Misericordia: Abrir las puertas

martes, 29 de diciembre de 2015
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El cantante, compositor y catequista Pablo Martínez señaló en diálogo con Radio María la importancia de predicar la palabra de Dios y misionar, guiados por el Espíritu Santo, que es quien nos da el impulso y la fuerza para hacerlo, y destacó la figura de la misericordia de Dios en tres imágenes que representan gestos de afecto cotidiano.

“El evangelio de Juan dice: ‘Al llegar la noche, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos’. En versículos posteriores, Jesús se les aparece y sopla el Espíritu Santo”, recordó.
“A estas personas atemorizadas, después del soplo se abren las puertas y salen a anunciarlo. Podríamos decir que se produce el primer gran open door, se abren las puertas para anunciar la salvación”, consideró.

El catequista manifestó, por otra parte, que es “mucho más” que una simple apertura de puertas, ya que resaltó que “hay cerrojos que cuesta quitar, que son los del corazón”. “El Espíritu Santo obra maravillas, porque habiendo estando con Jesús cerca de tres años, los discípulos seguían encerrados y atemorizados. El Espíritu Santo les dio una apertura, un impulso, de que la Buena Noticia no es para guardarla, sino para darla a conocer”, aseguró.

“Las puertas de sus corazones se abrieron más de dos mil años después. Estamos celebrando una nueva apertura de la Puerta Santa. Lo peor que podríamos hacer es que quede como un evento cronológico más. La invitación es que sea un tiempo de gracia, pasar por la Puerta Santa, todas las que hay. Es reconocer que hay un Dios que tiene misericordia de nosotros”, agregó.

“Hay tres imágenes de misericordia: Una de beso, que cura las heridas del pecado, que todos tenemos. Otra imagen es de abrazo, de esos que contienen, que protegen. El Señor nos protege del enemigo que nos quiere condenar, del que nos quiere hacer pensar que no hay espacio para el perdón de Dios. La tercera imagen es de caricia. Dios está cerca y sólo puede acariciar al que está cerca”, graficó Pablo.

Abrí las puertas de tu corazón a tu hermano y allí estarás abriendo las puertas a Jesús.