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Entre Nosotros
Ceferino Namuncurá
viernes, 9 de noviembre de 2007
Ceferino era hijo de Manuel Namuncurá, un guerrero, un luchador, un líder heroico que peleó en la batalla del 5 de Mayo de 1883 contra el ejército del general Roca, lo que fue la campaña del desierto.
No sé si esa victoria es para enorgullecernos o para enlutarnos.
Además, Ceferino era nieto del caudillo mapuche Cafulcurá, que fue el terror de estas tierras, el terror de los españoles, era un guerrero temible. Perdieron. Una derrota humillante, dolorosa, sobre todo si uno tiene en cuenta donde quedaron recluidos, encerrados, atrapados los mapuches después de esta derrota.
Pero la elevación a los altares de don Ceferino Namuncurá ha otorgado para su pueblo una gloria cuyos laureles no se marchitarán nunca.
Días pasados estuvimos charlando con un especialista en derecho canónico que nos contó como ha sido el proceso y la causa para la beatificación de Ceferino.
Todo el proceso es largo, es prácticamente un juicio donde hay pruebas, y para que una persona sea declarada beata es necesario que haya un milagro demostrado, donde no haya explicación natural posible.
Valeria Regina Herrera, es quien recibió éste milagro de Ceferino Namuncurá.
Vamos a compartir el testimonio de ella.
“Mi diagnóstico era un carcinoma que significa un cáncer de útero muy invasivo que a los días de haber hecho una cirugía donde se extrajo todo el material para analizar a los dos ó tres días ya había hecho metástasis con ocho tumores que se palpaban perfectamente, necropsia de tejido, osea, presencia de tejido muerto y el diagnóstico era ese.
Necesitaba urgente comenzar con una quimioterapia. Esto fue un día viernes.
Me piden que por favor me presente al día siguiente en un hospital público para empezar la quimioterapia y esa misma noche es cuando yo encuentro la revista editada por La voz del Interior y presentaba una lista de todos los posibles santos argentinos. Entre todas las columnas donde estaban las fotos con el rostro de cada uno de esos posibles santos encontré esa misma imagen que tenía mi abuela de Ceferino Namuncurá.
A partir de ese momento me identifiqué directamente como si fuésemos amigos de siempre porque leí que había deseado ser sacerdote para misionar entre los suyos, leí su padecimiento, su agonía, su dolor físico y todo eso, realmente, me hizo sentir como amiga.
Y el artículo se resumía diciendo que para ser santo se necesitaba un milagro y le pedí que ese milagro lo hiciera conmigo porque realmente necesitaba de un milagro, que él sabía que yo había misionado en comunidades tobas, wichis y yo quería seguir haciéndolo.
El sábado siguiente me tenía que presentar en el hospital Rawson para que los médicos que me iban a seguir en el tratamiento me conociesen y me revisaran. Lo hice y me pidieron que vaya el lunes a primera hora para quimioterapia, que vaya y que no se me ocurra quedarme en mi casa.
Le pedí a mi esposo que me llevara a casa, quería tratar de hacer la vida lo más normal posible. Fuimos al río, después fuimos a misa y recibí la unción de los enfermos por parte del párroco y el lunes a primera hora volvimos al hospital.
Me hacen la ficha de ingreso, me dan un carnet y la médica, antes de que me vaya al pabellón me pide una nueva revisación y ahí es cuando se constata que no se palpaba ningún tumor y que no había necropsia de tejido, sino que estaba todo sano.
Me piden un nuevo dosaje de hormona porque no entendían absolutamente nada y mi nivel de hormona había bajado a la mitad en relación al nivel que tenía el viernes.
Me dijeron que me quede en Córdoba y todos los días me sacaban sangre y me hacían juntar orina para ver el dosaje hormonal, para ver si seguía bajando y el médico que me había derivado me decía “no sé que has hecho, la clínica es una revolución porque directamente nos dijeron que no pueden decir que pasó, solamente que es una involución espontánea”, realmente no tenían palabras para decir que había pasado científicamente.”
