Sanación interior

sábado, 1 de diciembre de 2007
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Siguiendo con estas catequesis que tratan de hacerlos crecer interiormente hoy trataremos el tema de la sanación interior. Quiero, de alguna manera, siguiendo al padre Miguel Scalan hablar un poquito de lo que es la profundización en el servicio de la sanación interior y para ello tenemos que saber distinguir las heridas superficiales de las profundas. Tenemos que respetar el tiempo señalado por Dios para efectuar una sanación interior. Sanación es distinto de crecimiento espiritual y un consuelo de Dios. Sanación significa el proceso por medio del cual lo que está herido interiormente queda totalmente sano. Proceso, digo, o sea una cosa gradual. Es un proceso inducido naturalmente para conseguir la salud integral. Una sanación espiritual es una sanación por la cual los estímulos espirituales aceleran el proceso natural.

 

La sanación puede producirse de una manera milagrosa pero no es necesario que así sea. Sanación interior es la sanación del hombre, varón o mujer, interior. Por hombre interior entendemos el área intelectual, de la voluntad, el área afectiva y también lo que llamamos comúnmente la mente, la voluntad y el corazón, a eso se refiere, intelecto, voluntad y afectividad que es también la emotividad, la sensibilidad pero también incluyendo otras áreas como las relativas a las emociones Psiquis alma y espíritu. Entonces, como vemos, se distingue de la sanación física aunque no siempre se separan digo, se distinguen. El Señor Jesús la realizó durante su ministerio fuertemente La experiencia nos ha demostrado que después de la oración se consigue más la sanación interior que la física. Muchas enfermedades físicas desaparecen cuando se ha obtenido la sanación interior.

 

Por eso la oración que hacemos por la sanación de otros en el servicio de la sanación, cuando yo estoy orando por otro cuando estoy intercediendo por otro, cuando estoy mediando u ofreciendo por otro horas delante del Santísimo, ayuno, obras de misericordia, espiritual o corporal, la santa misa, servicio, apostolado, y sobre todo cuando estoy también en la intercesión por esa persona en la Eucaristía, en la misa ¿no?
Somos, en ese momento, siempre instrumentos de Nuestro Señor para que se sirva de nosotros y obre a través de nosotros. Ayudamos a esa persona a tener una relación buena con el Señor y a participar en la oración por esta sanación por eso es bueno también involucrar a la otra persona por la cual estamos orando, en la oración por ella misma. Las heridas que necesitan sanación interior no son solo individuales, a veces son comunitarias o a veces son familias enteras que necesitan esta sanación interior en este caso se requiere que las personas sean primero sanadas para que puedan después reconciliarse de verdad.

 

Esto tiene un valor especial por ejemplo, con matrimonios distorsionados. Cuando hablamos de un servicio de sanación entendemos la súplica de intersección que busca la salud interior de una persona que está presente y desea esta sanación. Cuando hablamos de ministerio, la palabra ministerio significa servicio. Cuando hablamos de un servicio de sanación entendemos esa súplica que una persona o un grupo de oración o una comunidad entera esta haciendo por la sanación interior de una persona que está presente y además está abierta porque desea esta sanación. Por eso Santiago en su carta cap. 5 dice

“Oren los unos por los otros para que sean sanados”

Entonces, nos sanamos interiormente cuando recibimos el regalo de la paz de Cristo. Cuando recordamos con paz lo que antes nos hería ahora nos llena de un profundo gozo en el Señor. Estamos plenamente sanos cuando experimentamos la plenitud de la paz de Cristo. ¿Y cuales son las señales de esta paz? Un profundo gozo por ejemplo. “Alégrense en el Señor” diría San Pablo. Que poco felices son muchos cristianos ¿no?. Este gozo es producido por la presencia del Espíritu Santo, claro, la presencia de este Espíritu en nosotros, no es un gozo pasajero, emotivo solamente una cosa psíquica, emocional además por una gran confianza para presentar nuestras plegarias al Señor y esperar sin angustia que obre El como quiera, con una gran libertad ante el Señor, con una gran libertad ante sí mismo también. Y también la paz de Cristo que produce los frutos del espíritu como dice Gálatas 5-22 . Fíjense que muchas veces la gente viene a los grupos de oración, a las comunidades por sanación interior pero no quieren perdonar u olvidar un resentimiento o un rencor. Que curioso ¿no? Así no se puede tener la paz de Cristo. En este sentido yo quiero ser muy concreto, a veces vamos a buscar libritos por aquí, por allá de autores que son muy promovidos o muy promocionados por algunas editoriales, católicas o no, y esos libritos que se ponen así muy en boga a veces son muy Light, que quieren que les diga y sí, porque hablan de mucha paz, de mucha cosa pero no se dice que si no hay conversión a Cristo Jesús de verdad, si no hay perdón de verdad por pura gracia de Dios, no hay paz.

