Contemplación en la esperanza abierta

sábado, 15 de diciembre de 2007
image_pdfimage_print
Hoy quiero ayudarles a vivir de una manera especial estos próximos días que nos van llevando al encuentro con el Señor, con el Emmanuel, con el Dios con nosotros . Y por eso quiero presentarles orientaciones y sugerencias para toda una semana dedicada a contemplar el misterio de la Encarnación, que celebraremos en la Navidad y que ya estamos pregustando para disponernos con un corazón nuevo justamente a dejarnos re-crear, re-novar por la presencia del amor incondicional y gratuito del Dios hecho hombre, Jesús. Por eso les voy a dar como cuatro puntitos. Y el primero es este:

 

Un deseo, este sería como la antesala, un deseo, “ojala rasgases el cielo y bajases” porque el primer domingo del adviento del ciclo B la liturgia de la palabra nos sale al paso con un texto que expresa el profundo deseo de que Dios baje desde su cielo hasta nosotros trayéndonos la salvación que anhelamos, Isaías 63-16-17 y 19

Y también Isaías 64-2 y 4 dice “Otea desde el cielo, mira desde el cielo tu morada santa y gloriosa. ¿Donde está tu celo y tu valor, tu entrañable ternura y compasión? Tu Señor eres nuestro Padre, tu Nombre siempre el que nos rescata, ojala rasgases el cielo y bajases derritiendo los montes con tu presencia. Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios fuera de ti que hiciera tanto por el que espera en El” El texto de Isaías, se dan cuenta, es una súplica de salvación. En una situación de desgracia nacional como pudo ser para el pueblo judío la de estar desterrado, esclavizado en Babilonia, el pueblo acude a Dios y le pide que mire desde el cielo y que actúe dejándose llevar por su ternura y compasión entrañable o sea de la entraña de lo que es bien materno, bien profundo, que tiene que ver con el inicio de la vida.

 

Esta oración nos sorprende y nos conmueve que Dios sea invocado como padre, nuestro padre, solo El es el que rescata, el redentor y el pueblo solo puede esperar y suplicar salvación. Solo puede mirar al cielo y elevar una súplica humilde para que Dios baje y lo salve. El deseo es lo que salva, dice la escritora en el libro “a la espera de Dios”. Y lo que salva es la mirada, el esfuerzo por el que el alma se salva se asemeja al esfuerzo con que se mira, con que se escucha, por el que una novia dice sí. Es un acto de atención y consentimiento. Los seres humanos no podemos dar un solo paso hacia el cielo. Esa dirección vertical nos está prohibida, pero si miramos largamente al cielo Dios desciende y nos toma fácilmente. No hay que buscarle, basta con cambiar la orientación de la mirada. A El es a quien corresponde buscarnos. Pongamos ahora los ojos en Jesús que rasgó el cielo y bajó a tomar nuestra carne y sangre. Es fácil aplicar el texto de Isaías al Verbo que siendo de condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios sino que se despojó, se abajó, se hizo esclavo, pasó por uno de tantos y se rebajó hasta someterse a la muerte y una muerte de cruz, como dice San Pablo en Filipenses 2

 

