La Belleza

jueves, 25 de septiembre de 2008
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Marechal  decía en su cuaderno “hay un día en que el hombre da con el agua justa y el exacto manantial” estas sencillas líneas del prólogo del libro que estamos compartiendo con el Padre Ángel Rossi, anhelan para cada uno la gracia de encontrar en esta  misteriosa peregrinación de la vida la fuente de la  belleza, esos pozos de agua limpia que sostienen y que dan sentido y diría Juan Pablo II son una invitación a saborear el camino y a soñar el futuro. Pero, ¿será pertinente, en este tiempo tan doloroso acerca de la belleza? Creemos que es esencial, porque la belleza nos abre al misterio y nos permite vislumbrar la trascendencia. Hace visible lo invisible. Hay que rescatar y resaltar todo lo bello y sobre todo volver la mirada al Pastor Bello, aquel que nos enseñó que la verdadera belleza no esta en la superficie de las cosas y de la gente sino en el amor que se hace entrega.
Juan Pablo II decía, es necesaria la contemplación del rostro transfigurado de Cristo para no escandalizarnos y soportar la contemplación de su rostro desfigurado en la pasión, y de tantos rostros sufrientes crucificados. Que Dios los bendiga y ojala estas páginas los ayude Padres Diego y Ángel son los autores de   “Testigos de su belleza” un libro recién salido del horno, Bueno día Padre Ángel, ¿Cómo estás?

PAR: Buen día Gabriela, queridos oyentes de Radio María, si es un librito que ha salido esta semana, recién parido,

GLS: Testigos de su Belleza, el Padre Ángel Rossi y el Padre Diego Fares son los dos sacerdotes jesuitas autores de este libro, que intenta escudriñar en una categoría teológica no muy desarrollada como es la belleza. La foto de la portada del libro es bellísima,  simplemente son los pies de la Madre Teresa, , y junto a esos pies deformados un montón de piecitos de niños descalzos en la tierra, es increíble que estos pies pudieran caminar tanto.

PAR: Si, no deja de ser paradójico, porque estéticamente son pies desformados, no bellos a los ojos y sin embargo de una profunda belleza. Este es el desafío, ver en donde está y a que llamamos lo bello.

GLS: Sobre todo cuando no es lo que nos parece bello a prima face, a nadie le gustaría tener estos pies, uno se pregunta ¿Qué tienen de bello estos pies?

PAR: por eso, quizá la definición a la que estamos acostumbrados es la definición latina “formosus” a lo que nosotros denominamos bello, la idea subyacente es la forma, la armónica composición de las partes, gracias a la proporción de todos los elementos la forma bella parecía reproducir en el fragmento el todo. Esta idea de belleza en realidad derivaba de la cultura griega y continua de hecho ejerciendo su fascinación pero a ella le falta un aspecto, podría decirse que si la belleza es armonía que hay de la infinita desarmonía del mundo y de la vida, del escándalo del mal y del dolor, del insulto al gozo de existir que es siempre la muerte, Esto nos pone de frente a buscar otra belleza, y entonces Santo Tomás que es el que habla de lo bello, no por casualidad al referirse al Hijo Eterno, al Verbo Encarnado Jesús, dice: su belleza no es la de la forma, no es la de la armonía que todo lo concilia. El más bello de los hijos de los hombres (Salmo 45) es también el hombre de los dolores delante del cual se cubre el rostro, como dice el Profeta Isaías. Es una paradoja, la belleza del Señor y la belleza a la que apuntamos nosotros es una belleza distinta, es la belleza del exceso de amor. Es la belleza de un amor que lleva al Dios inmortal a hacerse pobre y prisionero de la muerte, es la belleza