“Me dijeron que esto iba a ser público y así sucedió, después de cuatro años más o menos, un religioso de la Congregación Menesiana un día llegó a casa y me pregunta si yo había tenía una curación milagrosa. Yo le contesté que si y cuando le dije que mi oración había sido a Ceferino Namuncurá se desinfló porque el había pensado que yo había invocado al fundador de ellos que es Juan María de la Mennais.
Me preguntó si tenía la documentación médica y le dije que tenía todo el legajo. Me pidió fotocopias de todo porque al otro día viajaba a Roma, llevó toda la documentación a Roma a la casa de los salesianos y creo que lo recibió el Padre Daniel Cóvolo y él se contacta con el Padre Dante Simón y lo nombra vicepostulador porque estudia este caso.”
“Este es un camino que no tiene marcha atrás, ahora hay que caminar, venga subida o bajada hay que seguirlo.
El miedo mío es que esto sea como una bengala, sale disparada, todos miramos las luces, que lindo!, se apagó la bengala y ya está, entonces que no sea eso, que sea el comienzo de un camino nuevo porque si la causa ha salido ahora es porque la sociedad necesita un modelo como la vida de Ceferino ahora, no hace 100 años. Ahora. Ahora se necesita la sencillez, se necesita la obediencia, se necesita el respeto, se necesita el silencio, se necesita el atender al otro en lo pequeño.”
El Padre Ricardo Nocetti, párroco de Nuestra Señora de Luján, en Chimpay, Río Negro, escribió el libro sobre la vida de Ceferino Namuncurá “La sangre de la tierra” y también produce una revista “Ceferino misionero”.
Está entre nosotros y le agradecemos infinitamente porque sabemos que debe tener mucho trabajo a esta altura del partido.
Gabriela Lasanta: Padre Ricardo, ¿cómo estás?, bienvenido y muchas gracias por estar entre nosotros.
Padre Ricardo Nocetti: Buenos días Gabriela, el equipo y a los oyentes de Radio María.
GL: Padre, están muy atareados me imagino ¿no?
PRN: Así es, están viniendo peregrinos desde el día lunes, estamos tratando de atenderlos y hacer frente a los imprevistos que nunca faltan.
Cuando uno vive situaciones de estas características.
GL: ¿Cuántos habitantes hay en Chimpay?
PRN: En Chimpay hay unos 5000 habitantes pero un área rural bastante poblada así deben llegar a los 6000.
GL: ¿Cuántos peregrinos van a recibir?
PRN: Eso no lo sabemos, lo sabremos recién el domingo a la noche.
GL: Padre, no vamos a hacer una biografía cronológica de Ceferino porque eso lo puede conseguir cualquier persona. Pero sí me gustaría que destaques algunas etapas de la vida de Ceferino que son particularmente significativas para los argentinos, sobre todo.
Recién, escuchando a Valeria Regina Herrera el relato del milagro, cerró diciendo que Ceferino tiene que ser conocido ahora, no hace 100 años porque hoy la Argentina necesita su silencio, esa atención a lo pequeño, esa obediencia, esa sencillez.
¿Qué te ha llamado a vos, particularmente, la atención de la vida de Ceferino?
PRN: Creo que podemos, de alguna manera, sintetizarlo en el lema de la beatificación “Ceferino, hijo de Dios, hermano de todos” Ante todo hijo de Dios, Ceferino ya desde muy pequeño, junto con la lecha materna aprendió, recibió de su pueblo, de su etnia toda una serie de valores profundamente religiosos, lo re ligaban a Quenechen, al supremo hacedor de todo o a Futachan el gran padre de todos los hombres.
El pueblo mapuche es un pueblo profundamente religioso que remite inmediatamente a Dios todo lo que acontece, tanto los fenómenos naturales, las lluvias, las sequías, la nieve, las pariciones o no de los animales, como los hechos personales, los sueños, las derrotas o las victorias, etc.