Que modo misterioso de abajarse a nuestra nada para elevarnos hacia El. La encarnación no solo rasga los cielos, rasga las resistencias en tu vida y en la mía a acoger el amor de Dios, a recibir el amor de Dios. Por que no es otra cosa la encarnación que la revelación más nítida de un Dios que tanto amó al mundo que envió a su hijo único para que todo el que crea en El no perezca sino que tenga vida eterna. Por eso, digámoslo así, hay como tres aperturas que provocan la encarnación del Verbo en Jesús, el redentor de nuestra historia y que desea provocar en nosotros hoy, tres aperturas. Lo oscuro, que se abre a la luz y al gozo de Dios, lo viejo que se abre a la novedad de Dios, lo pequeño e incapaz lo frágil, lo vulnerable que se abre al poder de Dios que es amor. Entonces aplicalo a tu vida. Lo oscuro, lo oscuro que hay allí en lo profundo de tu corazón, en tu familia, en tu ambiente, en tu comunidad en nuestro país. Lo oscuro en nuestra América, en el mundo. Lo oscuro, lo que esta en tinieblas, lo que se oculta, lo que se tapa que se abre a la luz y al gozo de Dios. Lo viejo, lo que parece tedioso, aburrido, cansado, incapaz de asombro, de alabanza, de admiración. Lo viejo que se abre a lo nuevo no al snobismo, a lo nuevo “He aquí que vengo y hago nueva todas las cosas” dice el Apocalipsis Lo pequeño, lo frágil, lo vulnerable ante un mundo omnipotente, soberbio, arrogante que se abre al poder de Dios que es el amor. Para terminar este primer punto te pregunto a vos ¿Cuáles son los deseos mas profundos que te habitan en tu corazón ante esta Navidad que se aproxima? ¿Adonde se orienta tu mirada interior y cual es la súplica a Dios en este momento de tu vida a pocos días de la navidad? Te dejo una pista más, contemplando al Verbo, a Jesús el Dios hecho hombre, el Emmanuel, tangible, humano, fraterno, amor que viene a nuestra indigencia, a nuestra pobreza como dice un himno de Laudes, te pregunto ¿Qué te conmueve más de esta humanidad de Jesús cercana y semejante a la nuestra? A ver ¿Qué te conmueve más de esta humanidad, de este Dios humanado cercano, de este Dios que siendo grande se hace pequeño, siendo rico se hace pobre, siendo fuerte se hace débil, siendo Dios se hace hombre por vos y por mi para hacerse compañero y amigo de camino, cercano, íntimo? ¿Qué te conmueve más de esta humanidad de Jesús cercana y semejante a la nuestra?

 

El segundo punto es “Lo oscuro que se abre a la luz y al gozo de Dios” y te doy la cita Isaías 9-1-4 que dice “el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Habitaban en tierras de sombras y una luz les brilló, acreciste la alegría, aumentaste el gozo, se gozan en tu presencia como gozan al segar” hablamos de la cosecha ¿no? Antes cantaban cuando cosechaban el maíz acá en esta zona, cuando era a mano cantaban los cosechadores la alegría de segar. Luz y alegría son dos rasgos del adviento y la navidad. Cuando comenzamos a leer los evangelios en la infancia fácilmente caemos en la cuenta de que se da un cambio a mejor en la vida de los personajes que vamos conociendo y no solo un cambio sino, en ocasiones, toda una autentica revolución, cambio de raíz, radical. Por ejemplo, los ancianos Zacarías e Isabel, estériles ellos, ven iluminada su vida sombría por el anuncio del nacimiento de un niño que será gozo y alegría para ellos y para muchos otros, como leemos en el capítulo uno de Lucas. Ese niño será Juan, el bautista. María, una joven virgen de Nazareth, descubre su vocación inefable, ella es la llena de gracia, la madre del hijo de Dios y eso provoca en ella tal alegría que estalla en el canto del Magnificat un canto que es maravilloso para rezarlo todos los días

 

Los pastores, gente sencilla e insignificante, velando en la noche, se ven envueltos en un gran resplandor y son los destinatarios del anuncio de una gran alegría para toda la humanidad “hoy les ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor” Lucas cap, 2 . Y no solo eso sino que en ellos se nos revela que somos aquellos en quienes Dios tiene puesto su amor, su complacencia, su alegría, su deseo. Nuestra sed febril de ser aceptados y queridos se sacia en esa noche a Dios le parecemos bien, le caemos en gracia, no porque nos lo hayamos ganado a pulso, a base de esfuerzo, cumplimiento, devoción o tendencias a la perfección o voluntarismo sino porque Dios es Amor y gratuidad es decir que no puede remediar, como no puede remediar el sol dar luz y calor, ni las entrañas de una madre dejar de estremecerse ante sus hijos. Lo mismo le pasa a Dios con nosotros. A nosotros, en primer instancia, solo se nos pide dejarnos amar, dejarnos querer, dejarnos abrazar por Dios. Abrir el corazón, creer que somos aceptados, amados. Movernos como pececitos despreocupados en el ancho mar de ese amor que nos envuelve.

