Entre la santa agresividad y la ira

viernes, 23 de mayo de 2008
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El sabio teme y se aleja del mal, el torpe pasa mas allá y se siente seguro.

El hombre rabioso, hace disparates, el hombre astuto, se hace odioso.

La herencia de los simples, es la insensatez.

Los prudentes hacen de la ciencia su corona.

Los malvados se postran ante los buenos y los impíos ante la puerta de los justos.

El pobre es antipático, aun a su vecino, mientras que el rico tiene muchos amigos.

El que desprecia a su prójimo peca, feliz el que se compadece de los pobres.

No es perderse maquinar el mal, la bondad y la sinceridad son para los que se dedican al bien.”

Proverbios 14, 16

El señor nos invita a escuchar su palabra, su mensaje, que nos llega para poner luz frente a esta fuerza del mal, que opera capitalmente nuestro corazón a la que llamamos “la ira”.

Es el mas difícil de todos los pecados capitales, para poder definirlo o para poder poner cual es su limite, cual es la posibilidad que en esta fuerza agresiva que surge de nosotros, esté llamada a encontrar cauce…

Es lo opuesto al Amor la ira, como algo que, desde su raíz, atenta contra toda virtud, por otra parte como una fuerza positiva; de hecho hablamos de la ira Divina, en este sentido se habla de la Santa ira.

Por un lado se afirma que la ira es algo típicamente humano y por otro se dice que habrá o hay una ira en Dios, a veces se afirma que Dios es lento a la cólera y rico en piedad y otras que derrama su ira en el juicio, en cada uno de estos casos hablamos de iras distintas.

Yo hablaría de ira y agresividad, ira como el pecado capital, (cólera como pecado capital) y agresividad como aquella fuerza que se incluye dentro de la virtud de la fortaleza ,que nos permite a nosotros superar los obstáculos con un buen resultado y que hace falta una cierta agresividad, que es distinto de la violencia.

Distinguimos entre ira como aquel descontrol de una pasión lenta que surge en nuestro corazón y nos hace perder los carriles, nos hace perder el juicio, no guardamos racionalidad o si la guardamos, lo hacemos en el espíritu de la venganza, la distinguimos de la agresividad necesaria que hace falta para llevar adelante grandes momentos de la vida, donde se pone en juego el camino y donde para superar los obstáculos hace falta una cierta agresividad y la distinguimos de la violencia como aquella acción que saliendo de nosotros, se vincula a terceros, a los cuales con nuestra actitud o nuestra fuerza no encausada hacia el bien y bajo un cierto espíritu de odio, terminamos por dañar al que se nos cruza en el camino.

Vamos a detenernos particularmente después de esta distinción en la ira, del pecado en la cabeza.

En antiguo testamento la describe primero como algo bueno y luego como un defecto, los manuscritos que aparecieron en Mar Muerto guardan por un lado, la ira de Dios frente a los pecadores y por otro afirman lo negativo de la ira del hombre.

En la literatura Sapiencial como el texto de Proverbios, al mismo tiempo que se repite la sentencia de que Dios es lento a la cólera, el hombre también debe serlo y allí radica justamente la virtud.

Es la invitación de Jesús a ser mansos y humildes de corazón, cuando uno siente cierta agresividad que surge de su corazón, que lo lleva a perder el control en una reacción violenta, colérica, estamos en presencia de una fuerza que, no dominandola, nos domina a nosotros y las consecuencias que se siguen de las acciones que tomamos sin medirlas pueden ser terribles.

Decimos: “…fue en un momento en que me saqué, me puse como loco y de repente dije de lo que ahora me arrepiento” esa expresión habla que justamente la fuerza de la pasión colérica puede mas que la racionalidad, que en torno a la cual el impulso agresivo ante el obstáculo o la reacción frente a lo injusto, ha perdido su razonabilidad, su inteligencia, su cauce, su sentido…

Cuales son las situaciones en las que nosotros, nos ponemos de esta manera, a veces lo decimos:” es una gotita de agua que rebalso el vaso”, lo que generó la reacción en este sentido, esa de las cuales es llevado por nuestra pasión, no tenemos control en lo que decimos y en lo que hacemos,  pero si ha sido una gotita no tiene la suficiente valoración, peso , importancia como para que nosotros reaccionemos de esa manera, entonces habrá que buscar en otro lugar donde lo que acontece a nosotros nos genera ese tipo de reacción y es allí donde hay que estar atento, no solo al acontecimiento de lo que ocurre, sino aquello otro con lo cual nos vincula lo que está ocurriendo, de lo cual, en la mayoría de los casos, no somos concientes; habita en nuestro inconciente de algún modo, algún conflicto de tipo vincular que no esta resuelto.

