El proyecto de vida – Primera parte

lunes, 12 de noviembre de 2007
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Después de predicar, Jesús le dijo a Simón: “Lleva a la barca a la parte más honda y echa las redes para pescar”. Simón respondió: “Maestro, no hemos sacado nada a pesar de trabajar toda la noche, pero si tú lo mandas, echaré las redes”. Así lo hicieron y pescaron tantos peces que las redes estaban por romperse.

Lucas 5, 4-6

 

Un proyecto de vida para mí. Mi proyecto de vida. Intentaremos descubrirlo a la luz de la Palabra y buscaremos como es la teoría y la aplicación de este ideal personal. Este sentir en el corazón que no importa cuántos años tengamos, que mientras haya proyectos en la vida hay vida que late y que busca expresarse.

 

Señor llénanos de tu amor y de tu presencia.

Sácianos de la fuerza del Espíritu que inaugura una nueva jornada,

que abra una nueva posibilidad de encuentro con vos a través de esta señal que nos regalás, que se extiende por todo el país,

que te la agradecemos.

Que no la merecemos y bien agradecidos la recibimos,

que queremos acompañarla para que crezca, para que se desarrolle,

para que esta pequeña semilla de mostaza que una vez plantaste entre tu pueblo

alcance a cobijar a todos los que en esta nación buscan paz, gozo, alegría,

y anhelan desarrollar en lo personal y en lo comunitario

un proyecto que permita soñar con lo que vendrá.

Jesús, regálanos esta gracia en la mañana de hoy,

enséñanos a meternos en lo profundo de nuestro corazón

y de lo que tenés vos como sueño en tu corazón, Señor,

para que en la hondura

podamos descubrir el proyecto de vida que tenés preparado para nosotros.

María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.

 

 

El siglo XXI que abre este tiempo nuevo para nosotros de Gracia, es un siglo de sobreabundancia de dones con los que Dios quiere bendecir a su pueblo. La Palabra lo indica, es una cantidad inmensa de peces que no pueden soportar las redes que hasta aquí los discípulos tenían para sacar lo que el mar les daba como posibilidad. Es Jesús el que indica el camino, es el Señor el que muestra el rumbo. Sólo hay que decir que sí y animarse a meterse a lo hondo, a lo profundo. Es en lo hondo y en lo profundo donde tu proyecto de vida se encuentra con la sobreabundancia de dones con los que Dios quiere bendecirte en este tiempo para que descubras que estás llamado a más de lo que hasta aquí has vivido, a más de lo que hasta aquí te has imaginado, a más de lo que hasta aquí has podido soñar, has podido proyectar en tu vida. Es en Dios donde queremos descubrir nuestro proyecto personal de vida. Te invito a que recorramos con Jesús esta travesía mar adentro, a lo profundo, y en estos días, y particularmente en el día de hoy, podamos en lo hondo, descubrir nuestro proyecto de vida.

El proyecto de vida es lo que le da sentido a lo que somos y a partir de allí se resignifica lo que hacemos. Cuando carecemos de él, cuando nos falta, estamos improvisando y entonces la vida se hace mientras vamos tirando, hasta que las fuerzas se nos acaban e implotamos, ya no podemos más. Entonces es necesario comenzar a repensar y a reorientar nuestra vida según un proyecto que le de sentido. El hombre es, desde el punto de vista de la temporalidad, aquél en el cuál el presente está empapado de porvenir y el pasado ha sido digerido e integrado en ese presente. Aquí está la sanidad psíquica de cada uno de nosotros, y esto es lo que quiere regalar la misión de la vida personal. En nuestras catequesis en torno a este tema llamaremos indistintamente “Proyecto de vida” o “Ideal personal” a esta perspectiva que queremos abrir hacia adelante, resignificando, integrando lo que pasó y viviendo con intensidad, o con pasión como lo decía Juan Pablo II, el presente que nos toca vivir. Este ideal personal es el gran medio que regala unidad a la pluralidad de compromisos, de acciones, de servicios, de actividades que tenemos. Desde la mañana hasta la noche tarde vivimos como tironeados por urgencias, por necesidades propias de otros. Somos forjados bajo el fragor de una tensión constante. A veces no vivimos sino que la vida nos hace que “seamos vividos”. Costumbres ancestrales o del medio ambiente social, político, familiar, nos programan sin permitirnos decidir por nosotros mismos. La televisión, la prensa, muchas veces marcan rumbo a la cultura y generan determinismos en el comportamiento que nos hacen vivir bajo esquemas del hombre masa, aquél que hace todo lo que los demás hacen, porque, como los demás lo hacen sin darnos cuenta vamos entrando en ese ritmo, desde nuestro modo de vestir a nuestro modo de hablar, a las conversaciones que se instalan en medio de nosotros, a los puntos de interés, a las líneas de acción de vida, a los modos de orientar la propia existencia. Hay un sentir en el corazón de la masa que determina muchas veces nuestro comportamiento. Si no sabemos diferenciarnos de ella, más que un proyecto, somos una parte del engranaje que para poder seguir subsistiendo tiene que estar dentro de la maquinaria que lo define todo. Queremos tomar distancia de ese modo, de ese estilo, de esa masificación de anonimato en el que nos metemos sin tener rostro ni nombre, siendo sólo un número, un código, una barra de referencia. Que vayamos tomando perspectiva hacia adelante y autodeterminación, en ese sentido, de nuestra propia existencia, es la forma de ir zafando de este modo, de este estilo despersonalizado con el que la sociedad de la masa ha metido nuestro ser personal dentro de la maquinaria donde somos un engranaje más.

