Sobre la dinámica del amor, les comparto un texto de Tagore: “Hay un cielo infinito que abraza la tierra y al sol en su lejanía estelar y así hace posible que se pertenezcan mutuamente en un parentesco cósmico. Del mismo modo Dios, que es un ser inmenso llena el vacío que hay entre un ser humano y otro. La distancia entre hombre y hombre es infinita, y si no existiera en medio ese puente eterno que es Dios ¿cómo íbamos a alcanzarnos unos a otros?
A mi me llamó la atención la percepción de la distancia infinita entre hombre y hombre. Me trajo al recuerdo a Sastre cuando decía “el infierno son los otros”, o “el infierno es la mirada del otro”. Esto tiene como un aliento existencialista que de alguna manera se pudo descubrir después de la 2° guerra mundial: esa distancia infinita entre un hombre y otro.
Es que en realidad creíamos que estábamos tan cerca que con solo alargar la mano lo tocábamos, que con solo pronunciar el nombre de otro hombre al que amábamos fundamentalmente, lo llamábamos, que con solo mirarlo lo poseíamos. Trabajábamos juntos, comíamos juntos, vivíamos juntos. El que estaba lejos era Dios. Y entonces encontramos la fórmula para acercarnos a Dios, que estaba muy lejos, a través del hombre, que estaba muy cerca. Y por eso nos exhortaban a servir al prójimo, y nos esforzábamos en amar a nuestros semejantes con mucha fe de que ese amor al otro iba a llegar a Dios, que lo había creado. Y así, paso a paso, yendo cada vez más cerca del hombre íbamos cada vez mas cerca de Dios.
Igual que la tierra y el sol estaban en un abrazo, nosotros nos sentíamos en un mismo abrazo con el hombre y lográbamos ese ascenso gradual hasta ese trono tan lejano, a través del otro.
Y todo eso está muy bien. Solo que ahora, vaya a saber por qué causa, comenzamos a sentir que el otro está a una distancia infinita aunque esté muy cerca nuestro, y que no encontramos la forma de llenar ese vacío. Comenzamos a sentir que es mas fácil comunicarse con Dios que con el hombre, que el que está cerca es Dios y el que está lejos es el otro, aunque se siente a mi lado, aunque duerma en mi propia cama. No llegamos a su alma, no entramos en sus sentimientos, no sabemos y no comprendemos lo que pasa en su mente, es un extraño. Y recíprocamente. Vivimos en un tiempo en que hay una distancia estelar entre corazón y corazónLos mensajes tardan igual que en el cosmos años luz para llegar a destino. Mensajes que cuando llegan no se descifran.
El hombre hoy no encuentra al hombre, y por eso nos sentimos solos. . ¿cómo estrechar esa distancia? ¡como volver? &iqu
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