Entonces proyectamos sobre el presente lo que ocurrió hace 10,15, 20 años, cuando éramos chicos, cuando éramos jóvenes adolescentes y aquella circunstancia, aquel momento vivido, me pone en conexión con aquello no resuelto y aflora con violencia, porque ha estado reprimido sin poder tener la posibilidad de administrar aquel discurso interior que viene a querer pedir permiso por que nunca se le prestó atención, ni se lo resolvió.

Asi las cosas no resueltas en la vida en algún momento nos pasan la factura, en algún momento nos dicen “aca estamos para que nos presten atención”.

Esto es asi y vale la pena prestar atención a lo que queremos compartir en este momento, muchas reacciones coléricas, muchas reacciones desde la ira, muchas pérdidas del camino del carril, del dominio de mi mismo, tienen que ver con situaciones que se ponen en contacto con otras, entre las cuales yo frente a mi herida reacciono sin tener control, es como si me pusieran sal allí donde me duele.

Las situaciones son distintas, las circunstancias son diversas, pero la persona es la misma, por eso cuando nosotros reaccionamos violentamente, coléricamente bajo el signo de la ira, en esta pasión que quiere decir:” la padezco sin poder tener control de ella”, tenemos que estar atentos, no solamente a que fue lo que ocurrió cuando reaccioné asi, por qué reaccione asi.

No solamente contemplar las circunstancias que me llevaron a semejante “sacada”, sino preguntarme también: a ver, ¿de donde me viene esta cosa no resuelta adentro mío que me hace reaccionar de esta manera desproporcionada?, porque la diferencia entre la agresividad positiva que vence un obstáculo y la ira, es que la fuerza que opera adentro nuestro no tiene proporción al objeto frente al cual reaccionamos de esta manera.

Cuando la reacción es proporcionada estamos frente a la posibilidad de remover el obstáculo, cuando la reacción es desproporcionada estamos en presencia de la ira.

(A veces decimos: “…eh! No te pongas asi solo te dije…” apareció en un momento donde a mi me despertó o puso en marcha una bomba de tiempo que estaba allí para que detonara, y la hicimos detonar….)

Esas detonaciones de esas bombas que llevamos adentro, son las que hay que desactivar en un proceso de conocimiento de si mismo y de aprendizaje, de donde el espíritu mas sanguíneo pone en vinculo con lo colérico, que suele aparecer en los lugares no resueltos y que al no encontrar una necesaria represión en un momento porque han caído las defensas, aparecen con una violencia que nos descoloca y descoloca a otros en nuestra reacción.

Hay una fuerza de ira que destruye en un momento la relación vincular por una desproporción de nuestro modo emotivo de reaccionar ante un determinado acontecimiento y es una cierta explosión que, evidentemente, deja situaciones, heridas pero no mata.

Hay otra ira que está unida a que toma la racionalidad y se traduce en una especulativa manera de llevar adelante y de sostener acciones vengativas, es entonces la bronca, la ira, la cólera que ganando nuestro inteligencia, no como una explosión de momento de la cual después salimos rápidamente y nos arrepentimos buscando recuperar lo que hemos roto y tratar de repararlo , sino que es una bronca que toma la inteligencia y la utiliza para mucha agudeza, ir pergeñando la destrucción de otro o de otros, es el espíritu de la venganza

La ira puede ser explosiva o traducirse en un espíritu de venganza y la verdad que ésta mata, la otra hiere.

Entre la ira y la cólera momentánea y la venganza, que es un plan , un proyecto, todo una especulación, hay una gran diferencia, una termina con la muerte de la persona que la hace y atenta contra la vida de los demás, propio de las mafias, estas pergenian el mal, pensándolo, meditándolo, son inteligencias ganadas por el espíritu de la cólera para ver como destruir, entonces su anhelo, su búsqueda, su deseo es ver como se termina con la vida de otro, en tal o cual circunstancia, detrás hay algunos intereses que sienten que se les ve amenazados,  entonces mas bien eliminar mas que dejar al otro que esté allí como esa amenaza.

La ira loca es negativa pero la segunda es terriblemente destructiva.

San Bernardo ha escrito sobre la ira, el afirma en un dialogo con Dios:

”…según el consejo del profeta, mucho mas acertado es, a mi juicio, adherirme a la disciplina para que no se irrite el Señor y vaya yo a la ruina, deseo que te indignes conmigo, Padre de la Misericordia pero con esa ira por la que corriges al descarriado, no con la que expulsas del camino, la primera es una represión benigna para nosotros, la segunda un engaño terrible, cuando mas puedo confiar que eres propicio, no es cuando te ignoro, sino cuando te siento aireado, por que en la ira te acordàs de la compasión, según Tu respondas, Tu eras para ellos un Dios de perdón..”

