24 de marzo, “Una fecha para no olvidar”

martes, 22 de marzo de 2016

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22/03/2016 – Entrevista a Monseñor Sergio Buenanueva sobre el documento “Una fecha para no olvidar”.

 

La Conferencia Episcopal Argentina dio a conocer, la semana pasada, el documento “Una fecha para no olvidar”, en relación a la conmemoración de los 40 años del Golpe Militar  que tuvo lugar el 24 de marzo de 1976 en nuestro país.

En diálogo con Radio Maria, Monseñor Sergio Buenanueva, Obispo de San Francisco y miembro de la Comisión Permanente de la CEA, dijo que el foco del documento se puso sobre la ruptura del orden constitucional y el Estado de Derecho, es algo que “nunca más puede darse” expresó; y por otro lado en la dignidad de la persona y sus derechos.

“Lamentablemente nuestra historia está escrita con sangre; el momento más oscuro de nuestra historia ha sido el terrorismo de Estado. Con esa secuencia macabra de secuestro, tortura, muerte y desaparición de personas, y se añade también el secuestro y robo de niños que sigue siendo una herida abierta en nuestra sociedad. Decir un no rotundo como Iglesia, pero es la sociedad entera argentina la que ha dicho no”, dijo Monseñor Buenanueva a los micrófonos de Radio Maria.

Prosiguiendo el camino de revisión que adoptó hace ya varios años, la Iglesia argentina quiso dar a conocer su aporte, teniendo presente además que este año el aniversario del Golpe Militar coincide con el Jueves Santo. En este sentido los Obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina  eligieron usar el verbo “sanar”.

“Sanar no quiere decir impunidad,  sino que tiene que haber verdad, justicia, arrepentimiento de todos los que actuaron en aquel momento tendiendo su mano a la violencia, pero también la posibilidad de alcanzar misericordia. Ese anhelo que lleva el ser humano, delante de Dios y con sus semejantes; poder estrecharse la mano, porque solo así se sanan las heridas profundas y el odio que está en la fuente de estos delitos tan horrorosos contra la dignidad humana”, profundizó el obispo de San Francisco.

En relación a la responsabilidad del Estado  agregó  que “el terrorismo de Estado tiene una malicia moral única, los ciudadanos nos damos el Estado para que nos proteja, renunciamos al poder de coacción para que lo ejerza el Estado en función del Bien Común, pero acá el Estado se volvió en contra de la sociedad y cometió delitos de la más alta calificación, de lesa humanidad, lo que no significa desconocer la malicia de otras formas de violencia que entonces, y ahora, están presentes en la sociedad”.

Monseñor Sergio Buenanueva también reflexionó sobre cómo el paso del tiempo ayuda a poner en perspectiva los hechos, rescatando que el proceso de memoria está aún en curso, y precisa del aporte que pueden hacer la historia y la justicia a la búsqueda de la verdad.

A continuación podés leer el documento completo de la CEA:

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Una fecha para no olvidar

El próximo 24 de marzo se cumplen cuarenta años de la ruptura del orden constitucional y del estado de derecho. Un hecho que nunca más se debe repetir ni podemos olvidar.

Era un momento complejo y difícil para toda la sociedad. Argentina vivía una escalada de violencia que culminó en el terrorismo de estado, protagonista de crímenes de diversa índole, entre ellos: la tortura, el asesinato, la desaparición de personas y el secuestro de niños.

Los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia. Sus consecuencias de enfrentamientos, dolor y muerte aún permanecen y se nos presentan como un pasado que tenemos que afrontar y sanar.

La vuelta a la democracia marcó el inicio de un camino de verdad, de justicia y de encuentro entre todos, que urge seguir transitando, para alcanzar la concordia y la amistad social.

El reconocimiento del valor de la vida, de la dignidad y de los derechos inalienables de la persona constituye la base indispensable de toda convivencia humana y del destino feliz de un pueblo.

La memoria del 24 de marzo, este año, coincide con la celebración del Jueves santo, día de dolor y de traición, pero también día en que Jesús manifestó su amor hasta el fin entregando la vida por nosotros. En su Sangre hemos sido reconciliados. “Cristo es nuestra paz” (Ef 2,14) y el fundamento de una esperanza que nos impulsa a construir una sociedad auténticamente humana.

Su ejemplo nos ayuda a cicatrizar nuestras heridas en la verdad, el arrepentimiento, la reparación en justicia y el anhelo de alcanzar misericordia.

173º reunión de la Comisión Permanente

de la Conferencia Episcopal Argentina

Buenos Aires, 14 y 15 de marzo de 2016