Todo se trata de remitir a la fuente y al origen que es justamente Dios, el Padre y Ceferino cuando se encuentra con el Evangelio de Jesús sobre todo a través del catecismo, aprende a descubrir en Jesús el camino para llegar al Padre, por eso “hijo de Dios”.
Recuerdo que cuando hicimos la reunión para elegir el lema, se estaba ya manejando el lema “Ceferino hermano de todos” y un misionero que está entre los mapuches actualmente dijo que tiene que haber una referencia a Dios, no se entiende el pueblo mapuche sin esta referencia directamente. Entonces fue “Ceferino hijo de Dios”.
Él vivió intensamente a lo largo de toda su vida unido a Dios a través de la oración, a través de la búsqueda de la voluntad del Padre, a través de las cosas sencillas que iba haciendo y ofreciendo cada día.
Y luego “hermano de todos”, Ceferino fue un chico que vivió siempre pendiente de los demás, siempre pensando en los demás. Desde muy chiquito abriendo los ojos a su realidad familiar, ayudando a su madre, a su padre, a sus hermanos.
Cuando él decide irse de la tribu, lo que para él sin duda representó un momento de desgarramiento muy fuerte, porque significaba dejar su familia, su tierra, su mundo para ir rumbo a lo desconocido, ¿por qué lo hace?
“Papá, mirá que mal estamos, hay que hacer algo, quiero estudiar para ser útil a mi gente.”, pensando en su pueblo toma esa decisión. Luego el testimonio concorde de todos los que fueron compañeros de el o superiores de que era el que estaba siempre dispuesto a la gauchada, al servicio, el que daba siempre el primer paso, el que se ofrecía voluntariamente cuando había que hacer algún trabajo.
De modo que a lo largo de toda su estadía en los colegios salesianos de Buenos Aires y Viedma, esa actitud de servicio, hasta que se está muriendo en el hospital y traen un muchacho a la misma habitación donde está el y Ceferino le dice al enfermero “de mi no se preocupe porque yo ya estoy próximo a partir, además ya estoy acostumbrado a la enfermedad, atiéndalo a él, vea cuanto sufre ese muchacho, como tose de noche”. Ceferino se está muriendo pero está pensando en el otro.
Además, desde una realidad de dolor, de cruz, porque no nos olvidemos, Ceferino viene de un pueblo derrotado, humillado, discriminado.
Aquí mismo, en Chimpay, ellos van a ser desalojados. Después de haberles dado la tierra los desalojan con un engaño y los llevan a San Ignacio junto al río Aluminé que son unos pedreros que no sirven para nada.
GL: Están todavía allí comunidades mapuches ¿no?
PRN: Claro, hasta el día de hoy sigue la tribu Namuncurá en ese lugar.
GL: Es tierra de nadie donde no hay nada, todo piedra, frío, viento.
PRN: Entonces Ceferino viene de esa realidad de opresión y al mismo tiempo, cuando va a la cultura blanca, no se deja enredar por la resignación de pensar que esto no hay quien lo arregle, no por la queja, ni por el rencor, sino que se abre a la reconciliación.
Por eso es interesante la definición de Ceferino como “el canto de las lágrimas”. Desde las lágrimas del desencuentro y de la opresión Ceferino entona un canto a la vida, a la esperanza, a la reconciliación.
GL: Padre, llama la atención que por las venas de Ceferino circula sangre muy guerrera. Manuel Namuncurá fue un líder muy luchador, ni hablar de Cafulcurá que fue un mapuche temible, ¿cómo habrá visto su tribu, su familia, su gente, particularmente su padre, esa conversión a la religión huinca, a la religión de los blancos?, ¿no lo viven como una traición, como un abandono, como una resignación?, ¿hay alguna referencia?
PRN: ¿Por el papá de Ceferino?
