“Para muchos somos el Evangelio que nunca leyeron”, afirmó el fundador de la comunidad Entretiempo

jueves, 16 de septiembre de 2021
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16/09/2021 – Rodrigo Fernández Madero, comunicador, miembro de la comunidad Entretiempo y referente próvida, compartió su testimonio e invitó a asumir la misión de anunciar a Jesús a otros. Miembro de Unidad Provida y director general de la agencia de comunicación corporativa Open Group, Fernández Madero relató: “Nací en 1969 en la ciudad de Buenos Aires, tengo 52 años y soy el quinto hijo y menor de una familia católica de la zona del barrio de Recoleta. Mi familia era practicante, los domingos íbamos a misa. De niño era revoltoso, tanto que pasé por varios colegios. Mis padres me acompañaron mucho, siempre fueron muy cariñosos y entendieron que tenían que cambiarme de colegio. Fui al Colegio de La Salle, al San Agustín, al Mitre y al San Marón de los maronitas. Puedo decir que tuve una vida escolar agitada. En el Lasalle participé del movimiento juvenil lasallana”.

“En setiembre de 1985 hice mi primer retiro espiritual en donde conocí el amor de Dios. Fue el retiro “Caminos” del Movimiento de Colores, cuando tenía 16 años. Tras esto me inserté rápidamente en el movimiento e incluso llevé esta experiencia al colegio maronita donde me egresé en el secundario. Jesús fue marcando mi camino de manera especial, siempre llevándome de la mano. Participé de la comunidad de Colores, de grupos misioneros, comencé con los retiros en el colegio San Marón, jornadas y diferentes apostolados.  Siempre tuve una vida social muy activa  e intentando llevar ese mensaje de Jesús por donde vaya. Algunas veces me topaba con algún rechazo pero generalmente era bien aceptado. Estudié la carrera de Administración de Empresas y luego me pasé a Relaciones Públicas. En 1992 me dediqué a trabajar en la consultora con mi padre Gonzalo Fernández Madero, que tenía mucha experiencia en el tema”, agregó Rodrigo.

“En 1997 me casé con Magdalena Carbonell Hervás, su apodo es “Male”. Nos casamos en la parroquia San Pedro Telmo de Buenos Aires. Fueron testigos 6 frailes dominicos amigos. Nos conocimos en un retiro y luego misionábamos juntos en la villa 31. Male es el motor en la fe y la que sostiene toda nuestra familia. Ella trabaja en el ámbito de la publicidad, compartimos la pasión por la comunicación. Tenemos 3 hijas: Trinidad de 19, Rosario con 16 y Paz con 8. En el 2002 fundamos la comunidad de Entretiempo, retiros para la mitad de la vida.  Male me ayuda con la rama femenina de la comunidad”, manifestó. “La idea es parar la pelota en la mitad de la vida y ver como jugaste el primer tiempo de la vida. Entretiempo es la charla técnica, ver cómo estás jugando, qué corregir y qué cambiar para encarar el segundo tiempo de la vida”, describió Rodrigo.

“Solemos tomar la cita del libro del Apocalipsis: “Estoy a la puerta y llamo. Si abres cenaremos juntos”. Eso nos lo dice Jesús”, indicó Fernández Madero. “En el 2018 me sumé a  la lucha provida primero desde la comunicación y luego me fui involucrando desde las diferentes áreas, con movilizaciones, vínculos con legisladores y referentes de otros credos”, añadió. “Seguimos con Entretiempo y estamos creciendo mucho en el país y también en Chile, México y Estados Unidos. El año pasado comenzamos a rezar un rosario diario por zoom por 2 hermanos de la comunidad de Entretiempo que estaban graves por el covid 19 y hoy esta experiencia ya lleva casi 3 meses, sumándose a diario más de 300 personas, y rezando por una cantidad similar. Por esto el Papa Francisco nos mandó un mensaje de aliento, una carta de puño y letra firmada por el santo padre. “Desde el punto de vista profesional tengo una consultora de comunicación y trabajo para empresas y entidades desde el año 2002. Entre otros hemos trabajado para la Conferencia Episcopal Argentina o para la Legislatura porteña”, dijo.

Finalmente, Rodrigo compartió esta oración:

Señor te pido que sigas guiando mi camino

como lo has hecho desde la adolescencia,

desde aquella noche frente al Sagrario

en que golpeaste a la puerta de mi corazón

y me dijiste: “Estoy a la puerta y llamo, si me abres entraré y cenaremos juntos”.

Te pido que nunca cierre la puerta de mi corazón a tu llamado,

que siempre esté atento y que pueda siempre

compartir la alegría de vivirte con el otro,

sabiendo que para muchos puedo llegar a ser

el Evangelio que nadie nunca leyó.

Te pido que siempre me des la fuerza para no apartarme del camino

que vos me propones vivir cada día.

Te agradezco por mi familia con quienes celebro cada día

el milagro de la vida y quienes me ayudan a ser mejor persona.

Te agradezco por mis amigos, en quienes me plenifico.

Te agradezco por mi comunidad en donde puedo

compartir la vida en gracia.

Gracias Señor por el milagro de la vida

Amén.