Homilía del Papa Francisco en la Misa en el estadio Nacional de Bangkok

jueves, 21 de noviembre de 2019
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21/11/2019 – El Papa Francisco destacó la importancia de abrir el corazón para que sea capaz de “superar todos los adjetivos que siempre dividen”. Así lo indicó el Santo Padre al celebrar la primera Misa pública de su viaje apostólico en Asia que se llevó a cabo en el estadio nacional de Tailandia en Bangkok este 21 de noviembre, fiesta de la presentación de la Virgen María.

“Era necesario abrir el corazón a una nueva medida, capaz de superar todos los adjetivos que siempre dividen, para descubrir a tantas madres y hermanos thai que faltaban en su mesa dominical”, explicó el Pontífice.

Antes de la Misa, el Papa Francisco llegó en papamóvil y fue recibido con mucho afecto y emoción por los miles de fieles reunidos en el estadio nacional, en donde las personas ondeaban banderas del Vaticano y Tailandia y gritaban: “viva el Papa”.

La Celebración Eucarística fue acompañada por un numeroso coro que entonó con fuerza cantos en tailandés y alguno en italiano, mientras que en el estadio estuvieron presentes también algunos fieles católicos de países vecinos como Vietnam, Laos, Camboya y Myanmar.

Durante su homilía pronunciada en español, y traducida por un sacerdote al tailandés, el Santo Padre recordó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” pregunta a la que Jesús respondió que “todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Con esta respuesta, el Papa señaló que Jesús “no solo los determinismos religiosos y legales de la época, sino también todas las pretensiones excesivas de quienes podrían creerse con derechos o preferencias sobre Él” y añadió que “el Evangelio es una invitación y un derecho gratuito para todos aquellos que quieran escuchar”.

Por otra parte, el Papa volvió a destacar el valor de la gratuidad de la fe entendida como don de Dios, ya que -dijo- el discípulo misionero “no es un mercenario de la fe ni un generador de prosélitos, sino un mendicante que reconoce que le faltan sus hermanos, hermanas y madres, con quienes celebrar el don irrevocable de la reconciliación que Jesús nos regala a todos”.

Por último el Santo Padre animó a la comunidad tailandesa a “seguir tras las huellas de los primeros misioneros, para encontrar, descubrir y reconocer alegremente todos esos rostros de madres, padres y hermanos, que también son nuestra familia y que el Señor nos quiere regalar”.

En su cuenta de Twitter, el Papa Francisco reflejó parte de lo compartido en su homilía:

 

Homilía completa