Los Hombres en el Hogar

jueves, 24 de julio de 2008
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Hoy vamos a hablar de los hombres en el hogar. No queremos meter a todos los hombre en la misma bolsa porque cada uno tiene su forma de ser, su forma de colaborar en el hogar, su forma de “no colaborar” en el hogar. La idea es trabajar todas estas cosas que suceden cotidianamente y entender qué mecanismos puede existir en la generalidad de los hombres, no en todos, según aquello que los estudiosos, científicos, antropólogos, han  observado en el comportamiento masculino.  La idea es aportar luces, entender porque nos comportamos así, si podemos hacerlo de otra forma, y no solo se trata de la colaboración en la familia sino de la vivencia de sentirnos familia, sentirnos integrados, sentir que podemos con este matrimonio o con este noviazgo, que podemos con estos hijos varones, porque estarán incluidos también aquellos varones que viven en el hogar, no solamente el papá. Lo importante es buscar aquellos mecanismos que nos hacen bien entendiendo el código genético que cada uno trae, la forma de ser de cada uno y es por eso que voy a trabajar sobre dos materiales, uno se llama “Chicas, esto es la jungla”  y el otro “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus” este último fue escrito por un varón, un esposo, lo que ellas quieren de ellos y lo que ellos quieren y esperan de ellas. El autor desde una experiencia particular, desde una observación en su persona, en su hogar, y con un trabajo científicos de años de encuestas, de buscar como se comporta el varón frente a una situación, qué pasa cuando el varón regresa del trabajo, qué pasa cuando se va a trabajar, qué pasa con el disfrute de este hombre dentro del hogar. Este libro trae algunos elementos clave que nos pueden ayudar. Esto le pasó al escritor cuando empezaron a ser familia, porque habían tenido un bebé, entonces voy a relatar acerca de esa primera experiencia de encontrarse siendo tres y cómo enfrentó esta situación.
Dice así: Una semana después del nacimiento de nuestra hija Loraine, mi esposa Bonnie y yo estábamos completamente exhaustos. Loraine nos despertaba toda la noche. Bonnie se había desgarrado en el parto y estaba tomando unos calmantes, apenas podía caminar. Después de quedarme en casa cinco días para ayudarla, volví al trabajo, ella parecía estar mejorando. En mi ausencia se quedó sin píldoras, en lugar de llamarme a la oficina le pidió a uno de mis hermanos que estaba de visita que le comprara mas píldoras, sin embargo, mi hermano no regresó con las píldoras, por consiguiente pasó todo el día con dolor encargándose de nuestra recién nacida. Yo no tenía ni idea de que su día había sido tan espantoso. Cuando regresé a casa estaba muy trastornada, malinterpreté la causa de su aflicción y pensé que me estaba culpando. “Me sentí dolorida todo el día, dijo y me quedé sin píldoras, estuve varada en la cama y a nadie le importa”. Entonces defendí mi postura, ¿porque no me llamaste? Y respondió, le pedí a tu hermano pero se olvidó, lo estuve esperando todo el día, qué se supone que tengo que hacer?  Apenas puedo caminar, me siento tan abandonada. En ese momento exploté. No tenía mucha paciencia ese día, estaba enojado porque no había llamado, estaba furioso de que me echara la culpa, cuando yo ni siquiera sabía que estaba dolorida. Después de intercambiar algunas palabras duras, me dirigí hacia la puerta, me sentía cansado, irritable y no estaba dispuesto a seguir  escuchando. Ambos habíamos alcanzado el límite. Entonces comenzó a suceder algo que cambiaría mi vida. Bonnie dijo lo siguiente: Detente, por favor no te vayas, este es el momento en que más te necesito. Estoy dolorida, hace días que no duermo. Por favor, escuchame. Me detuve un instante para escuchar, ella siguió, John, eres un amigo interesado. Mientras soy la dulce y afectuosa Bonnie estás aquí conmigo pero en cuanto dejo de serlo te vas por esa puerta. Hizo una pausa y sus ojos se llenaron  de lágrimas. Su tono cambió y dijo,  en este mismo momento estoy dolorida, no tengo nada para dar, ahora es cuando mas te necesito. Por favor acércate y abrázame, no tienes que decir nada, solo necesito sentir que tus brazos me rodean. Por favor no te vayas. Me acerqué y la abracé en silencio, lloró en mis brazos, después de unos minutos me agradeció por no haberme ido me dijo que solo necesitaba sentirse abrazada, nada más. En ese momento comencé a darme cuenta del significado del amor, del amor incondicional, siempre pensé que yo era una persona afectuosa, pero ella tenía razón, había sido un amigo interesado. En la medida que ella se mostraba feliz, agradable yo le demostraba  mi amor, pero si ella no estaba feliz o estaba enojada, me sentía agredido, enojado o tomaba distancia. Ese día por primera vez no la abandoné, me quedé y fue muy bueno. Pude brindarle a ella cuanto realmente lo necesitaba, parecía amor verdadero, preocuparse por el otro, confiar en el otro, estar allí en el momento que el otro te necesita, me maraville de lo fácil que me resultaba apoyarla cuando se mostraba que estaba en camino. Cómo no había podido verlo antes, ella solo necesitaba que me acercara y la abrazara, otra mujer hubiera sabido en forma instintiva lo que necesitaba Bonnie, pero como hombre no sabía que el hecho de tocarla, abrazarla y escucharla era algo tan importante para ella. Al reconocer estas diferencias, luego de esta experiencia  de aprendizaje, la llegada de nuestro primer niño, o aquellas situaciones que se empiezan a dar cuando un hombre y una mujer deciden hacer de esta unión un camino juntos, se encontrarán con esta primer condición que es la de entender que no somos iguales, que no tenemos la misma forma de enfrentar nuestra vida y que adentro nuestro se encuentran inscriptos algunos mecanismos que siguen tan vigentes como el hombre de las cavernas y tan parecidos esos comportamientos que nos pueden unir a los machos y a las hembras de la cual pertenecemos nosotros en el reino animal. Entonces, conociendo  que los hombres pueden ser de Marte y las mujeres de Venus, damos pie a este tema central de “Entre Nosotros”: Los hombres en el hogar

