León XIV sobre María: «Primer destello de la salvación» y «Modelo de fe confiada»

08/12/2025 – En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa León XIV reflexionó, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, sobre la figura de la Virgen María como signo de esperanza para la humanidad. El Pontífice recordó que María, concebida sin mancha, es el «primer destello de la salvación» ofrecida por Dios. Citando la definición del beato Pío IX, el Papa explicó que el Padre celestial la quiso «inmune enteramente de la mancha del pecado original» para poder encomendarle a Su Hijo unigénito, la luz para un mundo herido.

El mensaje de León XIV se centró en el significado vital del dogma, invitando a los fieles a creer como María creyó. Al meditar sobre el saludo del ángel —«Alégrate, llena de gracia»— y el «sí» de la Virgen, el Papa recordó que el Señor, si bien nos hace grandes dones, «nos deja libres de aceptarlos o no». El Pontífice se remitió a San Agustín para alentar a la respuesta generosa de los creyentes: «Creámos también nosotros, para que lo que se cumplió [en ella] pueda aprovechar también a nosotros», de modo que la fe transforme también las vidas de quienes dan su asentimiento a la misión divina.

El Santo Padre trazó un paralelismo entre la gracia recibida por María y la gracia concedida a todos los cristianos en el Bautismo, mediante el cual se convierten en «morada y templo del Espíritu». De esta manera, el Papa quiso subrayar la capacidad de cada creyente de colaborar en la transformación del mundo. «El Bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a Él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su propia condición, en la transformación del mundo», afirmó León XIV, citando una catequesis anterior, e invitando a dejar que Cristo viva en la realidad cotidiana de cada uno.

Finalmente, el Pontífice hizo un llamado a «renovar cada día» el propio «sí» a Dios. Esta perseverancia, según el Papa, debe vivirse con gratitud, humildad y a través de las «obras concretas del amor», abarcando «desde los gestos más extraordinarios hasta los compromisos y servicios más comunes y cotidianos». El propósito de este compromiso, concluyó León XIV, es que «en todas partes Jesús pueda ser conocido, acogido y amado, y a todos llegue su salvación», haciendo de la Inmaculada Concepción no solo un misterio, sino también una brújula espiritual.

Fuente: Vatican News.