 

Están también Simón y Ana ancianos pendientes de una esperanza. La vieron con sus ojos encarnada en un niño pequeño y la tocaron con sus manos por eso dicen “mis ojos han visto a tu salvador, luz para alumbrar a las naciones” Lucas 2. Están también los magos de oriente en busca de un rey, fueron conducidos por una estrella radiante delante de ellos pues de lo contrario no hubiesen reconocido al rey del universo recostado en un establo humilde de Belén “y al verlo se llenaron de inmensa alegría” Mateo 2. Como vemos, y se podría seguir, toda una revolución de sentido, de esperanza realizada, de sueños alcanzados, de aparentes imposibles cumplidos, regalados por Dios, por pura gratuidad, por puro amor incondicional, por pura generosidad, por pura largueza, como dicen los españoles. O sea de oscuridades iluminadas por la luz que es Jesús, no se trata de algo afectivo, sentimental, lacrimógeno del momento, de estas semanas de este día es algo mucho más profundo. ¿Te das cuenta o caistes en la cuenta de las zonas oscuras o catastróficas, digamos así, de tu existencia? Que pueden ser cerrazones, durezas, complejos de inferioridad, complejos de culpa, heridas afectivas, emotivas, humillaciones, despojos, desamor y podríamos seguir con la lista eh pero ¿te das cuenta, caíste en la cuenta de estas zonas oscuras o catastróficas de tu existencia y estas reconociendo de que modo Dios viene ahora, en estos días porque este es el cairos tuyo y mío este es el tiempo de Dios, es el tiempo de gracia, el tiempo de salvación, viene a iluminar todos tus rincones oscuros. Si durante estos años has cauterizado tu afectividad, si has cauterizado tu conciencia, si has hecho insensible tu corazón para no sufrir es el momento de hacerlo de nuevo permeable para que respire según el amor de Dios. Sí, por eso es navidad y no me vengas diciendo que ya tenes 50 años o 60 u 80 o 30 y que ya has vivido 30 navidades y 50 navidades y que siempre es lo mismo o casi lo mismo, ah, no se será para vos porque para Dios, Dios hace nueva todas las cosas. Dios puede hacer hoy, ahora y aquí en esta navidad del 2007 en tu vida algo maravilloso, depende de vos, de tu capacidad de asombro, de admiración, de expectativa también. Por eso situate en los evangelios de la infancia como si fueras un personaje más de los que leímos recién. Hace de cuenta que sos Zacarías o Isabel, María, los pastores o Simeón o Ana, hace de cuenta ¿Cuáles son tus rasgos? ¿Qué te caracteriza a vos? ¿De que modo recibís a Jesús como luz y alegría en tu vida? ¿Qué transformación de verdad, profunda, de raíz opera en vos la buena noticia de que hoy nos ha nacido un salvador? ¿Qué transformación opera en tu vida concreta esta noticia?.

 

El tercer punto es el texto “Lo viejo que se abre a la novedad de Dios” Isaías 35 “El desierto y el yermo se regocijarán, el páramo y la estepa florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría pues serán alumbradas aguas en el desierto y torrentes en la estepa, se trocará la tierra abrasada en estanque y el país árido en manantial de aguas” eso dice Isaías 35-1-2-6-7. Que maravilloso que es esto porque varios siglos antes del nacimiento de Jesús el anciano Abraham y su mujer Sara, ya estéril recibieron una insólita promesa que ella esperaría un hijo Génesis 17 y claro, como era natural Abraham se hecho a reír y Sara también se rió hasta que cumplido el tiempo pudieron comprobar que para Dios nada hay imposible y que El puede hacer que la estéril de a luz siete hijos si así le parece bien 1º de Samuel 2 y 18 siglos después en los ojos de Zacarías y de Isabel ya no brillaba la luz de la esperanza, el futuro estaba clausurado por la ausencia de descendencia y llevaban una vida resignada a bien morir, acostumbrada a lo de siempre, a la rutina, al tedio, al cansancio a eso tan típico también de nuestra época, eso que se ve tanto ¿no? El tedio, el cansancio, la rutina, el repetir cosas, ya no esperar nada, el aburrimiento, el repetir ritos sociales, de vacio, de consumo, de alienación ayudado por todo un entorno que está pensado para eso