Para no quedarnos solos tenemos que tener en cuenta algunos comportamientos que tienen nuestros machos en el reino animal para que podamos entender qué le pasa  al varón, porque nadie quiere quedarse solo. Si uno empieza esta vida compartida, esta vida de elección, porque uno a la pareja la elige y si nos situamos en esas situaciones que nos llevaron a que estemos con esta  persona. Cuando la mirada del otro llega al alma, cuando tenemos aquella certeza en el corazón de encontrarnos frente a la persona adecuada con la cual elegimos pasar nuestros años, a la cual vamos a entregarle nuestro tiempo, nuestra historia, el otro va a ser testigo fiel de mi camino por esta  tierra. Qué pasa cuando nos empezamos a desencontrar? Unir dos culturas, unirnos en distintas formas de ver la vida, ya es bastante, pero hay otras cosas más que es el comportamiento que tenemos como especie humana en el género mediante el cual vamos a relacionarnos. Si soy varón me relacionaré como varón, no puedo mirarte como mujer, desde mi perspectiva siempre voy a mirarte como varón, Y está bien que nosotras como mujeres miremos como mujeres. Ya despersonaliza bastante cuando tenemos que salir a desempeñar roles que no deberíamos desempeñar. Ser mamá y papá es hacer un esfuerzo sobre humano y sería bueno que cada uno pudiera entregar lo suyo. Para entender un poco más de esto en el libro “Chicas, esto es la jungla” el segundo  capítulo se denomina “La guarida”  y hace hincapié en el comportamiento del oso pardo macho cuando empieza el tiempo de frío. A la primera señal de nieve o de frío, el oso pardo macho se acurruca en una cueva o en el tronco hueco de un árbol  hasta la primavera, esto pasa en la naturaleza, estamos describiendo un comportamiento que se da todos los años. Los latidos de su corazón disminuyen, pasan de tener entre 40 a 60 por minuto a tener entre 8 y 12. Bajan considerablemente todo el metabolismo porque estará allí por mucho tiempo, ni siquiera se va a levantar a evacuar, el cuerpo del oso es capaz de reciclar la urea transformándola en proteínas utilizables durante todo el invierno, los osos machos dormitan en su guarida hasta que llega el buen tiempo y se despiertan. Pero qué pasa entonces con las hembras?  Ellas caen también en un estado adormecido y aletargado, pero su guarida tiene mas espacio, el macho tiene espacio solo para él, la hembra en cambio, no se va a dormir sola porque mientras hiberne va a alimentar a sus cachorros, su guarida dará abrigo y protegerá a los cachorros hasta que llegue el momento de salir.  
Haciendo una comparación, salvando las distancias entre el oso pardo y nuestros varones, al final de un largo día de trabajo, el macho humano vuelve a su guarida, abraza a su mujer a sus hijos y se desploma en el sofá a hibernar (toda la noche si fuera necesario), es un deseo, si pudiera quedarse ahí se quedaría, mientras su esposa puede estar preparando la cena, ocupándose de los niños y también tratando de que se sienta bien su esposo. Sabemos que esta situación no se da en todos los hogares pero es el comportamiento que puede ayudarnos a tener como común denominador en momentos de situar al hombre que llega cansado de trabajar y que no quiere escuchar mas nada, ni que la mujer le cuente los problemas de los chicos, y en realidad lo que me a mí me sorprendía es que hay salidas para sacarnos de lo que la naturaleza puede estar manifestando, porque justamente el Señor ha puesto en nosotros la inteligencia, el consenso, el diálogo, el encuentro con el otro, el querer amar al otro y donarme al otro. Pero para que todo eso se dé tenemos que entender que después de un largo día extenuante en la “jungla”  necesitará llegar e hibernar un rato. Es una necesidad interior y exterior y que parte del comportamiento que muchos de los machos en el reino animal tienen y afrontan de esa manera su guarida.

