El Señor nos sana de nuestras parálisis

lunes, 11 de septiembre de 2023
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11/09/2023 – Compartimos la catequesis del día junto al padre Daniel Cavallo, sacerdote de la Diócesis de San Francisco.


Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo.Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. El se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”.Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió y su mano quedó curada.Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.

San Lucas 6,6-11

El episodio de este Evangelio revela la trayectoria de Jesús que posiciona a la persona y el hacer el bien por encima de toda obstinación legal.

Y enfrenta la novedad del Evangelio contra toda actitud farisaica escudada en la mezquindad de la ley. La realidad es que todo cuanto compromete la comodidad del cuerpo encuentra razones en la mente del perezoso.

Quien no arriesga por amor al pobre, no entiende lo que significa el mandamiento nuevo del Maestro.

Desde el corazón del Evangelio (Evangelii Gaudium)

Santo Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de la Iglesia también hay una jerarquía, en las virtudes y en los actos que de ellas proceden[39]. Allí lo que cuenta es ante todo «la fe que se hace activa por la caridad» (Ga 5,6). Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor»[40]. Por ello explica que, en cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes: «En sí misma la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias. Esto es peculiar del superior, y por eso se tiene como propio de Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de modo máximo»

Señor, sana mis parálisis,

mis vergüenzas, mis miedos,

todo lo que me limita en la acción

y en el servicio, para que mi vida sea fecunda.

Tómame como instrumento

para liberar a los demás de sus parálisis.

Amén.