La oración mantiene encendida la lámpara del corazón

lunes, 29 de noviembre de 2021
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29/11/2021 – (FUNTE: VATICAN NEWS) Al comentar el Evangelio del primer domingo de Adviento, el Papa Francisco invitó a determinar qué tipo de cristianos somos comprendiendo lo que pesa en nuestros corazones.

Mientras Jesús nos pide que estemos “atentos” y nos anima, porque cuando “todo parece acabado, el Señor viene a salvarnos”. De ahí que debamos “esperarlo con alegría”, “incluso en medio de las tribulaciones, en las crisis de la vida y en los dramas de la historia”

Acontecimientos desoladores y tribulaciones
Dirigiéndose a los queridos hermanos y hermanas el Santo Padre explicó que el evangelista nos habla de la venida del Señor al final de los tiempos. Y destacó que Jesús anuncia “acontecimientos desoladores y tribulaciones”, a la vez que “nos invita a no tener miedo”. No porque “todo irá bien”, dijo, “sino porque Él vendrá, lo ha prometido. Esperar al Señor”. De hecho, Francisco glosó el parágrafo que dice:

“Tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación”
De ahí que el Santo Padre haya afirmado que “es bueno escuchar esta palabra de aliento: animarse y alzar la cabeza, porque precisamente en los momentos en que todo parece acabado, el Señor viene a salvarnos” y “esperarlo con alegría” – dijo – “incluso en medio de las tribulaciones, en las crisis de la vida y en los dramas de la historia”.

La vigilancia
El Papa nos pidió que estemos atentos de nosotos mismos, que nuestros corazones no se “vuelvan pesados, vigilar en todo momento rezando”. Al relacionar el estar “atentos” con la “vigilancia”, el Obispo de Roma invitó a detenernos ante “este importante aspecto de la vida cristiana”: “De las palabras de Cristo observamos que la vigilancia está ligada a la atención: estén atentos, no se distraigan, es decir, ¡estén despiertos!”.

No ser cristianos adormecidos
También agregó que hay que tener “cuidado” porque se puede ser “cristiano adormecido”, “sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración, sin entusiasmo por la misión, sin pasión por el Evangelio”. Algo que nos conduce a “dormitar”, es decir, a “seguir con las cosas por inercia, a caer en la apatía, indiferentes a todo menos a lo que nos resulta cómodo”. Y afirmó que “hay muchos cristianos adormecidos, cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual -cristianos sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración- oran como loros- sin entusiasmo, cristianos que siempre mira adentro sisn ver el horizonte, ésta es un vida triste”.

Guardar el corazón de la acedia
Se trata de preguntas que “nos hacen bien” – prosiguió Francisco – porque “ayudan a guardar el corazón de la acedia, que es un gran enemigo de la vida espiritual”. En efecto, el Papa explicó que “la acedia es esa pereza que nos sume en la tristeza, que nos quita la alegría de vivir y las ganas de hacer”.  Es también “un espíritu maligno que ata al alma en el letargo, robándole la alegría”.”Es triste ver a cristianos tirados en el sillón, protegidos  en e lsueño del sillón”, afirmó.

Antes de rezar a la Madre de Dios – que esperó al Señor con un corazón vigilante – el Papa recordó que en Adviento deberíamos acostumbrarnos a decir, por ejemplo: “Ven, Señor Jesús.Este tiempo de preparación a la Navidad es bello, pensemos en el presebre, en la navidad y digamos de corazón: Ven Señor Jesús, ven. Ven Señor Jesús, es una oración que podemos decirla tres veces, todos juntos”.  Repitamos esta oración a lo largo del día: ¡el ánimo permanecerá vigilante!”, y pidamos a la Virgen que nos acompañe en este camino.