La parábola del rico insensato

jueves, 23 de octubre de 2008
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Uno de la multitud le dijo a Jesús:  “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”, Jesús le respondió:  “Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro de entre ustedes?”.  Después le dijo:  “Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas”.  Les dijo entonces una parábola:  “Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho y se preguntaba a sí mismo:  “¿Qué voy ha hacer?.  No tengo dónde guardar mi cosecha”.  Después pensó:  Voy a hacer esto:  demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma:  Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, y date buena vida”.  Pero Dios le dijo: ”Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿Y para quién será lo que has amontonado?”.  Esto es lo que sucede al que acumula riqueza para sí, y no es rico a los ojos de Dios”. 

Lucas 12, 13 – 21

El primer punto de nuestro encuentro, lo titulamos así, “Un error querer prever lo imprevisible”.La parábola con la que Jesús ilustra esta hermosa conversación, con un interlocutor suyo muy inquieto, por una cuestión que suele ser común en la vida de la familia, “la herencia”, muestra y cuenta que un hombre tiene que resolver un problema que se le ha presentado.

Este hombre que acumula bienes en su granero, ve aumentar su capacidad de producción, motivo por el cual, piensa que derribando los graneros existentes y construyendo uno de mayor capacidad, podrá hacer lugar a la creciente producción suya.

Entre todas sus previsiones, hay una que no está en su cálculo, Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿Y para quien será lo que has amontonado?”. Es como se dice vulgarmente, el querer contar los chanchitos antes de tenerlos, o discutir en la Argentina, ¿cuál va ha ser el modo de distribución de la futura riqueza con la que vamos a contar? No habíamos contado c