“La peor enfermedad es la falta de amor”

lunes, 28 de junio de 2021
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28/06/2021 – Antes de dirigir el rezo del Ángelus, el Papa Francisco advirtió que “la peor enfermedad de la vida es la falta de amor, el no poder amar” y agregó que “el amor no es apariencia”, por lo que pidió no caer en remedios equivocados para saciar la falta de amor.

Así lo dijo el Santo Padre al reflexionar en el pasaje del Evangelio de San Marco que relata cuando Jesús “liberó a dos personas” de las situaciones más dramáticas: la muerte de una niña y la enfermedad de una mujer que padecía desde hace muchos años flujo de sangre.

“Jesús se deja tocar por nuestro dolor y nuestra muerte, y obra dos signos de curación para decirnos que ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra. Nos dice que la muerte no es el final. Vence a este enemigo, del que solos no podemos liberarnos”, recordó el Papa.

Luego el Pontífice se centró en la curación de la mujer debido a que “en este momento en que la enfermedad sigue ocupando las primeras páginas”.

En esta línea, el Santo Padre preguntó ¿cuál es la peor enfermedad de la vida? “¿El cáncer? ¿Tuberculosis? ¿La pandemia? No. La peor enfermedad de la vida es la falta de amor, es no poder amar. Y esta pobre mujer estaba enferma del flujo de sangre, sí, pero en consecuencia de falta de amor”.

Por ello, el Santo Padre destacó que “la historia de esta mujer sin nombre, la llamamos así, la ‘mujer sin nombre’, en la que todos podemos identificarnos, es ejemplar” porque “el texto dice que había probado muchas curas, y gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor”.

“También nosotros, ¿cuántas veces nos arrojamos sobre remedios equivocados para saciar nuestra falta de amor? Pensamos que el éxito y el dinero nos hacen felices, pero el amor no se compra, es gratuito. Nos refugiamos en lo virtual, pero el amor es concreto. No nos aceptamos tal y como somos y nos escondemos detrás de los trucos del mundo exterior, pero el amor no es apariencia. Buscamos soluciones de magos y gurús, para después encontrarnos sin dinero y sin paz, como aquella mujer. Ella, finalmente, elige a Jesús y se abalanza entre la multitud para tocar su manto, el manto de Jesús. Es decir, esa mujer busca el contacto directo y físico con Jesús”, advirtió el Papa.

Ante esto, el Santo Padre indicó que “en esta época hemos comprendido lo importantes que son el contacto y las relaciones” y lo mismo ocurre con Jesús: “a veces nos contentamos con observar algún precepto y repetir oraciones, muchas veces como loros, pero el Señor espera que nos encontremos con Él, que le abramos el corazón, que, como la mujer, toquemos su manto como la mujer para sanar. Porque, al entrar en intimidad con Jesús, se curan nuestros afectos”.

De este modo, el Papa se detuvo en la mirada de Jesús y cómo “va en busca de un rostro y de un corazón lleno de fe” ya que “Jesús no mira a la muchedumbre como nosotros, sino a la persona. No se detiene ante las heridas y los errores del pasado, va más allá de los pecados y los prejuicios”.