La parábola del viñedo

viernes, 10 de octubre de 2008
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Dice San Marcos, Jesús se puso a hablarles en parábolas:
“Jesús entonces les dirigió estas palabras: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y construyó una casa para el celador. La alquiló después a unos trabajadores y se marchó al extranjero.  A su debido tiempo envió a un sirviente para pedir a los viñadores la parte de los frutos que le correspondían. Pero ellos lo tomaron, la apalearon y lo despacharon con las manos vacías. Envió de nuevo a otro servidor, y a éste lo hirieron en la cabeza y lo insultaron. Mandó a un tercero, y a éste lo mataron. Y envió a muchos otros, pero a unos los hirieron y a otros los mataron. Todavía le quedaba uno: ése era su hijo muy querido. Lo mandó por último, pensando: «A mi hijo lo respetarán». Pero los viñadores se dijeron entre sí: «Este es el heredero, la viña será para él; matémosle y así nos quedaremos con la propiedad».Tomaron al hijo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. Ahora bien, ¿qué va a hacer el dueño de la viña? Vendrá, matará a esos trabajadores y entregará la viña a otros». Y Jesús añadió: «¿No han leído el pasaje de la Escritura que dice: La piedra que rechazaron los constructores, ha llegado a ser la piedra principal del edificio. Esta es la obra del Señor, y nos dejó maravillados? » Los jefes querían apresar a Jesús, pero tuvieron miedo al pueblo; habían entendido muy bien que la parábola se refería a ellos. Lo dejaron allí y se fueron.”

Un hermoso texto de San Marcos Capítulo 12 versículo 1  al 12,  nos va a servir de referencia para el tema central del programa.

La palabra de Dios no es un registro de acontecimientos que se desarrollaron en un oscuro rincón del Imperio Romano 2000 años atrás, ni es la biografía de un habilidoso carpintero contador de historias que se enfrentó a un duro final; hay un teólogo que dice que la palabra de Dios es como una explosión divina, un verdadero meteorito de alcance, profundidad y consecuencias mucho mayores  que aquel meteorito que aniquiló a los dinosaurios, el efecto de la palabra de Dios es mucho mayor. Leer la Biblia es explorar el cráter que dejó la explosión de este meteorito en la historia. Los biblístas hacen un trabajo similar al de los paleontólogos y los geólogos, comentó el Padre Lona que conoció un biblísta que se había dedicado durante 10 años a estudiar a Juan, y entonces contaba, desayunaba con Juan, almorzaba con Juan y cenaba con Juan porque después de estudiar la Biblia, el escritor estaba conmigo todo el tiempo, conozco su carácter, todo el rastreo minucioso, lento y paciente del texto que analizaba. Esa es la labor del biblísta, del exegeta, prestar atención  a los mínimos detalles, por eso me pareció tan apropiada la imagen del explorador del cráter luego de una explosión divina. Un suceso que impacto y destrozó muchas cosas, por algo dice Jesús, Uds. creen que he venido a traer la Paz y he venido a traer la división y la espada. A partir de este momento la nuera estará en contra de la suegra y una serie de lazos familiares los describe “rotos” por la palabra de Dios. Y que pasa que esta palabra de Dios en vez de aquietarnos, nos inquieta. Y que pasa que esta palabra de Dios puede ser considerada como una bomba cuyas esquirlas afiladas todavía están vivas y tibias para preguntarnos acerca del impacto de la palabra de Dios en la