08/01/2014 – Un abrazo sirve para manifestarle a los otros nuestro amor, alegría y tristeza. Así mismo, un abrazo alivia dolores físicos y emocionales, facilita el descanso, etc. Según el psicologo Carlos Sica “el abrazo nos remite al estado niño del ser humano” por eso la importancia del mismo.
Carentes de la posibilidad de “decir”, en lenguaje verbal, el “contacto físico” es nuestra forma más “instintiva” y primaria de comunicarnos. Entre otras cuestiones esenciales de la vida, en un abrazo hemos aprendido y aprendemos a reconocer y reconocernos; a reconstruirnos y sobrevivir hasta de las experiencias más traumáticas; a sentirnos queridos y aprender a querer; a evitar el miedo, ganar y ofrecer confianza; a identificar, aceptar y potenciar nuestras capacidades.
Si bien la ciencia nos dice que con el correr de los años tomamos conciencia plena de la importancia que tiene el contacto corporal, recibir abrazos es una necesidad vital desde el primer momento de nuestra existencia. Se cree, incluso, que su efecto terapéutico comienza recién iniciada la gestación.
Desde siempre, claro está, el contacto físico afectuoso es el mejor remedio complementario para reducir el dolor, la depresión y ansiedad; así como para motivar y recuperar las esperanzas de un paciente o de quien sufre la más dolorosa de las instancias de vida.
El abrazo es, en definitiva, la “gimnasia emocional” que necesitaremos a lo largo de nuestra vida, no sólo para contactar con el bienestar que despiertan las “emociones positivas”, sino para evitar todo tipo de trastornos y adversidades.
Carlos Sica, es psicólogo y unos de los fundadores de “Emergencias Psicosociales”, asociación que define su labor como, “Auxilio psicológico en crisis y angustia pública”. En diálogo con Radio María, el Licenciado Sica sostuvo que, existen muchas razones por las cuales “no nos permitimos mostrar nuestras heridas y disfrutar de un abrazo, pedir un abrazo, pedirlo sin palabras”
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