Intentamos hacerlo ¿te parece? Para eso te invito a soñar con lo que hasta aquí tal vez no hayas soñado, porque no te animes, porque nunca lo pensaste, porque tal vez te parezca una cosa demasiado idealista o de una etapa de la vida que ya se te pasó, porque a los años los tenés arriba tuyo y no hay nada que te indique que la cosa pueda ser distinta con los que te quedan por vivir. Mentira, no es verdad, también a los 80 se puede tener un proyecto de vida, también a los 70, 60, o 50, y queremos bajar cada vez más hasta encontrarnos con aquellos que verdaderamente lo necesitan como ninguno, como vos, hermano o hermana joven, adolescente, que estás en el momento justo para pensar en lo que vendrá desde una perspectiva nueva esto que llamamos ideal o proyecto de vida.  

Hay que escribirlo al proyecto, no es para pensarlo solamente, hay que escribirlo, diseñarlo. Yo voy a dar las coordenadas en torno a las cuales vamos a ir desarrollando un escrito que hable de nuestro proyecto de vida.

Comenzamos a dibujar, a proyectar, y después vemos como se puede plasmar esto en lo concreto, como cuando uno piensa hacer una remodelación en la propia casa y entonces empieza a diseñar. Eso vamos a hacer en lo referido a nuestro espacio vital, existencial. Papel en mano y birome comenzamos con algunas consignas a delinear nuestro proyecto de vida:

Consignas para comenzar a delinear un proyecto de vida

 

  • Nombre y Apellido … fundamental.
  • De mi padre guardo el siguiente hermoso recuerdo …
  • Aunque también guardo este recuerdo que en mi corazón quedó grabado con un fuerte dolor…
  • Mi madre es/era, una mujer que tiene/tenía una gran virtud…
  • También recuerdo, sin embargo, que me desilusionó una vez …

Podés ir viendo que sos una persona bendecida pero que no todo fue tan fácil, no todo fue tan simple.

  • La primera experiencia de haber sido amado/amada  por Dios la tuve … ¿te acordás lo que pasó? escribilo.
  • De la niñez agradezco especialmente el siguiente momento…
  • Y de mi adolescencia y juventud tengo esta larga lista para hacer memoria …
  • Siento que las personas que más influyeron en mi vida fueron estas tres que ahora menciono:
    • La primera de ella influyó …¿por qué tanto?
    • La segunda influyó en … tenía características bien especiales, recordalas porque marcaron una parte del costado de tu ser personal hoy.
    • Y la tercera persona pienso que determinó mi vida en lo siguiente…
 

  • La experiencia de amor más grande que tuve fue a los …¿cuántos años? ¿te acordás como fue?, ¿lo podés recordar? Tenerlo presente te hace soñar con el tiempo que vendrá. Solamente cuando uno ha sido bien amado y amado bien puede proyectar lo que viene.
  • Lo que más me costó asumir en toda mi vida fue propiamente: …..
  • Hay un hecho positivo que marcó mi vida. Diríamos que la bisagra de mi vida la determinó …… esto es para anotar.
  • Dos grandes regalos recibí en mi vida, o más tal vez, los anoto, fueron sin duda la presencia providente de Dios como Padre.
  • Hoy mi preocupación más grande es: …
  • Y a la vez presiento que lo que me alegraría realmente en esta vida si yo lo pudiera sería: …

Tal vez a ciencia cierta yo no puedo terminar de definir cuál es verdaderamente mi misión en el mundo pero aún intuyo algo que se abre delante mío, que viene de lo más importante de lo que hasta aquí he vivido, de lo que los demás me marcaron, de lo que Dios me acompañó en el camino, y que tiene coherencia con lo que viví hasta aquí.

