A veces, para seguir amando al otro, es necesario tomar distancia de comportamientos tóxicos o de vínculos tóxicos. Hoy vamos a hablar del envenenamiento que produce a veces algún tipo de modo de relación con el otro, donde se va retroalimentando el resentimiento, el rencor, la violencia, -física o emocional-, la indiferencia, el desprecio. A veces hay que llegar a tiempo para que la persona pueda tener una actitud bienhechora hacia su conyuge y pueda sacarse la espina del alma, el cuchillo del alma e iniciar un proceso de reconciliación, de perdón. A veces una separación a tiempo salva el matrimonio, antes de entrar en esa guerra fría, espantosa, que caracteriza a veces los vínculos matrimoniales durante mucho tiempo. El proceso de la separación tiene distintas etapas. Hoy realmente hablamos de divorcio cuando la relación ya está muerta, no hay interés ni intención de resucitarla ni de reanimarla. Y para esas circunstancias y situaciones vamos a hablar también , para que dentro de ese marco, que es muy doloroso y traumático, más que lo que la sociedad les hace creer a sus miembros. Y esto es así porque no le da voz al sufrimiento de los miembros de la pareja, y por esa razón se toma con una facilidad a veces muy grande el tema del divorcio y de la separación. No se puede sostener ningún vínculo, de ninguna índole, sumamente intoxicado. Este envenenamiento de sentimientos negativos, de emociones que destruyen, no se puede sostener a cualquier costo, porque habitualmente –salvo que haya resistencia psicológica extraordinaria, que las hay y son propias de la santidad- termina enfermando a los miembros de la pareja y a todos los miembros de la familia. A veces una separación a tiempo es la única salida que tiene el vínculo para preservar lo que queda del amor, del respeto, de la fraternidad, y de esa caridad de la que vamos a ser juzgados en el final de nuestra existencia, sea o no un amor conyugal. El proceso, antes de llegar al desenlace o a la concreción de una separación –porque el divorcio o la separación no son un acontecimiento repentino-, antes de iniciar trámites legales, o antes de irse a vivir cada uno por su lado, hay distintas etapas. La primera es la anticipación, en la que uno o los dos conyuges comienza a considerar seriamente el rompimiento definitivo. Se crea como una especie de divorcio psicologico. Se prepara el terreno, se busca asesoramiento, se busca ayuda en general. La o las personas hablan con otras personas. Ese tiempo de anticipación puede durar desde unos meses hasta muchos años. Hay parejas que han anticipado su divorcio durante toda la vida y nunca llegan a divorciarse. Y esto es importante porque no se puede vivir toda la vida divorciándose y nunca terminar de divorciarse, separándose y nunca terminar de separarse. Te diría que hay circunstancias en las que es hasta mejor tomar una decisión con el riesgo de que la decisión sea mala, que no tomar ninguna por el resto de la vida. Pretender “frizar” las elecciones y esperar que el tiempo por sí solo vaya tomándolas, no resuelve nada. Y generalmente cuando estas decisiones se han pospuesto durante demasiados años, realmente el resentimiento, la indiferencia, el vacío mata todo, incluso hasta los buenos recuerdos, los momentos agradables compartidos, incluso hasta el amor y el respeto que quedan. Es la agresión por pasividad, o la pasividad agresiva. Suele ser también una violencia blanca que va tiñendo los vínculos de una toxicidad bastante peligrosa. Entonces es bueno , frente a la situación, plantearse y decidir qué hacer. ¿voy a seguir pensando