 

 No se trata de poner una musiquita de fondo para que tengamos paz al estilo de una especie de Budismo, por decir así, se trata de que el Señor quiere sanarnos por dentro por eso la paz de Cristo está basada en una nueva presencia de Jesús a través de su espíritu en el centro de nuestras vidas y solo podemos aceptar y cooperar con el Espíritu de Jesús invitándolo a que penetre encada área de nuestras vidas incluso en aquellas áreas que nosotros no queremos mostrarle al Señor, que ni siquiera conocemos nosotros mismos esas áreas que permanecen oscuras, frías, inertes o sea que no hay que dejar ninguna zona prohibida para el Señor. Ninguna zona, ninguna área de nuestra vida tienen que quedar prohibida para el Señor, vedada todas las puertas tienen que estar sin cerrojo sin candado, abiertas para que entre la gracia del Señor.

 

Vamos avanzando en este tema que es un aporte para que sepan lo que es la sanación interior y también para que nos animemos a ser intercesores en grupos, en comunidades o a nivel personal para orar por la sanación interior propia y también la del otro. El ministerio o servicio de la sanación interior tiene su base también en lo que dice San Pablo en la 2ª carta a los Corintios 5-18 cuando dice “Todo proviene de Dios que nos reconcilio con Cristo y nos hizo ministros de la reconciliación, servidores de la reconciliación”

Ahora bien, como la reconciliación presupone la sanación entonces también nos confirió el ministerio de la sanación interior. ¿Cómo podemos comunicar la paz de Cristo que es la sanación plena? Es una buena pregunta. El ministro tiene que sentirse antes que nada, frágil, débil, vulnerable, pecador también y estar convencido de que quién sana es el Señor y no él.

 

 O sea que él no tiene que ser el centro, el ombligo él tiene que ser canal no tiene que ser cisterna, canal para que pase la gracia de Dios tiene que sentir verdadera compasión y amor por el enfermo además tiene que amarlo con el amor de Cristo para que el otro se sienta amado por Jesús. Tiene que pedir la gracia de trasmitir el amor del Señor. Cuando es un equipo el que lo hace, un grupo de oración asegura mejor la presencia del Señor para sanar al enfermo en el nombre del Señor y se evita el peligro de la vanagloria tan propia de algunas corrientes, de algunos grupos o el personalismo no, este padre o este predicador o este otro o aquel otro. Parece que lo idolatran. Hay más eficiencia entonces, cuando hay un grupo, una comunidad hay menos peligro. El equipo se va enriqueciendo con los distintos carismas, fe, amor, discernimiento, palabra de sabiduría e inteligencia, compasión, profecía, piedad, por supuesto que en todo esto el carisma más grande el más importante es sin duda el amor, el amor que tiene que ser el amor de Dios a través nuestro, es decir ese amor gratuito y ese amor incondicional, ese amor que es la presencia del amor de Dios en nuestra vida.

 

Si el servidor tiene que obrar solo, porque está confesando recibe por ejemplo una confidencia, bueno, como sacerdote se siente miembro del cuerpo de Cristo. El no está obrando por sí mismo, solo no, está actuando en nombre de Cristo sacerdote y además esta actuando en nombre de la comunidad, de la iglesia. Por eso también busca la oración de intersección de los demás, cuando muchas veces, nosotros sacerdotes pedimos la ayuda, decimos yo les pido oraciones por un caso que tengo o por esta persona. El ideal es que la sanación se busque dentro de una comunidad de amor. El servidor no obra en su propio nombre sino que confía solo en el poder y el amor del Señor Jesús. Jesús debe ser el principio y el fin del amor ya que él es un enfermo que ha sido sanado por el Señor. Su acercamiento al enfermo debe ser una afirmación de amor y de verdad, debe llevar buena noticia del amor del Señor, animar al otro a bendecir al Señor por todo aún por su situación. Bendecir al Señor, alabarlo. Es en la palabra de Dios donde el servidor debe buscar las palabras de poder que cambian las vidas y no en otro lado. Por eso la autoridad del servidor, del ministro esta basada en esa palabra por la cual él es servidor, debe obrar con fe en la verdad y en el poder de la palabra de Dios que nos enseña que el Señor ama a la persona que necesita sanación. El Señor quiere que su poder de sanación este al servicio del amor, por eso el servidor debe tener confianza en que ordinariamente el Señor obra a través de él para sanar a los otros, él obra en el nombre de Jesús que es quien sana y Jesús quiere sanar por medio de la comunidad iglesia y por eso depende del uso que hagamos de este poder con fe el que el Señor sane mas o menos.