 

Pero atención hasta que la visita del ángel sacude y despierta la esperanza adormecida del anciano Zacarías y con la esperanza el vigor porque a los que esperan en el Señor les nacen alas como de águila, corren sin cansarse y caminan sin fatigarse Isaías 39. Y Zacarías corrió a su casa y fue testigo mudo, convertido todo él en escucha asombrada de la novedad de Dios. Por eso se quedó mudo porque para que hablar, hay que escuchar a ese Dios y quedarse asombrado, anonadado, mudo ante la acción de Dios que actúa en nosotros a través nuestro. Que maravilloso!! Ahora comprendemos el texto de Isaías “el desierto y el yermo se regocijarán florecerá el páramo y la estepa como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría” Que hermoso ¿no? De modo que, el vientre muerto, yermo de Isabel quedó convertido en un vergel en el que floreció la vida inesperadamente. La encarnación hace de nosotros una nueva creación, lo viejo ha pasado todo es nuevo como dice San Pablo en 2º Corintios 5-17

 

 Ahora yo te pregunto a vos ¿Creemos de verdad en estos, entre comillas, imposibles de Dios? ¿Entendemos porque hablamos en navidad de una re-creación, de una re-generación? No se trata solamente de una cosa ilusoria así de tipo mas bien mediática de tipo sentimental, emotivo, emocionalista, es mucho más que eso, es una re-creación es una re-generación desde dentro desde la raíz, desde lo profundo, es un nuevo parto, somos paridos año a año hacia lo nuevo, gradualmente de acuerdo, por supuesto, a nuestra apertura, nuestra expectativa, nuestra docilidad a nuestro dejarnos amar y por Dios y también de acuerdo a ese plan armonioso y gradual de Dios sobre nuestra vida que va a respetar siempre nuestras libertades aún si con esa libertad mal usada elegimos u optamos por el mal o por aquello que no edifica, que no construye. Pero eso es lo nuevo, esa es la novedad. Cada año si lo dejamos, Dios invade nuestra vida con ese aliento recreador, regenerador, ese aliento de vida del Génesis que aleteaba sobre las aguas, ese aliento que hace nuevas todas las cosas.

Eso es lo que estamos expectantes de vivir. Por eso te hago esta pregunta ¿Creemos realmente, le creemos, creemos en estos imposibles de Dios entre comillas? Y te pregunto a vos concretamente, no importa la edad que tengas ¿En que te sentís viejo o vieja aunque tengas 20 años en este momento de tu vida? ¿Qué re-creación sentís que Dios quiere obrar en vos en esta navidad concreta del 2007, que novedad notas que Dios ha hecho o está haciendo brotar en tu vida? Y realmente repetí y contempla lo que dice el Señor, dejando que sus palabras siembren en vos la esperanza. ¿Sabes cual es la frase que te pido que repitas todas las semanas? La frase del Apocalipsis 21-5 “Todo lo hago nuevo” Dios te esta diciendo todo lo hago nuevo en tu vida. En tu vida personal, en tu vida familiar, en tu vida comunitaria. Repetí con la respiración y hace oración esta frase todo lo hago nuevo

 

El cuarto punto es “Lo pequeño e incapaz que se abre al poder de Dios” lo pequeño, lo frágil, lo vulnerable, lo que es incapaz según la mirada del mundo que se abre al poder de Dios que es amor. Y el texto es Miqueas 5-1 “Mas tú, Belén de Efratá, aunque eres la menor entre las aldeas de Judá de ti saldrá aquel que a de dominar en Israel” O sea que contemplamos a un matrimonio muy joven, ella una adolescente embarazada subida a un asno, él joven también, y muy silencioso, custodiando a su esposa y a la criatura que va a nacer. José era de Belén de la casa y la familia de David, La ciudad era la que Miqueas había dicho varios siglos antes y que acabamos de leer. Posiblemente aquel carpintero de Nazareth participara de la sencillez e insignificancia de su ciudad de origen pero tampoco le importaba demasiado porque, justo, humilde y sabio como era a pesar de su juventud sabía que no por ser el más numeroso y grande de los pueblos, se había prendado Dios de su nación sino por ser el menos numeroso, por puro amor gratuito había elegido Dios al pueblo de Israel para hacer la antigua alianza.