GL: Por el papá y por Ceferino, si alguna vez se ha planteado esto.
PRN: Ceferino se mantiene siempre fiel a sus raíces, nunca reniega de su cultura, de su historia, de todo lo que él es y justamente no reniega ni contrapone una cosa a la otra porque decía, y los obispos patagónicos en su mensaje también han sido muy claros, la semilla del Verbo están muy fuertemente presentes en la cultura mapuche.
De modo que cuando Ceferino se encuentra con el Evangelio, no pierde nada de lo bueno que trae, al contrario, esto resulta plenificado.
Por otra parte, su padre también había recibido el bautismo y su padre se toma muy en serio su fe cristiana cuando decide casarse, él tenía el privilegio de tener varias mujeres y cuando decide casarse, se casa por civil y por Iglesia y empieza a hacer una vida seria de buen cristiano.
GL: Osea que su conversión no fue obligada ni tampoco una suerte de negociación para obtener beneficios de la cultura blanca, ¿fue una conversión real?
PRN: Sin duda, además no podía, en ese momento, de ninguna manera ser como una negociación porque la generación del ´80 que gobernaba era beligerantemente anticristiana. Por hacerse cristiano no iba a obtener ningún beneficio.
Así que es interesante este hecho porque cuando Namuncurá se casa, la elegida no es la mamá de Ceferino, y eso para él va a representar un gran dolor porque ella se retira de la tribu, primero se junta con un indígena de la tribu Yanquetruz de Zapala y finalmente va a pedirla a Clarisa Namuncurá, una hermana de Ceferino, pasar sus últimos años en San Ignacio, donde muere.
Para Ceferino va a ser un dolor muy grande porque siempre preocupado, es un chico que nunca se olvida de nadie, que vive pensando en los demás y preguntando donde está su madre, quiere tener noticias de ella, mandarle sus noticias.
GL: ¿El se queda con su papá pero su mamá se va? La mamá al no sentirse elegida se va de la tribu.
PRN: Y siempre tratando de escribirle. Ceferino es un gran escritor de cartas, gracias a Dios se conservan unas 60, pero él con todos aquellos con los que ha tenido algún tipo de vinculación les escribe.
GL: Ceferino va a Buenos Aires intentando abrir nuevos caminos para los de su tierra, para los de su pueblo. “Papá, mira que mal estamos, envíame a Buenos Aires”, supongo que quería estudiar.
¿Cómo es que termina en el colegio Salesiano, Padre?
PRN: Manuel Namuncurá es un hombre de una extraordinaria capacidad de relación, el después de rendición y después de la firma del tratado de paz con el gobierno argentino, se ve que en sus viajes a Bueno Aires hace muy buenas migas con varias personalidades de la época.
Hay entre otras cosas una anécdota muy risueña. En un banquete que le ofrece Estanislao Cevallos que es un gran personaje de la época, que ha sido diputado, ministro, un gran historiador y le ofrece un banquete a Namuncurá.
Namuncurá era un hombre muy formal, como todos los mapuches, y siempre en las tratativas oficiales iba con un lenguaraz. El se hacía traducir las cosas, él hablaba una media lengua, algo de castellano hablaba.
Al final del banquete, Cevallos le pregunta “que tal don Namuncurá, ¿qué le pareció el banquete?”, y no se sabe si por su media lengua o por sólo picardía porque era también un hombre muy astuto, le dijo “no se preocupes doctor, cuando se está entre amigos cualquier porquería es buena.”.
Namuncurá que se había hecho de muchas amistades en Buenos Aires, cuando va, consulta primero con un general del ejército y le recomienda una escuela que está en el Tigre, una escuela taller que actualmente es museo naval y cuando Namuncurá va a visitar a su hijo después de unos días, Ceferino le dice “papá, discúlpeme, pero no estoy bien, no me adapto, se ve que esto no es lo mío, me vuelvo a la tribu”, y Namuncurá preocupado se aconseja con el ex presidente Sáenz Peña de quien era muy amigo y él le recomienda que pruebe en el colegio salesiano de Almagro, que él veía a los chicos felices, en un ambiente de familia, de alegría.
