“Lo guardo por si acaso”, dicen los cachivacheros

miércoles, 8 de julio de 2009
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Angela Zanutti, licenciada en psicología, miembro del consejo de redacción de la revista Criterio

“…voy a guardar, voy a guardar todas las cosas en su lugar…” ¿y si cuando no hay más lugar seguís guardando?…¿y si seguís por los pasillos…? ¿y habilitás encima una pieza para los cachivaches? ¿y si después seguís por el living?

Vamos a hablar con Angela Zanuti de una patología grave (no se asusten cachivacheros y cachivacheras: no significa que todo el mundo termine con este síndrome) EL SÍNDROME DE ACUMULACIÓN COMPULSIVA, que hace referencia a un desorden patológico de acumular basura y cosas inútiles.

Vamos a ir desde este extremo patológico hasta el otro extremo: el tirarlo todo. Vivir en una sociedad de permanente “toma y tira”, sociedad del descarte, sociedad del “consumo y tiro”, no del “reciclado”. Entre todos esos extremos, vamos a tratar de pensar un poquito la cosa respecto de “lo guardo por si acaso”

GL: ¿Dónde parece tener su origen este Síndrome?

AZ: Antes que nada, creo que hay que tener una mirada más integral, porque desde la psicología, si uno no tiene un poco de atención, se convierte en una “máquina de juzgar”, y de lo que se trata es de comprender.
    Todo tiene su origen en una manera de encarar la vida, porque esto es como el tema de las adicciones, es decir, por supuesto que hay personas que son adictas, padecen, sufren y mueren por esa patología. Pero esto es una versión caricaturizada de lo que es nuestra sociedad: una sociedad altamente adictiva. Lo que pasa que en esta sociedad, como en todas las cosas, siempre hay un discurso maniqueo: hay adicciones que se legitiman y otras que no. Pero no hay ninguna diferencia entre el chico que consume cocaína del que consume horas y horas de su vida en horas y horas de trabajo, o en acumular dinero. La hipocresía y la locura de esta sociedad es que algunas cosas, porque son funcionales al sistema, las legitimamos, y otras no.
    De lo que se trata, la esencia de la adicción, es de la necesidad de incorporar vorazmente algo. Si prestamos atención en esta sociedad consumista, capitalista, permanentemente estamos consumiendo vorazmente cosas. No nos relacionamos amorosamente: consumimos, devoramos, tragamos hasta las relaciones afectivas.
    Entonces este síndrome también expresa de alguna manera en clave extrema una característica de nuestra cultura y nuestra sociedad que es la necesidad de acumular. Entonces ¿qué tan distinto es la persona que acumula papelitos, caramelos, a los grandes monopolios que acumulan toda la riqueza del mundo?
    El tema está en tener una mirada integradora. Nuestra cultura es una máquina de juzgar, y lo que necesitamos es comprender. Esa comprensión que viene de la empatía. ¿Por qué una persona hace lo que hace? ¿por qué actúa de esta manera? Nosotros, desde esta sociedad autoritaria y maniquea, en seguida lo que hacemos es decir: es bueno o malo. Y desde la psicología también pasa eso. Con el discurso entre el límite entre lo patológico y lo normal, decir “esto es patológico” no solo no resuelve nada, sino que encima agrega más angustia al dolor de la persona.
    Dentro de esto, como en todo, hay una gama inmensa. En el amor, por ejemplo: del amor al desamor hay miles de grados intermedios. En realidad el desamor es la “ausencia” de amor. No es que existe lo opuesto al amor. Es decir: cuanto menos amor hay, aparecen las carencias. El mal es ausencia del bien