            Consignas para anotar. Al proyecto lo vamos a iniciar con las respuestas a estas sencillas consignas que hemos compartido, date tiempo entre la música para que puedas anotar y luego compartir algo de lo que va siendo el dibujo de tu proyecto ideal de vida.

            Tenés un sueño por delante y seguramente en las consignas que hemos dejado van a ir apareciendo, reconociendo que aquél sueño es desde siempre y que Dios lo ha ido trabajando en tu vida. En las consignas que te he dado está la posibilidad de descubrir eso mismo, que no hay nada improvisado de parte de Dios, que hay un proyecto bien diseñado, sólo que el quiere que lo hagas conciente y que puedas compartirlo con Él, que te hagas responsable de la vida que el mismo Dios te ha regalado. Tu proyecto de vida en Dios lo podés descubrir en parte siguiendo aquellos trazos que Dios ha ido haciendo en tu propia historia. En las consignas está esta posibilidad de descubrir como y de que manera Dios pasó a lo largo de tu historia en lo concreto, en lo vincular. En las alegrías y en las tristezas con las que te encontraste en el camino hay un proyecto que no comienza ahora, que desde siempre Dios lo soñó y ahora te lo comparte para que te hagas capaz de dar una respuesta y crecer en libertad de cara a el mismo asumiendo vos este protagonismo que Dios sabe que cuando lo asumas tu felicidad va a ser más grande de la que hasta ahora tenés. Seguramente sos una persona feliz, tenés más de un motivo para sonreir en la vida aunque haya algunos motivos por los cuales la mueca de tu boca no se extiende a los costados y el ceño fruncido parece que gana la expresión de tu rostro, sin embargo puede más la alegría, puede más la felicidad, sobretodo cuando nos hacemos cargo de nosotros mismos y somos capaces de asumir el protagonismo que nos toca en el proyecto de vida que Dios pensó desde siempre.

            Para hacer más conciente este protagonismo que te toca y este lugar que te cabe en y de cara al diseño que Dios tiene desde siempre pensado para tu propia historia tal vez te ayuden algunos presupuestos fundamentales para asumir este tu proyecto de vida.

El primero es que vos, como persona, sos un ser original. Lo decimos no desde la perspectiva aduladora sino desde la certeza de la huella digital. La huella digital marca que sos una persona original y esta huella digital marca un ícono referencial de lo original que es todo tu ser. No hay dos personas físicas y psicológicamente iguales. Aún en las personas mellizas o gemelas hay diferencias caracterológicas notables. La influencia y el trato en la educación determinas actitudes concientes o inconcientes que dan forma a nuestra personalidad y nos hacen distintos aún cuando hayamos sido mellizos o gemelos. Desde una perspectiva teológica, podríamos decir así, Dios nunca crea en serie, no hay un molde en la creatividad de Dios, porque es amor y el amor es creativo. Cada uno de nosotros es originalmente distinto. Sin embargo, esto que es evidente, no es tan evidente. Muchas veces vamos entrando en la idea de que somos todos iguales. En algún sentido sí, y en otro sentido no. En términos de derechos somos todos iguales, y somos distintos, también hay que decirlo. A veces esta igualdad la recibimos desde el ámbito de la moda: “Hay que vestirse a la moda” y vamos a los mismos lugares de vacaciones, y tenemos las mismas costumbres y vemos los mismos programas de televisión, hablamos los mismos temas que se hablan en todas partes. ¿Sabés que pasa? en la sociedad de consumo, cuando todos entramos en la masa es más fácil para el comercio, de esta forma se vende y se compra mejor y más rápido. En este sentido el mundo es chiquito y si vos te dormiste en el avión, viajando de Córdoba a San Pablo y de repente fue muy hondo tu sueño como una vez me pasó a mi, y bajé y me llevaron a Campiñas, una localidad cercana a San Pablo, de repente no sabía si estaba en Córdoba o en San Pablo de lo dormido que estaba y de lo parecido que era el paisaje, parecido por las publicidades, por los negocios, por los autos, las autopistas, la ruta. El mundo se ha vuelto una aldea, se ha hecho un pañuelo, sin embargo somos originales, somos distintos, cada uno tiene su gusto propio, sus inquietudes propias, su propia historia. No hay dos historias iguales, cada historia es original. Así como no hay dos temperamentos iguales tampoco hay dos biografías iguales aún cuando hayamos nacido bajo el mismo techo. Escuchar la historia de alguien es como asomarse a una ventana que permiten descubrir panoramas siempre nuevos para nosotros. Es tan hermoso poder dialogar con alguien que cuenta y hace relato de su propia historia, es tan saludable escuchar con actitud expectante la historia de otro, nos ubica en otro lugar vincular, nos relacionamos de una forma distinta, nos relacionamos de un lugar desde donde no conocemos, no sabemos, termina con los prejuicios. Los prejuicios son juicios infundados que no tienen relación a lo que el otro es sino a una forma de entenderlo al otro que me permite desde mi, sin arriesgar mucho de mi mismo, vincularme con el otro, pero cuando yo me abro a compartir la propia historia y recibo la historia del otro, cuando lo hago con actitud comprensiva, con deseo de conocer, conocer amando, y amando entendiendo, el otro es una gran oportunidad de meterme en mundos desconocidos para mi y una gran posibilidad de auto comprensión, porque si bien es cierto que las historias son siempre originales, hay algo de la historia del otro que refleja una parte de mi mismo y en la escucha de la historia del otro se abre una posibilidad de auto comprensión personal tal vez desconocida. Toda persona es original, toda persona vive una historia original. Dos consignas claves para poder pensar en un ideal o proyecto de vida.

