“Nos hará bien pensar: ¿cómo será ese día en el que estaré ante Jesús?”

martes, 22 de noviembre de 2016

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22/11/2016 – Aun en el momento de nuestra muerte y del Juicio de Dios, si hemos sido fieles, no tendremos miedo. Dios no defrauda, es fiel. Lo dijo el Papa Francisco, en la misa en la Casa de Santa Marta. Poniendo en guardia contra el engaño de la alienación, es decir,  del vivir «como si nunca tuviéramos que morir», invitó a pensar  en «qué huella deja nuestra vida».

En la última semana del Año Litúrgico, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre la llamada del Señor a pensar en serio en el fin de nuestra vida,  porque cada uno de nosotros tendrá su fin.

Constatando que pensar en estas cosas, es algo que no gusta, el Papa contó que tiene una agenda, donde apunta la fecha en la que alguien muere y cada día piensa en cómo ha pasado el tiempo. Y ello nos obliga a pensar en qué cosa dejamos, en cuál es la huella de nuestra vida. Con la lectura del día, del Apocalipsis de Juan, el Papa recordó que para cada uno de nosotros habrá un juicio:

«Nos hará bien pensar: ¿cómo será ese día en el que estaré ante Jesús? Cuando Él me pregunte sobre los talentos que me ha dado, qué hice con ellos. Cuando Él me pregunte cómo estuvo mi corazón cuando calló la semilla, como un camino o como espinas: esas Parábolas del Reino de Dios. ¿Cómo recibí la Palabra? ¿Con el corazón abierto? ¿Hice que germinara por el bien de todos o a escondidas?»

«Tengan cuidado: no se dejen engañar», con las palabras de Jesús en Evangelio de Lucas, el Papa puso en guardia contra la «alienación», contra el engaño de las «cosas que son superficiales», que «no son trascendentes». El engaño del vivir como si nunca se fuera a morir»:

«Me acuerdo que cuando era niño, cuando iba al catecismo, nos enseñaban cuatro cosas: muerte, juicio, infierno o gloria. Después del juicio hay esta posibilidad. ‘Pero, Padre, eso es para asustarnos…’ ‘No, ¡es la verdad! Porque si no cuidas tu corazón, para que el Señor esté contigo y vives alejado del Señor siempre, quizá esté el peligro, el peligro de seguir estando lejos del Señor para la eternidad ¡Esto es feísimo!».

Es la fidelidad hasta la muerte, para recibir del Señor la corona de la vida, la que nos libera del miedo de nuestro fin, reiteró el Santo Padre recordando que el Señor es bueno  y alentando a permanecer fieles, a pesar de nuestra debilidad:

«La fidelidad al Señor: esto no desilusiona. Si cada uno de nosotros es fiel al Señor, cuando llegará la muerte, diremos como Francisco: ‘hermana muerte ven’… No nos asusta. Y cuando será el día del juicio, miraremos al Señor: ‘Señor tengo tantos pecados, pero he intentado serte fiel’. Y el Señor es bueno. Les doy este consejo: ‘Sé fiel hasta la muerte – dice el Señor – y te daré la corona de la vida’. Con esta fidelidad no tendremos miedo al final, no tendremos miedo el día del juicio».

Fuente: Radio Vaticana