Está hablando Bernardo de la ira de Dios, de la cólera de Dios que sale, se expresa como agresividad en torno a lo que hablábamos propio a la virtud de la fortaleza,  que es realmente humana y que se le atribuye a Dios, en el que nosotros creemos, está comprometido con la historia , no la ve desde afuera, no la contempla como un espectáculo que el ha creado para divertirse, sino que está comprometido en la historia he interviene en ella con su fuerza, con su poder, con su ira para vencer los obstáculos que impiden el desarrollo genuino de la historia, esto hay que pedirlo.

Hay que pedir que Dios intervenga con su brazo fuerte, con su poder para quitar del medio todo aquello que impide el sano camino, es lo que corresponde también a la agresividad, a este elemento propio de la virtud de la fortaleza.

Esta virtud tiene como dos grandes pilares, la capacidad de resistir frente al mal y la capacidad de vencer al mal.

Hablamos de mal, en términos de obstáculo que impide vivir bien, para vivir bien y superar los obstáculos, a veces hay que esquivarlos, pero muchas veces hay que enfrentarlos.

Cuando yo enfrento el obstáculo a veces tengo que resistir a la fuerza que el obstáculo me genera y es parte de la virtud de la fortaleza, que es constitutiva de la misma, la resistencia frente al mal que recibimos, pero también es parte de la virtud de la fortaleza la agresividad que nosotros aplicamos ante una acción que aparece como impidiendo el avance, de allí que Jesús diga que para entrar en el Reino de los cielos hay que hacerse cierta violencia…

Los Santos han sido personas muy agresivas, (que no es violencia) y es la agresividad que vence los obstáculos, los santos han sido personas muy disciplinadas y para sostener un camino disciplinado, ordenado, para sostenerse en el camino y la virtud en el camino con disciplina, con orden, según el querer de Dios; falta asumir que por momentos tienen que aparecer las fuerzas escondidas que hay en nosotros para superar los obstáculos.

Hay cosas que son cotidiana en este sentido, hemos pasado un día duro ayer y hoy, la jornada nos invita a seguir trabajando, no es que no podemos tomar las vacaciones que nos merecemos después de una dura jornada, hay que seguir trabajando, en este yo, debo seguir trabajando para que no sea solo una apretada de dientes la que me ponga frente al trabajo, tengo que tomar conciencia en parte que verdaderamente si la jornada de ayer fue dura, el cansancio de hoy en cierto modo tiene su razón de ser, yo puedo superar el cansancio diciéndome a mi mismo, hoy es otro día, tengo que afrontar lo que viene, con la fuerza que tengo y si me encuentro débil, entonces puedo encontrar la fuerza que me falta en aquel que me reconforta, en aquel que me dice: “… que cuando yo soy débil El opera con fortaleza en mi y El trabaja con fortaleza en mi, entonces, asumo lo que viene con mi fragilidad, mi debilidad, clara , manifiesta a partir de las fuerzas que se emplean ayer, como no lo hice en otro momento, con la certeza de que ello me sostiene en medio de mi fragilidad, en medio de mi debilidad y entonces puedo como afrontar la jornada que posiblemente sea mas dura que la de ayer, con la certeza de que Dios me asiste.

“Mi fortaleza es el Señor, El es mi fuerza y mi refugio”

El modo de sostener, de alentar y de acompañar que Dios tiene en nuestra propia debilidad, es el lenguaje de Amor con el que Dios verdaderamente crea y recrea las cosas cuando se ven amenazadas por el caos, por el desorden….

La ira buena, la santa agresividad que hace falta para poder caminar superando los obstáculos y resistiendo los males, viene de la mano de Dios que nos dice que ahí donde nosotros le hemos pedido que nos saque de situaciones embarazosas, allí nos basta su gracia para seguir adelante.

La rebeldía interior con la que a veces nos manifestamos donde perdemos control, cause, es esta ira que esta llamada a ser “domada”, es como un caballo salvaje que esta llamado a ser “domesticado”, puesto en su lugar, encausado, no es que rápidamente a las reacciones interiores de fuerza que nos hacen tomar una mayor fortaleza, son fuerzas interiores que se transforman en ira cuando se descarrilan, nos parece que no son justas, que no están bien y que merecen ser realizadas.

Cuando están puestas en su cauce, es como una agresividad que es muy positiva, cuando no esta en su cauce, es una reacción muy negativa, tan negativa que puede destruirnos a nosotros y a otros, ni que hablar cuando toma nuestra propia inteligencia porque se traduce ya en un pensar , en un especular, (como y de que manera) vamos a hacer daño, vamos en Al capone de golpe, en mafiosos, tenemos como una mentalidad perversa, cuando dejamos ganar el corazón por el espíritu y la fuerza de la venganza, en cambio , cuando de repente tenemos una salida un tanto agresiva, pero puesta en su cauce, no hay que dejarla de lado, Jesús ante los pecadores que estaban en el templo y vendían y compraban haciendo de la casa del Padre, que era una casa de oración, a un lugar de comercio, no se puso como loco, ha sido una expresión de agresividad, la santa agresividad que, enfrenta la situación y le pone el nombre que tiene y busca la forma de remover el obstáculo, tiró las mesas ….esta es una casa de oración , con las ventas a otro lado, acá no!

