Benedicto XVI viajó al Líbano del 14 al 16 de setiembre y quizás la palabra más utilizada por el Papa durante este viaje haya sido “paz”.
La paz que ha pedido a cristianos y musulmanes, para que ambos pongan fin a una discordia infinita de guerras que dura desde hace demasiado tiempo. Rechazar la violencia verbal y física, olvidar el pasado, “decir no a la venganza” y “derribar las barreras para crear nuevas sociedades basadas en la fraternidad y la libertad”, este ha sido el mensaje del Papa.
En la homilía de la multitudinaria Misa del domingo el Papa pidió especialmente a Dios para Siria y todo el Oriente Medio, “el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia”. Benedicto XVI dio a todos los libaneses y medio-orientales la respuesta a sus angustias.
“¿Por qué Dios eligió esta zona del mundo” que parece conocer solo el dolor y las turbulencias? Se preguntó también el Papa.“Pienso que Dios la eligió –dijo- para que sirva de ejemplo, para que dé testimonio de cara al mundo de la posibilidad que tiene el hombre de vivir concretamente su deseo de paz y reconciliación”.
En el segundo día de su visita al Líbano, el Papa Benedicto XVI sostuvo un emotivo encuentro con más de 25 mil jóvenesreunidos en el Patriarcado Maronita de Bkerké para participar de una celebración de la palabra.
Al encuentro también asistieron jóvenes musulmanes y un grupo de jóvenes refugiados de Siria, así como religiosos y seminaristas.
El Papa los animó a ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo, así como promotores de la paz y la reconciliación a través del perdón.
Benedicto XVI escuchó el testimonio de algunos muchachos sobre la vida cristiana en Medio oriente y les recordó que tienen "un lugar privilegiado en mi corazón y en toda la Iglesia, porque la Iglesia es siempre joven".
Como mensajero de Paz Benedicto XVI celebró este Domingo la Eucaristía y en su alocución previa al rezo mariano del Angelus el auspicio de paz para Siria y los Países que le son vecinos estuvo en el centro de su mensaje. Una vez más el Papa elevó un enérgico llamamiento dirigido no solo a la Comunidad Internacional sino a los Países árabes para que puedan ser planteadas las soluciones que conduzcan al respeto de la dignidad de toda persona humana.
Una multitudinaria y emocionada gratitud despidió al Papa Peregrino de la Paz, de la que se hizo portavoz también el Presidente libanés, agradeciendo el afecto de Benedicto XVI y su infatigable misión.
Hasta el aeropuerto Rafik Hariri de Beirut llegaron miles de personas para despedir al peregrino de la paz. Ondearon banderas y carteles y corearon estribillos en árabe y francés. “Te queremos”, “Gracias Santidad”, “Benedicto”, eran los más repetidos… Patriarcas, obispos y diversas autoridades civiles despidieron al Papa.
El presidente Michel Sleiman dirigió unas emocionadas palabras en árabe al Pontífice. Se hizo portador de la gratitud del pueblo libanés, reconociendo el esfuerzo del Santo Padre al afrontar este viaje. Dijo entre otras cosas: “Al final de su visita no podemos hacer menos que agradecerle por su afecto y su amor: por lo que hace por la estabilidad de El Líbano y la perseverancia en la protección contra la violencia e injusticia en la vida en este país”, dijo.El presidente finalizó subrayado que “estos tres días hemos vivido momentos inolvidables en los que el Papa nos ha invitado a renovar el compromiso a ser un país de dialogo y testimonio de la verdad en el respeto mutuo”.
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