Esta asociación que hace el escritor entre que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus, empieza contando que en el principio los hombres vivían en Marte y las mujeres vivían en Venus, el hombre con su inteligencia había hecho algunos aparatos para viajar hasta Venus y allí se encontró con la mujer y juntos viajaron a la Tierra pero con el tiempo se olvidaron que uno venía de Marte y otro venía de Venus. Que uno tenía características de ser un hombre de este planeta y el otro la característica de ser de otro lugar. Así plantea distantes formas de ver la vida, dos planetas en otro planeta – esta realidad nueva que es la familia.

Voy a seguir con el tema de la guarida.  En este trabajo “Chicas, esto es la jungla” va a describir muy bien qué pasa cuando el hombre llega de trabajar. Al llegar a casa siente la necesidad de un lugar a donde pueda estar a salvo porque afuera habrá luchado con otros por el territorio, por ser el mejor, y tratando de garantizar una buena guarida para su hembra y sus cachorros. No quieren que nadie los fastidie, les pida conversación, y nosotras nos encontramos con un rostro que no sabemos si nos está prestando atención, si estamos hablando solas, al punto de tener que reiterar lo que estamos diciendo, percibimos que no hay una atención del 100%. El varón necesita ese tiempo para estar tranquilo en la guarida, no desea tener cosas que hacer o que lo pongan a prueba, sin darnos cuenta cuando él está entrando largamos la lista de cosas que nos preocupan. Es cierto que son muchas las cosas que nos preocupan, turnos médicos, colegios, reuniones, etc. además del trabajo pero tenemos que saber que  no funcionamos de la misma forma. El varón después de trabajar necesita llegar y descansar un tiempo, porque llega a la guarida. Hay que comprender que su guarida es su territorio, el lugar donde pisan con certeza, que este lugar les corresponde, donde se sienten a salvo, a gusto y seguros. La palabra territorio proviene de un término latino que significa tierra, suelo, turba, firme, no se debe confundir con la palabra dominio. Cuando decimos que la cocina es el dominio de la mujer, estamos hablando de una esfera de influencia, un territorio connota posesión, no es la influencia que yo tengo en este lugar, sino que este lugar es mío y de nadie más y los que están en la jungla acá no entran. Como hacen los machos de los leones, no puede venir otro león a meterse a su territorio o a tocar a sus cachorros o a su hembra, no puede pasar. Entender este ejercicio del territorio en el hombre es empezar a entender porque cuando llega a su casa necesitará este tiempo.

Muchas veces este territorio, que el varón necesita, se convierte en un nuevo campo de batalla, se traslada la jungla de afuera hacia adentro y allí empieza la pelea territorial.  Parece ser que nuestro varón, así como en el reino animal el macho marca su territorio de distintas formas, el va marcando su territorio de otras formas, con esto que a lo mejor se olvida, con este saco que quedó tirado, con este lavar los platos pero de otra forma, porque es como decir lo hago como yo quiero. Este planteo que hace el libro es un planteo antropológico en el varón que dista bastante de cuando uno puede entrar en diálogo con él. Yo como mujer no lo comprendo porque tenemos una mirada distinta de las cosas, y nos sentimos agredidas por este amo y señor que está aquí. Tenemos que entender que hay comportamientos que se van a suscitar desde la naturaleza. Hay una figura muy clara en el libro, la mujer cuando va creciendo siente la necesidad de compartir, de dialogar, comparte las muñecas y el varón afianza más lo mío, mío es el auto, jugamos al fútbol pero el fútbol es mío, es mi mamá, hay una posesión continua. Así vamos creciendo en diferencias que deberemos conocer para poder encontrarnos.

