“La humillación por si misma es masoquismo”

viernes, 17 de abril de 2015
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Pope Francis meet Scouting Movement

17/04/2015 – La humillación por si misma es masoquismo, mientras la sufrida y soportada en nombre del Evangelio te hace parecido a Jesús. Lo afirmó Papa Francisco en la homilía de la Misa en Casa Santa Marta, invitando a los cristianos a no cultivar nunca sentimientos de odio, sino a darse el tiempo de descubrir dentro de sí sentimientos y actitudes que gustan a Dios: amor y diálogo.

¿Es posible para el hombre reaccionar ante una situación difícil con las maneras de Dios? Lo es, confirma el Papa, y es toda una cuestión de tiempos. El tiempo de dejarse permear por los sentimientos de Jesús. Lo explica Francisco analizando el episodio contenido en la lectura de los Hechos de los Apóstoles. Estos últimos son juzgados ante el sanedrín, acusados de predicar ese evangelio que los doctores de la ley no quieren escuchar.

Sin embargo, un fariseo del sanedrín, Gamaliel, de modo franco sugiere dejarles hacer, porque – sostiene, citando casos análogos del pasado – si la doctrina de los Apóstoles “fuese de origen humano será destruida”, mientras que no sucedería si viene de Dios. El sanedrín acepta la sugerencia, es decir – subraya el Papa – elige tomarse “tiempo”. No reacciona siguiendo el instintivo sentimiento de odio.

Y esto, añade Francisco, es un “remedio” correcto para todo ser humano: “Da tiempo al tiempo. Esto nos sirve a nosotros, cuando tenemos malos pensamientos contra los demás, malos sentimientos, cuando tenemos antipatía, odio, no dejarlos crecer, pararse, dar tiempo al tiempo. El tiempo pone las cosas en armonía y nos hace ver lo correcto de las cosas. Pero si reaccionas en el momento de la furia, seguro que serás injusto. Serás injusto. Y también te harás daño a ti mismo. Este es un consejo: el tiempo, el tiempo en el momento de la tentación”.

 

Cuando alimentamos un resentimiento, observa Francisco, es inevitable que estalle. “Estalla en el insulto, en la guerra”, observa, y “con estos sentimientos malos contra los demás, luchamos contra Dios”, mientras que “Dios ama a los demás, ama la armonía, ama el amor, ama el dialogo, ama caminar juntos”.

También “me pasa a mí”, admite el Papa: “Cuando una cosa no me gusta, el primer sentimiento no es de Dios, es malo, siempre”. “Detengámonos” en cambio, exclama, y demos “espacio al Espíritu Santo” para que “nos haga llegar a lo correcto, a la paz”. Como los Apóstoles, que son flagelados y dejan el sanedrín “contentos” de haber sufrido “ultrajes en nombre de Jesús”.

“El orgullo de los primeros te lleva a querer matar a los demás, la humildad, incluso la humillación, te lleva a parecerte a Jesús. Y esto es algo que no pensamos. En este momento en que tantos hermanos y hermanas nuestros son martirizados por el nombre de Jesús, están en este estado, tienen en este momento la alegría de haber sufrido ultrajes, incluso la muerte, por el nombre de Jesús”.

“Para huir del orgullo de los primeros, sólo está el camino de abrir el corazón a la humildad, y a la humildad no se llega sin la humillación. Esta es una cosa que no se entiende naturalmente. Es una gracia que debemos pedir”.

La gracia, concluye Francisco, de la “imitación de Jesús”. Una imitación testimoniada no sólo por los mártires de hoy, sino también por esos “tantos hombres y mujeres que sufren humillaciones cada día por el bien de su familia” y “cierran la boca, no hablan, soportan por amor de Jesús”.

“Y esta es la santidad de la Iglesia, esta alegría que da la humillación, no porque la humillación sea bonita, no, eso sería masoquismo, no: porque con esa humillación imitas a Jesús. Dos actitudes: la de la cerrazón que te lleva al odio, a la ira, a querer matar a los demás, y el de la apertura a Dios en el camino de Jesús, que te hace aceptar las humillaciones, incluso las fuertes, con esta alegría interior porque estas seguro de estar en el camino de Jesús”.

 

 

Fuente: Aleteia