 

No usamos este poder cuando y como queramos sino como servidores del Señor que obra a través de nosotros. Debemos actuar cuando estamos seguros que ahora es el tiempo y el lugar para hacerlo. A veces la enfermedad es más conveniente para nosotros porque nos mantiene mas dependientes de Dios y ciertamente, antes de caer en la autosuficiencia, en la soberbia, en ser un franco tirador, en cortarme solo bendita sea una enfermedad que me tiene más dependiente de Dios y nos hace más humildes, más pequeños, más vulnerables, más frágiles. En ese caso, hay que decirlo, la salud sería perjudicial y ustedes y yo conocemos muchísimos casos de personas que recibieron la gracia de la sanación, se abrieron de Dios, se abrieron de la comunidad y cayeron en cosas espantosas porque los ganó la soberbia, la autosuficiencia que triste ¿no?

 

Hemos sido llamados a definirnos por Cristo como nuestro salvador, nuestro Señor y nuestro sanador, a renunciar a todo lo que no sea de Dios, a recibir la sanación de Dios y a permanecer en fe en la sanación recibida. Muchos cristianos encuentran una nueva salud y vitalidad ¿Por qué? Porque pronto se enfrentan al mal incluyendo la ansiedad y la enfermedad. San Pablo en la carta a los Efesios 3-20 nos dice “Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar conforme al poder que actúa en nosotros, a El la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y tiempos Amén”. Hermoso el texto de San Pablo

 

En cuanto al proceso de sanación tenemos que decir que el servidor, y cuando hablo de servidor me estoy refiriendo en primer lugar a la persona del obispo, a la persona del presbítero sea o no cura párroco, a la persona del diácono y también a las personas de los laicos y laicas crecidos, maduros, de probada fe, de probada fidelidad a la iglesia, al magisterio, de probada obediencia con dirección espiritual, por supuesto, con confesión y comunión frecuentes. Me refiero a esto cuando hablo de servidores de la sanación y quería hacer hincapié en un punto especial que tiene que ver con el bloque anterior. Muchas veces los sacerdotes, los presbíteros no sabemos o no tomamos conciencia de que estamos llevando un tesoro en vasijas de barro porque muchas veces, aún celebrando un bautismo o celebrando un sacramento de la reconciliación no sabemos realmente que poder nos ha dado el Señor en ese momento para que nuestra palabra que es la palabra de El nuestro gesto hecho en fe, unido al Señor resucitado tenga efectos sanadores en esas personas o en esa persona, no sabemos realmente que poder nos ha dado el Señor en ese momento para que nuestra palabra que es la palabra de El nuestro gesto hecho en fe, unido al Señor resucitado tenga efectos sanadores en esas personas o en esa persona y que decir de la celebración de cada misa, de cada eucaristía o de las predicaciones o de una adoración hecha con unción, realmente empapados por el Espíritu Santo.

 

 

 ¿Ustedes se imaginan mis hermanos que sería si cada parroquia, cada capilla del país, del mundo, cada sábado a la tarde cada domingo a la mañana o a la tarde que se celebra la pascua de Jesús la misa de precepto dominical donde va mucha gente, gente que a lo mejor es de cumpli-miento, cumplo y miento, que va únicamente a misa los fines de semana o no o de vez en cuando y que van chicos y que van jóvenes y que van parejitas van gente grande, hombres, mujeres, ancianos, se imaginan si cada sacerdote, no importa que sea joven, adulto o anciano realmente celebra, celebra la eucaristía la preside en nombre de Cristo resucitado? Unido a El a Cristo resucitado, con unción, con fervor, se imaginan cuantos corazones saldrían transformados de cada misa, de cada eucaristía. Porque es verdad que al comulgar el sacramento de la eucaristía como todo sacramento obra por si mismo, pero también es verdad que tanto los fieles como el que preside la misa, tienen que predisponerse a ese momento fuerte de sanación, de liberación que el Señor otorga a su iglesia, a su comunidad el día de su pascua cada domingo en la resurrección.

