La casa de Pedro, lugar de encuentro

viernes, 21 de noviembre de 2014

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21/11/2014 – En el espacio de “Camino de Emaús” el P. Alejandro Puiggari junto al equipo reflexionaron en torno a la casa de Pedro en donde Jesús desarrolla su ministerio en Cafarnaún.

La casa de Pedro es el lugar donde Él se siente a gusto y en “en casa”. Y es allí donde va congregando y haciendo crecer a su comunidad y abriendo una escuela de servicio. Nosotros también podemos hacer de nuestras casas un lugar en donde Jesús, y nuestros amigos, puedan sentirse a gusto y en comunidad. Allí tiene que cultivarse la frangancia del servicio, de la misericordia y del perdón. Debe ser una casa de puertas abiertas, donde siempre haya un lugar y un plato de comida para el que llegue, y así ser un lugar de congregación. Todo lo que hace Jesús puede hacerse en nuestra casa: alimentar el sentido de comunidad y ser escuela de servicio, solidaridad, ayuda y voluntariado.

 

Voluntario: ayudar y dejarse ayudar

En torno a la casa de Pedro, también comienza a desarrollarse el servicio a la comunidad y el voluntariado. El voluntario no se asusta ante la dificultad. Su fe lo lleva a hacer lo que parece imposible. Así lo demuestra el texto del evangelio (Marcos 2, 1-12 ) en el que aparece la casa de Pedro repleta de personas que quieren escuchar a Jesús. Entre ellos, había cuatro amigos que llevaban a un paralítico. La cantidad de personas no les impidió lograr su objetivo: fueron capaces de hasta hacer un hueco en el techo de la casa, para poder acercar la camilla de su amigo a Jesús.

Los amigos, como los voluntarios, hacen hasta lo imposible por lograr su misión o servicio. Pero a la vez, es importante que los voluntarios, a veces sean quienes son servidos. Al igual que el paralítico mismo, el voluntario a veces necesita bajar la guardia, dejarse “lleva la camilla”, verse vulnerable y permitir que otros y que Dios nos tiendan una mano.