Misa del Papa Francisco en la conmemoración de los fieles difuntos

martes, 3 de noviembre de 2020
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03/11/2020 – El Papa Francisco destacó que el don de la esperanza cristiana no decepciona y da sentido a la vida. Así lo expresó el Santo Padre durante la Misa celebrada en el día de la conmemoración de todos los fieles difuntos.

El Santo Padre presidió la Eucaristía en la iglesia del Campo Santo Teutónico, cementerio que se encuentra en el interior de los muros de la Ciudad del Vaticano.

En su homilía pronunciada en forma improvisada, y no leída, el Pontífice recordó al personaje bíblico de Job, quien derrotado, casi habiendo terminado su existencia, a punto de morir, tuvo una certeza y dijo: “Yo sé que mi redentor está vivo… Yo veré a mi redentor, con estos ojos lo veré, lo veré yo mismo, mis ojos lo contemplarán y no otro”.

En esta línea, el Papa explicó que “esa certeza en el momento en que casi terminó la vida, es la esperanza cristiana”.

“Esa esperanza es un don, nosotros no podemos obtenerla, es un don que debemos pedir: ‘Señor dame la esperanza’. Hay muchas cosas feas que nos llevan a desesperar, a creer que todo será una derrota final, que después de la muerte no hay nada, y la voz de Job vuelve, vuelve: ‘Yo sé que mi redentor está vivo… y yo lo veré yo mismo con estos ojos’”, advirtió el Papa.

En este sentido, el Santo Padre destacó también que “la esperanza no decepciona” según dijo San Pablo y añadió que “la esperanza nos atrae y nos da un sentido a la vida” pues “yo no veo el más allá, pero la esperanza es el don de Dios que nos atrae hacia la vida, hacia la alegría eterna”.

“La esperanza es un ancla que nosotros tenemos de la otra parte. Nosotros aferrados a la cuerda nos sostenemos”, afirmó.

Por ello, el Papa Francisco invitó a repetir las palabras de Job -yo sé que mi redentor está vivo y que lo veré- “en los momentos de alegría y en los momentos feos, en los momentos de muerte, digámoslo así”.

Además, el Santo Padre alentó a pedir al Señor la esperanza, ya que “esta certeza es un don de Dios porque nosotros no podremos tener la esperanza con nuestras fuerzas, sino que debemos pedirla, porque la esperanza es un don gratuito que nosotros no merecemos nunca, es dado, es Gracia” y reiteró que “esta esperanza no decepciona”.