29/06/2019 – Este sábado celebramos la Fiesta del Inmaculado Corazón de María. Esta fiesta nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.
La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre.
Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.
Te invitamos a consagrar tu día de manera especial al Inmaculado Corazón de María, orando de esta manera:
Virgen María, cada ser humano transmite y comunica a los demás aquello que lleva en el corazón.
Por eso, hoy queremos pedirte un corazón semejante al tuyo.
Queremos pedirte, Madre, un corazón fraterno, que nos enseñe a ser verdaderos hermanos.
Queremos pedirte, Madre, un corazón de niño, para recuperar la sencillez de la infancia.
Queremos pedirte, Madre, un corazón puro y claro, como una fuente de agua, de las más cristalinas.
Haz que nuestro corazón crezca y desarrolle todo su potencial, a fin de que llegue a ser un corazón grande para entregarse, tierno y sobreabundante de compasión.
Que éste corazón que Dios nos ha dado, sea cada día un poco más fiel, generoso y agradecido, de manera tal que no olvidemos ningún bien, pero que tampoco guardemos rencor por ningún mal.
Modela nuestro corazón para que sea semejante al tuyo y al de tu Hijo Jesús: manso, desinteresado y humilde; un corazón grande e indómito que no se de por vencido ante las dificultades de la vida, ni se retraiga y cierre a causa de la ingratitud; que su mayor deseo sea dejarse amar por su Creador, y devolverle ese amor en cada hermano, haciendo en todo lo que más agrada a Dios, para su mayor gloria. Amén.