 

Por eso el servidor debe pedir primero a diario un aumento de la fe en sí mismo pero también en la persona enferma. Señor, aumenta la fe de fulano, aumenta la fe de esta persona. También pide al Señor que la persona retroceda en su memoria al momento en que fue herida y que sane con su amor esa herida. Este amor del Espíritu Santo debe sanar cada recuerdo doloroso. Además debe llegar hasta el momento de la concepción cuando el Señor, amorosamente pronuncio nuestro nombre. Además si el ministro, el servidor ve que la persona en ese recorrido muestra ansiedad puede preguntarle ¿Dónde esta usted ahora? ¿en que edad de su vida, en que etapa de su vida? Al oír la respuesta el servidor ora por la persona y le impone las manos que es un gesto fraterno no es nada mas que un gesto fraterno. Puede haber o no imposición de manos. Hay mucha gente que está obsesionada por el tema de la imposición de manos y no tiene nada que ver. Se puede imponer la mano como un gesto fraterno, nada mas pero no hay que abusar en estas cosas.

 

 Cuando se sana una raíz profunda de mal se experimenta una sensación de relajamiento y de paz comparable con el llamado bautismo en el espíritu y ¿que es el bautismo en el Espíritu Santo? Es nada más y nada menos que una toma de conciencia, en algún momento de tu vida, de la presencia de ese Espíritu Santo que recibiste en el bautismo cuando eras pequeño. Es una nueva efusión del Espíritu Santo, tomar conciencia que ahí esta Dios. A veces nuestro corazón parece de piedra porque estas raíces profundas se sanan a veces con un proceso de visualización. Imaginar que Jesús va con nosotros, llega a tal momento, actúa, nos sana, ayuda mucho a aceptar el amor de Jesús. San Ignacio de Loyola, en los retiros, siempre nos pide justamente que usemos la imaginación, la contemplación de pasajes bíblicos para orar mejor y bueno, en esto de la visualización justamente usamos la imaginación con ese Jesús vivo, ser de luz que se acerca a nuestra vida.

 

 Pero seamos también concientes de algo, no podemos nosotros entrar a los puntapiés a la vida del otro por más buena intención que tengamos porque el corazón del otro, a veces, es de piedra. No podemos responder a las necesidades de los otros aunque la razón nos dice que debemos hacerlo tampoco tenemos que angustiarnos por ello. El corazón herido, quebrantado, endurecido necesita y puede ser amado pero no basta sanar los malos recuerdos hay que sanar el corazón duro y herido. El proceso de sanación del corazón es diferente. El Espíritu Santo nos muestra cuando se trata de sanación del corazón y no de los recuerdos. A ver, cuales serían las señales de un corazón enfermo? Por ejemplo, cuando la persona exige el perfeccionismo de sí o de los demás cuando exige lo imposible, cuando siente un miedo exagerado por el futuro, una sensación de soledad.

 

 Comúnmente hay una constante espera de crecimiento espiritual pero no viene porque el corazón está enfermo. En un término más científico corazón significa los centros volitivos y afectivos del ser. Cuando los deseos, direcciones y actitudes en este campo están mal centrados nos enfermamos. Podemos leer de la carta de Santiago 4-1-10. Los autores bíblicos hablan con frecuencia del corazón que necesita salud y cambio, por ejemplo Ezequiel 11 el salmo 50, Isaías 61. El corazón es entonces el centro de la persona. Allí mora el Señor. Por eso cuando el corazón queda sanado toda nuestra persona queda sanada. Por eso el Espíritu Santo quiere darnos un corazón nuevo, un corazón de carne, un corazón limpio en lugar del sucio y del de piedra y cuando se dan las dos sanaciones, las del recuerdo y las del corazón, aparece una nueva transparencia en la vida de la persona, hasta en los ojos se nota. Jesús es la luz del mundo. En los que han sido sanados por el espíritu de Jesús aparece una nueva luz y poder. Que quede claro que esto lo hemos visto, lo hemos comprobado, tenemos testimonio de todo esto. ¿Y cuando es completa una sanación? Y, depende de cada persona porque la relación de cada persona con Dios es única y si no hay de verdad entrega, abandono, perseverancia, constancia y fidelidad en la relación con el Señor y luego de una semana de haber hecho ese retiro o esa convivencia o esa experiencia de sanación, andamos por allí, regateando al Señor la oración, la adoración eucarística, el encuentro con El, la confesión y la comunión frecuente entonces, evidentemente, no estamos dándole lugar a que el Señor complete el proceso que ha iniciado. Por eso todos somos distintos. En esto hay mayor o menor madurez.