Seguramente ha sido una expresión contundente, fuerte, a veces hemos tenido como unas representaciones de Cristo colérico, con una santa ira mas que ésta agresividad, más que esta agresividad santa realmente, la que está en sus cauces para pode superar los obstáculos que impiden la acción del bien.

Y de esto… todos nosotros tenemos, la agresividad es una necesidad dentro del esquema psicológico humano, que cuando está bien orientada, no hace ruido con los valores del Evangelio, cuando esta desorientada, no encausada, sacada, hace ruido, es decir, es contraria a la predicación evangélica y es disonante, su puesta en relación a el Evangelio de Jesucristo, lo cual hace que nuestra vida evangélica, nuestra vida en Jesús se torna un tanto inconsistente.

¿Se enojaban los Santos?

Claro que si. Ha tomado notoriedad la imagen del Padre Pío de Pietrelcina,  por que su cuerpo esta incorrupto como compartíamos días pasados, es una persona de mucha agresividad, con santa agresividad, esa que le permitía mirar mas allá de cual era la pantalla que le metían delante de sus ojos, que le hacia leer como el que entra en medio de la selva y comienza a descubrir que la maleza está como obstaculizando el camino, entonces hay que agarrar el machete para abrirse paso entre la maleza….

Asi era la mirada del Padre Pio, penetraba el corazón, quitaba del medio las malezas y se iba sobre el fondo de la vida de las personas y se encontraba con ellas y permitía que las personas se encontraran consigo mismas también, para ese movimiento de lo mas hondo de su corazón sobre el corazón del hermano para hacer verdadera alianza con él y verdaderamente hay que tener mucha disciplina en la mirada, y para tener agresividad en la mirada hay que tener una agresividad de control muy grande en la propia existencia, dicen que cuando la mentira ganaba el corazón de alguno de sus dirigidos, este reaccionaba con mucha fuerza, con mucha vehemencia, no con torpeza, no con violencia, no con una agresividad explosiva del momento, sino con la vehemencia propia del que busca el bien y que no se detiene ante los obstáculos y que aunque tenga el ceño fruncido, no es malo, había cierta bondad, un cierto modo de entender el Evangelio que nos ayuda, “yo he venido a traer fuego sobre la tierra”, dice :Jesús.

La expresión es agresiva en si misma, en ese fuego está la paz , pero no una paz volada, no una paz de pajaritos, es una paz construida desde la armonía, que alcanza cuando uno puede unir los contrarios y para hacerla hay que hacer mucha fuerza, pero mucha fuerza, el espíritu tiene que hacer mucha fuerza en nosotros para unir los opuestos, pasearan el lobo y el cordero”, ese es el tiempo mesiánico, para llegar a eso,  Jesús se ha hecho a si mismo violencia, la cruz…¿qué es sino?

¿La cruz no es un lugar de elección de Jesús ciertamente agresivo?

No confundamos la santa agresividad con la ira en la que nos sacamos para perder cauce en la racionalidad del uso de nuestras mejores fuerzas….

El que quiera venir detrás de mi que cargue con su cruz y me siga”, se ve que el camino es difícil y hace falta una cierta agresividad para poder recorrerlo, en la que queremos verdaderamente darle cauce, para que no nos agarre la ira, ni nos pueda la violencia; la agresividad la podemos encausar desde el seguimiento de Jesús y la invitación que nos hace a ser uno con El, detrás como discípulos.

Nos damos cuenta por que ha dejado alegría, ha dejado paz, ha dejado luz, fortaleza, ha dejado entonada el alma , se distingue de las otros voces que nos dejan un poquito tristes, agobiados, sin fuerzas, sin ganas, la voz de Dios nos pone de pie, nos da fuerza y nos invita a seguir caminando…..

Es capaz de que mi inteligencia sea habitada por la fuerza que llevo dentro, como la fuerza que llevo adentro, encuentra lugares por donde expresarse, cuando se expresa para el bien decimos que esta en su cauce.

Cuando yo tengo claro cual es el proyecto de vida que Dios quiere para mí y pongo todos los medios para alcanzar aquello que es el proyecto de vida que Dios tiene para mi, entonces las fuerzas interiores van como sobre rieles.

El caballo no se desboca, sino que tira para adelante, si se desboca las consecuencias son graves….