Se llama atardecer, ocaso o crepúsculo vespertino a cierto intervalo después de la puesta del sol, durante el cual el cielo se presenta iluminado. El crepúsculo se produce porque la luz del sol ilumina las capas altas de la atmósfera. La luz se difunde en todas direcciones por las moléculas del aire, llega al observador e ilumina todo su entorno.
Tanto en el judaísmo como en el islamismo, el día comienza a correr a partir del atardecer.
1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra. 2 La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios aleteaba sobre las aguas.
3 Entonces Dios dijo: “Que exista la luz”. Y la luz existió. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; 5 y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así atardeció y amaneció: este fue el primer día. (Gén 1,1-5)
* En el judaísmo tiene especial significación el atardecer del viernes, momento en que comienza el shabat (sábado). La hora varía según la época del año, ya que los días comienzan con la puesta del sol en el momento en que tres estrellas medianas se hacen visibles en el cielo. En el hogar, la madre enciende dos velas y luego pronuncia la bendición: “Bendito sea el Eterno, Rey del mundo, que nos santificó con sus preceptos y nos ordenó encender las velas del sábado”. Luego, toda la familia participa de la oración en la sinagoga y, al volver a la casa, se celebra la cena.
* Sobre las horas de oración en el islam: “Si reflexionamos en la disposición de las oraciones a lo largo del día, obtenemos de ello también una enseñanza. Durante la primera mitad del día, el ascenso del sol (de la medianoche al mediodía), hay una sola oración, y durante el descenso, que es análogo a esta época, la época de la declinación y paulatino oscurecimiento, se concentran todas las demás, acortándose el tiempo entre ellas a medida que se acerca la noche.” (Fuente: Calendario Educativo Interreligioso)
En la tradición cristiana, el atardecer es la hora del rezo de Vísperas, o del Angelus. Es la hora de la oración.
A LA HORA DE COMER
En las tierras bíblicas, al igual que en otras civilizaciones en los tiempos en que no existía la luz eléctrica, el atardecer señala el final de las tareas y el momento de volver al hogar, a encontrarse con la familia y compartir la cena.
Ese es el momento en que los primeros cristianos, en memoria de la Cena compartida con Jesús, se reunían para la Fracción del Pan. Además de los relatos de la última cena, otros textos del Evangelio hacen mención a la hora del atardecer, que es el momento de la mesa compartida.
30 Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Él les dijo:
«Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco».
Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. 32 Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. 33 Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
34 Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. 35 Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron:
«Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. 36 Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para comer».
37 Él respondió:
«Denles de comer ustedes mismos».(Mc 6,30-37)
28 Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le insistieron:
«Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba».
Él entró y se quedó con ellos. 30 Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. 31 Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. 32 Y se decían:
«¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». (Lc 24,28-32)
Entre los cristianos de origen griego, durante este ágape (comida fraternal) se producían algunos abusos en el comer y el beber (ver 1ª. Cor 11,17ss). Esto llevó a que, con los años, se fuera abandonando la tradición de la cena al atardecer, y la celebración de la Fracción del Pan (o Cena del Señor, o Misa) se realizara por la mañana y sólo se compartiera el pan y el vino, y no la cena completa.