 

Pero lo que queda claro es esto, lo que dice el Apocalipsis 21-5 “He aquí que hago nueva todas las cosas” y esto es lo que quiere hacer el Señor con vos. La fe para ser curado no está confinada a lo del enfermo y del servidor solamente. Puede haber una fuente vital de fe en la comunidad parroquial, en las comunidades y movimientos en la comunidad de oración. Leemos en Lucas 5-20 “Viendo la fe de los que lo trajeron Jesús dijo al paralítico, Hombre tus pecados te son perdonados” Durante estos últimos años hemos comprobado el valor de la fe de la comunidad en una convivencia, por ejemplo, en un retiro, en un seminario de vida. La oración del grupo tiene el poder de sanación. Cuando crezcan las verdaderas comunidades en el espíritu crecerá el poder de sanación. Y decíamos antes que la visualización es muy útil. Visualizar la llegada amorosa del Señor al grupo también es bueno.

 

Es lo que se llama una composición de lugar o una contemplación que en el fondo estamos hablando de esa experiencia de hacer presente al Señor en nuestra imaginación justamente porque estamos confirmando lo que El dice “cuando dos o tres se reúnen en mi nombre yo estoy allí presente y vivo en medio de ellos”. Entonces visualizar la persona ofendida y nuestro acercamiento cariñoso a ella también ayuda. Visualizar el abrazo del Señor a la persona que está herida y al grupo en general también ayuda para orar y la visualización es la verdadera representación de la acción amorosa del Espíritu Santo en nuestras vidas. Entonces, hay que guardar en el llamado servicio de sanación interior un gran respeto, y atención a esto, por la dignidad de cada persona que es sagrada o sea que una cosa es apacentar a una persona, acompañarla, interceder por ella y otra cosa es ya querer manipularla, en un celo excesivo querer ser dueño, guardián de ella que dependa de mí.

 

Y eso ocurre lamentablemente, ocurre a veces con los dirigidos espiritualmente, ocurre con algunos dirigentes o líderes en los grupos, movimientos, comunidades etc. Entonces hay que tener en cuenta que algunas personas son demasiado cerradas para poder perdonar o para admitir el perdón, se necesita tiempo para que se abran al perdón. Otras que necesitan sanación se niegan a buscarla. No apuremos las cosas, Dios no quiere forzar a nadie. Tampoco lo hagamos nosotros, esperemos, confiemos, oremos. Mientras no se llegue a descubrir lo que está sepultado en el subconsciente no se logrará la sanación completa. Como no es fácil lograrlo en algunos hay que esperar pacientemente. Algunos experimentan fuertes sentimientos negativos si no saben la causa, se sienten entonces frustrados, hay que decirles que esperen y que a su debido tiempo descubrirán las raíces y causas.

 

 El Señor tiene su hora para cada uno. Unos experimentan falta de fe y sufren hay que recordarles que la fe es un don, un regalo que lo pidan y esperen porque el Señor los oirá. Algunos se sienten rebajados cuando buscan la sanación. Creemos en ellos un ambiente de seguridad y de igualdad. Si permanece ese complejo de inferioridad se bloquearán para recibir la sanación porque todos somos servidores de Dios y todos necesitamos ser sanados. Los que pidan sanación, mientras estén en tratamiento médico que sigan con él, todos somos coadjutores de Dios que es quién sana y ciertamente la medicina ayuda, la ciencia ayuda, la medicina, la psicología, la psiquiatría, ayuda, claro que si, sobre todo cuando esa medicina, esa ciencia está abierta a lo trascendente a la luz del espíritu. Esta equilibrada, armonizada ¿me explico? Está unida al creador. Algunos que experimentan la presencia del Espíritu Santo creen que van a conseguir la plena sanación inmediatamente, tipo mágico, de eso hay mucho también. Ordinariamente el Señor obra progresivamente, esa es su pedagogía. Deben agradecer lo que les va dando así con sencillez, con humildad. Algunas personas creen que están totalmente sanadas y después comprueban que no. No desanimarlas, alentarlas a no sentirse defraudadas y a que el proceso de sanación seguirá progresando. El que empezó la buena obra la terminará. Cuando descubrimos que el Señor se está sirviendo de nosotros para dar la sanación se establece una relación estrecha con nosotros que servimos de instrumentos al Señor para esa sanación. Que maravilla! El Señor está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Por eso tratemos todos según la vocación o ministerio que tengamos, de ser buenos pastores que demos a las ovejas que nos han sido encomendadas lo que realmente necesitan para la gloria de Dios y para la edificación del cuerpo de Cristo que es la iglesia. 
 
                              

 

                                                                              Padre Rubén Francisco Bellante