 

Eso lo podemos ver en Deuteronomio 7 A José le gustaba pensar que lo mismo que había hecho Dios con Israel lo hacía con él, amarlo en su pequeñez, amarlo en su sencillez, en su vulnerabilidad, en su fragilidad sin mérito alguno por su parte como leemos tan hermosamente en Oseas 14 Y esto aplicatelo a tu vida. A José le gustaba meditar, además, como entre sus antepasados hubo pequeños, frágiles, vulnerables que fueron preferidos por Dios precisamente por eso, por ser pequeños, frágiles, vulnerables, limitados. Jacob frente a Esaú, David frente a sus hermanos, Salomón frente a los suyos y además, en su árbol genealógico había personajes de los que uno, la verdad, la verdad no podría estar orgulloso precisamente. Había por ejemplo, una prostituta, Rajab, una adúltera, Betsabe o sea menuda colección de gente edificante en el árbol genealógico de José. Pero José sabía que Dios resiste a los soberbios, a los que se creen perfectos y se tienen en algo según este mundo pero da su gracia a los humildes como leemos en la 1º de Pedro 5.

 

 María por su parte camino de Belén, daba vuelta en su corazón a todo cuanto le había acontecido en el último tiempo. Imagínense, no era poco, El anuncio del ángel, su consentimiento rendido al deseo de Dios, su visita a Isabel donde fue proclamada bendita entre las mujeres y feliz por creer, el anuncio del ángel a José disipando todos sus temores, sus miedos y ahora caminaba hacia Belén portando en su vientre virgen a Jesús, el Emmanuel, la esperanza plena y definitiva de salvación para toda la humanidad, el único nombre que puede salvarnos, el camino, la verdad y la vida. Demasiado ¿no? Demasiado para una adolescente de Nazareth. Aparte ¿de Nazareth puede salir algo bueno? Juan 1-46. Pero en José y en María ya no había miedo, ya no había temores, ya no había angustias, “no temas María, no temas José” Los dos habían sido alcanzados y arropados por la sombra del Altísimo y los llevaba el Espíritu susurrándoles al oído “alégrense, alégrense, no tengan miedo, no teman, le han caído en gracia a Dios. El poder del Altísimo los cubre con su sombra porque para Dios nada hay imposible” Y ellos, apoyándose en esa promesa respondieron con voz unánime “Aquí estamos, hágase en nosotros según tu palabra” Lucas 1-26-38.

 

Aquí estoy es la respuesta que Dios espera de nosotros, de vos, de mí en este nuevo adviento-navidad para que Jesús, esperanza nuestra, se forme en nosotros y vuelva a ser en medio del mundo el Emmanuel deseado, el Dios con nosotros, el Dios con vos, el Dios con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo, el Dios con tus vecinos, con los miembros de tu comunidad. “Aquí estoy” es la respuesta para que se cumpla este recorrido que hemos hecho juntos. “Ojala rasgases el cielo y bajases para que lo oscuro se abra a la luz y al gozo de Dios, para que lo viejo se abra a la novedad de Dios, para que lo pequeño, lo frágil, lo vulnerable se abra al poder de Dios que es amor, Aquí estoy es la respuesta. Aquí estoy Señor, en cuerpo, alma y espíritu aquí estoy Señor, con toda mi disponibilidad, con toda mi apertura, aquí estoy Señor, con mi inteligencia, mi voluntad, mi afectividad, mi emocionalidad, mi sensibilidad, para dedicarte tiempo a vos en estos días, para saber más profundamente y experimentar este proyecto de re-creación de tu Amor incondicional y gratuito en mi vida y en la vida de cada uno

 

 

 

 

 

                                                                                 Padre Rubén Francisco Bellante