La oración especial del Papa por las víctimas anónimas de la pandemia

jueves, 30 de abril de 2020
image_pdfimage_print

30/04/2020 – El Papa Francisco presidió la misa en la Casa Santa Marta el jueves de la tercera semana de Pascua. En la introducción dirigió sus pensamientos a las víctimas del nuevo coronavirus:

“Recemos hoy por los muertos, los que murieron por la pandemia; y también de manera especial por los muertos – digamos – anónimos: hemos visto las fotografías de las fosas comunes”.

En su homilía, el Papa comenta el pasaje de hoy de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 8:26-40) que relata el encuentro de Felipe con un eunuco etíope, funcionario de Candáce, deseoso de comprender quién era, tal como lo describió el profeta Isaías: “Como una oveja fue llevado al matadero. Después de que Felipe le explicara que era Jesús, el etíope se dejó bautizar.

Es el Padre -afirma Francisco recordando el Evangelio de hoy (Jn 6, 44-51)- quien nos lleva al conocimiento del Hijo: sin esta intervención no podemos conocer el misterio de Cristo. Esto es lo que le pasó al funcionario etíope, que al leer al profeta Isaías tuvo una inquietud puesta en su corazón por el Padre.

Esto – observa el Papa – también se aplica a la misión: no convertimos a nadie, es el Padre quien atrae. Podemos simplemente dar un testimonio de fe. El Padre atrae a través del testimonio de la fe. Es necesario rezar para que el Padre atraiga a la gente a Jesús: el testimonio y la oración son necesarios. Este es el centro de nuestro apostolado.

“Preguntémonos: ¿doy testimonio con mi forma de vida, rezo para que el Padre atraiga a la gente a Jesús? Ir a una misión no es hacer proselitismo, es ser testigo. No convertimos a nadie, es Dios quien toca los corazones de la gente. Pidamos al Señor – esta es la oración conclusiva del Papa – la gracia de vivir nuestro trabajo con el testimonio y la oración para que pueda atraer a la gente a Jesús”.