Al poner los zapatos para Reyes

martes, 5 de enero de 2016
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Quizás como yo, ya estés un poco grande, y la fiesta de Reyes casi suene a tiempos de niñez. De igual modo te invito a que esta noche puedas poner tus zapatos (zapatillas, sandalias, crocs o lo que uses) bajo el arbolito o junto al pesebre.

No me animaría a pedir nada material, creo que no lo necesito. Sí les pediría a los Magos de Oriente que me regalen algo de su decisión, esa que los llevó a recorrer vaya a saber cuántos kilómetros…

También un poco de de su espíritu comunitario. Seguramente en el camino no habrán faltado oportunidades para discusiones, pero seguro que hubo más de ellas para compartir y para dejarse acompañar. Esperar al que viene demorado, y avanzar cuando somos nosotros los que nos vamos quedando atrás.

Me animo a pedir esa capacidad suya de dejarse conducir por Dios… en la luminosidad de la estrella, y también en la oscuridad a través de los sueños.

También pediría el poder caer de rodillas, no sólo exteriormente, sino desde adentro, al descubrir que nada tenemos verdaderamente valioso que ofrecer al Niño.  Y en esa misma pobreza, sabernos inmensamente ricos porque “llevamos un tesoro en vasijas de barro”.

Su sagacidad y discernimiento, para descubrir que aún rodeado de pompas y poder, seducciónes y falsas promesas, Herodes sólo quería acabar con el Niño. Capacidad de poder decir que No al poder, (espíritu del mundo, mal espíritu, o como sea), aún sabiendo que puede haber reprimendas. El poder sigue en nuestro tiempo queriendo destruír a tantos indefensos: niños y jóvenes, adultos y ancianos sin diferencia.

Grandeza para, terminada la misión, alejarse en silencio.

Agradecimiento y memoria, para que ese gran acontecimiento de encuentro con Jesús sea capaz de llenar una vida y una misión.

¡Felices Reyes!

De nuestra redacción

Milagros Rodón