“La prueba de la oración es el amor concreto por el prójimo”

miércoles, 7 de octubre de 2020
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07/10/2020 – El Papa Francisco destacó que “la prueba de la oración es el amor concreto por el prójimo” porque la oración “no es un ‘encerrarse’ con el Señor para maquillarse el alma”, sino que es un encuentro con Dios para “dejarse enviar al servicio de los hermanos”.

Así lo explicó el Santo Padre durante la Audiencia General de este miércoles 7 de octubre que se realizó en el Aula Pablo VI del Vaticano.

“No debe existir dicotomía en la vida de quien reza, no hay diferencia: se está delante del Señor y se va al encuentro de los hermanos a los que Él envía. La oración no es un ‘encerrarse’ con el Señor para maquillarse el alma, no, esto no es oración, esta es oración fingida, la oración es un encuentro con Dios y un dejarse enviar al servicio de los hermanos”, señaló el Papa.

En esta línea, el Papa advirtió que “la prueba de la oración es el amor concreto por el prójimo. Y viceversa: los creyentes actúan en el mundo después de estar primero en silencio y haber rezado; de lo contrario su acción es impulsiva, carece de discernimiento, es una carrera frenética sin meta” y añadió que “cuando los creyentes hacen así cometen muchas injusticias porque no fueron primero con el Señor a rezar, a discernir qué tienen que hacer”.

El Santo Padre retomó su serie de catequesis sobre la oración, que habían sido interrumpidas por las catequesis sobre el cuidado de la creación, y la dedicó al profeta Elías, a quien calificó como “uno de los personajes más interesantes de toda la Sagrada Escritura”.

Entre los episodios del Evangelio que relatan al profeta Elías, el Pontífice recordó el momento de la Transfiguración en donde aparece junto a Jesús y Moisés y en el que “Jesús mismo se refiere a su figura para acreditar el testimonio de Juan Bautista”.

Además, el Papa describió que “en la Biblia, Elías aparece de repente, de forma misteriosa, procedente de un pequeño pueblo completamente marginal y al final saldrá de escena, bajo los ojos del discípulo Eliseo, en un carro de fuego que lo sube al cielo” por lo que agregó que “es un hombre sin un origen preciso, y sobre todo sin un final, secuestrado en el cielo: por esto su regreso era esperado antes del advenimiento del Mesías, como un precursor, así se esperaba el regreso de Elías”.

“La Escritura nos presenta a Elías como un hombre de fe cristalina: en su mismo nombre, que podría significar ‘Yahveh es Dios’, está encerrado el secreto de su misión. Será así durante toda la vida: hombre recto, incapaz de acuerdos mezquinos”, afirmó.

También, el Papa destacó que el símbolo de Elías es el fuego “imagen del poder purificador de Dios” porque “será sometido a dura prueba, y permanecerá fiel” y añadió que “es el ejemplo de todas las personas de fe que conocen tentaciones y sufrimientos, pero no fallan al ideal por el que nacieron”.