Namuncurá lo lleva a Ceferino al colegio Pío IX y cuando lo va a ver después de unos días, Ceferino le dice “papá, aquí estoy bien, puede volver tranquilo a la tribu, aquí yo voy a estudiar”, y allí va a hacer todo su proceso de discernimiento del Evangelio desde el catecismo y también su aprendizaje como alumno de escuela.
Los Namuncurá en general, son gente muy inteligente, Namuncurá también fue un excelente alumno.
GL: Tiene una avidez por aprender.
PRN: Si, y cuando es un poco más grandecito, es auxiliar catequista en el oratorio que está en frente, luego en el coro.
GL: ¿Allí de alguna manera conoció a Carlos Gardel? Porque fue amigo o conocido de Carlos Gardel ¿puede ser?
PRN: Coincidieron en aquella época en el colegio y en el coro, incluso en un concurso de canto que se hace, Ceferino saca el primer lugar y en el segundo está Carlos Gardel.
GL: ¡No me digas! ¿Cantaba mejor que Carlos Gardel? ¡Lo que nos perdimos!
PRN: Dicen que tenía una voz hermosísima, después quedó muy afectada obviamente por la enfermedad, por la tuberculosis.
GL: Lo que habrá sido realmente, para que el saque el primer lugar. Entonces eran conocidos y compañeros…
PRN: Claro, estaban en el pupilaje así que compartían las cosas.
GL: Ahí es donde Ceferino decide ser sacerdote ¿no?
PRN: Ahí es donde él empieza a sentir el llamado de Dios, se aconseja con los superiores e inmediatamente se convierte para él en una idea fija.
GL: El quería volver a misionar a su pueblo como sacerdote ¿no es cierto?
PRN: Claro, exactamente, y entonces la gran preocupación y la gran cruz de Ceferino “tengo que ir al seminario, tengo que ir al aspirantado, tengo que empezar a prepararme para ser sacerdote” cosa que nunca va a poder realizar.
GL: ¿Cuándo se entera que tiene tuberculosis? ¿Cómo es esa etapa de su vida?. Desde el momento inicial ¿fue un pronóstico reservado o terminal?
PRN: En ese tiempo era muy difícil curarse de la tuberculosis, no existía la Penicilina. Los salesianos van a hacer todo lo posible, en este tiempo se consideraba que dos cosas muy importantes se necesitaban: el buen aire y la buena comida. Por eso lo envían después a Viedma donde los salesianos han fundado el primer hospital de la Patagonia, pensando que los aires sureños le van a asentar mejor, y ahí lo van a tratar de alimentar bien.
Pero ya se sabía que en ese tiempo era difícil, más para los indígenas que no tenían defensas.
Es interesante su vida, yo hace poco escribí un artículo para una revista “Vida pastoral” diciendo que Ceferino, entre otras cosas, representa la oportunidad de que la sociedad argentina pueda saldar ciertas deudas que tiene.
Porque fíjense que Ceferino, de alguna manera, está en todo el entramado histórico de la generación del ´80. la generación del ´80 tiene el gran mérito de haber echado las bases de la organización nacional.
GL: Jurídicamente hablando.
PRN: Si, tiene un proyecto de país y comienza a realizarlo. Pero un proyecto de país que tiene como modelo las naciones europeas, y el incipiente Estados Unidos y que da la espalda a la Argentina profunda, a los pueblos originarios y que al mismo tiempo es una generación beligerantemente antirreligiosa.
No nos olvidemos que justamente en esa época, sino recuerdo mal, entre 1884 y 1900, el gobierno hasta tiene las relaciones cortadas con el Vaticano.
De modo que yo pienso que la figura de Ceferino representa la posibilidad de saldar estas deudas que la sociedad argentina tiene con la Argentina profunda y con los valores religiosos.