            Además de nacer con una huella digital distinta y de tener un relato histórico distinto, nosotros somos personas que tienen inquietudes distintas y originales. Es verdad que nacimos en una misma familia y que cuando nos ven por la calle nos dicen que somos parecidos a nuestros hermanos, sin embargo nuestra historia tiene rasgos distintos porque nuestras inquietudes también fueron distintas y allí nos diferenciamos, vamos influyendo unos a otros y programando comportamientos, hábitos, actitudes, hablamos parecido los que hemos nacido en la misma casa, o tenemos modos muy similares de expresión y sin embargo hay algo que es distinto y esto es lo que hace original nuestro propio camino. Cada uno alberga en su corazón deseos, sueños originales, pasiones, expectativas, necesidades propias, escribilas, porque aunque no estén en las consigas que hemos dicho son así, y hay una escala de valores, prioridades, preferencias, objetivos, vivencias subjetivas que van conformando un cuadro multifacético que es lo que llamamos identidad personal. No aparecen en nuestro DNI, en ese con el que tenés que hacer todos los trámites pero sí aparecen en el trámite de la vida, mientras va transcurriendo, tu DNI que tiene que ver con todo esto que decíamos recién, valores, prioridades, preferencias, gustos subjetivos y objetivos, van conformando tu forma de ser. Estas originalidades determinan y configuran tu proyección o tu misión personal. En el temperamento, en la historia personal, en las inquietudes y expectativas propias puede ya uno intuir un sentido, un para qué estoy en el mundo. Cuando uno no encuentra su lugar en el mundo empieza a descubrir que el mundo no tiene que ver con uno ni uno tiene que ver con el mundo, podría no estar. Es la razón más honda de ser de la depresión el no encontrar un lugar en el mundo, en cambio, cuando uno encuentra su lugar en el mundo descubre el para qué está en el mundo y su vida adquiere sentido. Cuando es la sociedad de masa la que determina la autoconciencia personal, habitualmente las personas, si no logran diferenciarse de el pensamiento, de las actitudes, de las líneas orientativas, de las formas culturales que determina la masa, no termina por encontrar su lugar en el mundo, y por eso vivamos en una sociedad que pueda ser definida como depresiva en algún sentido, porque la masa no encuentra su originalidad, las personas que la constituyen su propia historia, sus rasgos identificadores, no encuentra su para qué, su razón. Encontrar un lugar en el mundo es posible cuando uno supo encontrarse con uno mismo y es el intento de esta parte primera de estas catequesis en torno a un proyecto personal de vida. Encontrarte y a partir de allí, con los rasgos típicos, los tuyos, haciéndote cargo, sin querer borrarlos sino asumirlos poder descubrir cuánto vale tu presencia en este mundo y cómo no sos un trámite, como no sos un número, como no sos un legajo, como no sos un engranaje de la maquinaria mundial, del gran mundo o del pequeño mundo, sino que sos un alguien, una alguien que vale y tiene mucho para aportar a un mundo que espera de cada uno de nosotros.

                       

 

                                                                                                                      Padre Javier Soteras