15/03/2022 – En “Pensar la fe en el cambio de época”, el teólogo y sacerdote betharramita Gerardo Ramos, invitó a enmarcar la reflexión precedente en la historia, imaginario y contexto de nuestro país y la región. “Siento que hoy estamos invitados a renovar nuestro bautismo durante la Cuaresma”, comenzó diciendo. “Tras el Concilio Vaticano II, en América Latina caló muy la opción preferencial por los pobres desde el encuentro en Medellín (Colombia) en 1968. Con el método “ver, juzgar, actuar” se comenzó un camino de diálogo con la cultura que se materializó en Puebla (México), en 10979. Allí el centro se puso en la evangelización y se acentuó en 1992 en Santo Domingo,donde el foco fue el kerigma. En 2007, el entonces cardenal Jorge Bergoglio era el redactor de Aparecida, donde aparece lo del discipulado misionero. Todo esto fue teniendo su réplica en la iglesia argentina”, estableció Ramos.
“Martín Fierro es el protagonista de nuestro poema nacional. Escrito por José Hernández en dos etapas, principalmente en estrofas de seis versos octosílabos, el relato canta, por momentos en forma de payada, la historia de El gaucho Martín Fierro fue forzado por la autoridad a dejar su casa, familia y hacienda en las que vivía y trabajaba, para ser enrolado en la milicia de fronteras. Este texto es un clásico de nuestra literatura que nos refleja como argentinos. Atahualpa Yupanqui en su obra retoma el espíritu del Martín Fierro, que es una figura itinerante porque va y vuelve. Este personaje termina dando muy buenos consejos a sus hijos con un estilo sapiencial y fraterno”, dijo el sacerdote.
“El Martín Fierro podría convertirse, en cierto modo, en una figura del “discípulo misionero”. Toda su vida es aprendizaje que deriva en un legado sapiencial. El canto itinerante, cuyo contrapunto evoca al gaucho andando a caballo, posibilita la transformación de su imaginario simbólico de regresivo en progresivo. Esto se manifiesta en el cambio de actitud de Fierro con respecto a la mujer, de posesiva en ‘su’ mujer o en la de Cruz a oblativa en el acompañar a la cautiva liberada, como así también en la alabanza que de las mujeres hace, opuesta al descreído escepticismo del Viejo Vizcacha”, aclaró.
“En Argentina, la gente confía más en la Virgen o en alguna devoción, sobre todo porque tiene rostro materno. Aquí es más difícil confiar en las instituciones por todos los excesos que suelen tener los caudillismos, por ejemplo. El papa Francisco pide que el teólogo sea hijo de su pueblo, que no se escinda. Esto significa que no se debe hacer teología de escritorio, romper con ciertos ghettos. Esto implica pensar los temas que necesita conocer el pueblo desde la perspectiva teológica”, manifestó el padre Gerardo.
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