Si esto lo miramos desde el peso del encuentro, el sentir que el otro me domina, del sentir que es un amo y señor, puede traerme tantos problemas que llegará a separarme del otro. A no querer  tenerlo cerca, entonces es importante entender que es estos comportamientos hay mucho de naturaleza.
También es cierto que a partir de que la mujer trabaja, se dan situaciones parecidas en la mujer, porque la mujer reclama este tiempo de paz al llegar de trabajar.
Es importante el aprendizaje de respetarnos cada uno en su tiempo.
La mejor manera de abordar este comportamiento territorial según este libro es en primer lugar entenderlo, no tomarlo como algo personal, su intención no es descargar contra el objeto femenino mas próximo – cuando nos sentimos agredidas-, lo más probable es que sea una reacción a la tensión del trabajo, lo más probables es que esto venga de otro lado, allí no puede desahogarse con nadie, estamos hablando de un instinto animal básico del macho, como le puede pasar a cualquier hombre que se encuentre bajo tensión en su trabajo de muchas horas.
Entonces poder entender y buscar luz en este tema es lo que nos va a ayudar, entendiendo que el varón es territorial y necesita de este espacio, esta escritora propone como tarea a desarrollar “la hora feliz”  que nuestro hombre tenga su “hora feliz”, necesitará reciclar emociones, reciclar agotamientos físicos para luego volcarse en colaboración. Si nosotros sabemos y entendemos  que esto es una necesidad natural, una necesidad más allá de la conciencia de la persona podemos ir buscándole la vuelta a cada uno de los momentos que nos toca compartir con nuestro esposo para entender de que si lo hablamos y nos damos cada uno el tiempo necesario para el encuentro, podremos tener mejores resultados. Entonces en la propuesta de este libro se encuentra este ejercicio que nuestro varón tenga un instante de sentirse en paz, tranquilo, de poder estar un rato en silencio, la no expresión del lenguaje, por un rato. Y si este lenguaje a parte de ser tiene su carga emotiva y de preocupación, pone en riesgo nuestra relación. El planteo es el poder encontrar en medio de nuestra naturaleza que será bueno buscar otro momento para decir las cosas, que cuando tenemos que hablar cosas profundas de nuestro matrimonio, no es a la hora que llega de trabajar, porque no serán buenos los resultados. Y da otro dato muy importante, será necesario buscar otro territorio para hablar y desde allí poder encontrarnos, porque en la casa y recién llegado del trabajo no tendrá la predisposición natural  para poder escuchar y atenderte con todo el deseo que tiene adentro suyo. Estas situaciones de juicio que hacemos muchas veces sobre nuestro esposo, en la personalidad del varón esto se da con tanta sencillez, ese pensamiento es muy femenino, pensar que el varón está queriendo hacer o decir esto.
Según distintos autores de libros, psicólogos etc. para saber que le pasa a un varón solo hay que preguntarle, que le pasa y que piensa. El varón no anda con vueltas, es sencillo, es sin doblez, el varón no tiene predisposición a hacer cosas que demuestren otras y lo que hace lo hace porque lo siente. El varón va a ser capaz de salir de su madriguera, que a veces pondrá en riesgo a su familia. Vamos a rezar ahora y a poner todas nuestras ofrendas a la Virgen y en especial en este día  poner todas nuestras preocupaciones de “no encuentro” de “no dialogo”  que hoy puede tener nuestro hogar, ponerlo en manos de ella.
Parece ser que cuando las mujeres somos sinceras, hablamos en pocas palabras, sin dar tantas vueltas y poniendo el corazón, podemos decir claramente: lo que necesito es un abrazo, lo que necesito es que me acompañes con la crianza de los chicos, lo que necesito es que vayamos juntos a la reunión del colegio y logramos así que la guarida sea un territorio de paz, no la jungla dentro de su propio territorio.

Ir a la búsqueda de la necesidad del otro, ir a la búsqueda de este punto intermedio nos va a hacer entender que la vida puede ser atractiva, que podemos seguir adelante con nuestra familia, que al otro no es que  no le guste escucharme sino que a veces no se dan las posibilidades para que me escuche. Ese punto en común va a unirnos y a permitir reírnos de estas cosas, tomarlo con humor.
Somos distintos pero somos complementarios, si fuéramos iguales no sería positivo el camino juntos, sería una continua tendencia a la pelea por el territorio como los machos en la naturaleza. Tratemos de tomar lo mejor del ser mujer y lo mejor de este ser varón que me complementa, y si entendemos en la debilidad  podemos compensar y propiciarnos espacios de paz, de tranquilidad.