GL: Nos has hecho reflexionar, escuchando este último comentario y lo asocio a lo que dijo Valeria, que no es casualidad que ahora sea proclamado beato Ceferino, ahora es cuando la Argentina tiene que escuchar su testimonio de silencio, de obediencia, de sencillez.
Ahora que vos hablás de la generación del´80, ahí se tenía a la Argentina como granero del mundo, porque la Argentina era la gran proveedora y se enriquecía aunque repartía muy injustamente, constituyéndose la abastecedora de los grandes.
De alguna manera, también ese modelo se está reproduciendo ahora, la Argentina como gran granero del mundo, pero que no termina de generar una “revolución productiva, industrial” que tiene una gran cantidad de dinero en sus depósitos pero que no logra encontrar políticas de distribución para que todo ese dinero llegue a los más necesitados.
Hice una asociación y quizá también para esto, Ceferino sea proclamado beato en este tiempo.
PRN: Yo pienso que Ceferino tiene mucha actualidad por diferentes motivos. En primer lugar, está el tema de la interculturalidad, a la cual hoy atendemos con mucho interés. Si bien está la aplanadora que el único cometido es el mercado y anular todas las diferencias entre ellas solamente cuando hay un objeto de consumo.
Ceferino se anima entonces a respetar la diversidad cultural, a saber aprovechar de cada cultura lo que es bueno para el desarrollo del ser humano.
Pensemos que el Evangelio de Jesús no se identifica con ninguna cultura, sino que se abre a todas para fecundarlas y para purificarlas, para que puedan dar lo mejor de sí mismas.
Y también, de alguna manera, Ceferino mapuche, tiene un mensaje ecológico en un mundo donde se están contaminando los elementos primarios, que importante que es que sepamos recoger el legado de los pueblos originarios, de cuidar la tierra, el aire, el agua, que hoy están tan contaminados por plaguicidas, por tantas cosas que andan dando vueltas en el ambiente.
Luego, también en una sociedad que está en crisis de valores, Ceferino encarna una serie de valores que dignifican la vida, la persona humana.
En una población como la patagónica que tiene muchos jóvenes, Ceferino también representa esta lucha por vivir un ideal, por superar las dificultades, por no quedarse en la resignación sino saber apostar a la vida, saber jugarse por las cosas que realmente valen la pena.
Creo que todo esto es muy actual en el mensaje de Ceferino.
GL: ¿Cómo toma la comunidad mapuche esta noticia de la beatificación de Ceferino? ¿Va a estar presente de alguna manera en los homenajes que se van a rendir en este día?
PRN: La comunidad mapuche en su conjunto lo tomó con mucha alegría. Ha habido una voz discordante por allí, pero que es excepcional.
De hecho, vamos a tener a la tribu Namuncurá que son alrededor de 100 personas, luego van a estar representados al menos 25 agrupaciones mapuches, muchísimos mapuches que ya están integrados en diferentes ciudades o pueblos del país y luego, incluso, vienen 200 mapuches de Chile.
GL: ¿Tienen pensado dentro de los actos alguna representación típica del pueblo mapuche?
PRN: Ya el sábado a la tarde ellos tienen a su cargo el rito mapuche del atardecer, el domingo al mañana la oración de la salida del sol que es muy hermosa, a las 6 de la mañana, junto al río se hace en lenguas.
Y en la celebración central, ellos van a tener a su cargo el rito penitencial y luego van a acompañar al obispo pidiendo en su propia lengua y otro que lo traduce al castellano, la beatificación de Ceferino.
Finalmente en la oración de los fieles también se va a hacer en alguna de las lenguas de los pueblos originarios.
GL: Que hermoso va a ser. Bueno Padre, te dejo porque suponemos que estás muy ocupado. Muchas gracias por todo.
PRN: Gracias a ustedes, hasta pronto.
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Radio María