presentes espiritualmente en las celebraciones que se realizan en aquella capilla”.

“Invoco sobre su camino la luz y la fuerza del Espíritu Santo y las acompaño con la Bendición Apostólica que les imparto de corazón. Y, por favor, sigan rezando por mí y por toda la Iglesia. Gracias”, concluyó el Papa.