Lic. Adrián Calvo. Especialista en Comunicación Pública. Gerente de RRPP
Hoy por hoy, una de las expresiones de la tinelización de la televisión, es esa especie de “pornografía suave” que provocó en todo el ámbito de la televisión, porque recordarán ustedes el famoso “baile del caño” y a partir de ahí todo lo que se ha ido suscitando, y después otros programas que van repitiendo y comentando ya sea para criticar, ya sea para mostrar lo bajo, lo grosero, lo grotesco, o para reírse, o para hacer comentarios “acerca de”, en definitiva, no solo lo tenemos en esa porción horaria en que se transmite los “video Mach”, sino que después se va transmitiendo en distintos programas donde se vuelve a hacer el comentario.
Y esto ha traído un acercamiento de la pronografía suave, de lo sexi, a la vuelta de la esquina, de un erotismo bastante burdo que se nos mete por los ojos todo el tiempo, y que no sabemos muy bien si está realmente pretendiendo estimular un deseo sensual. Lo que sí sabemos, es que pasó a formar parte del paisaje de lo cotidiano (porque lo tenemos en las revistas, en los afiches, en el cine, en la televisión, en Internet… en fin. Es que tiene su eje en estos escalones, en estos tonos, en estos decibeles a los que ha llegado Tinelli con su propuesta bastante escabrosa: toda una sucesión de desnudeces cada vez en paulatino ascenso, toda una ascensión de referencias sexuales desinhibidas, directas, usadas para promover cualquier clase de cosas –no se sabe muy bien-: en definitiva, remarcar cómo “la carne vende”, como si fuese realmente una mercancía, porque son cuerpos que están expuestos, que están ofrecidos como la suma de sus partes. Son cuerpos que son suma de senos, de muslos, de bíceps, y no tienen ningún otro mérito nada mas que el golpe bajo, debajo de la cintura, que supone la ruptura de muchos tabúes, y encima sin gran estruendo.
Todas las sociedades tienen tabúes. Los han tenido Quienes han estudiado sociedades primitivas lo han confirmado con mucha claridad.
Un tabú es una prohibición. Es un ámbito que no se puede traspasar. Generalmente detrás de un tabú hay algo muy delicado, algo que tiene mucho que ver con la sobrevivencia, con la salud, con la felicidad de la gente. Por esa razón, no se puede ingresar a esa conducta, a ese comportamiento, a ese sentir, a esa manifestación de lo humano, porque peligraría de alguna manera la sociedad, la tribu, la sobrevivencia de la gente. Por ejemplo: El tabú de no poder comer carne de cerdo para el pueblo judío, estaba diréctamente ligado a una serie de enfermedades que se transmitían a través de la carne de cerdo, y por eso formaba parte de una ley religiosa la prohibición de comer carne de cerdo, considerado un animal maldito, inmundo, porque a través de su carne peligraba la vida. Otro ejemplo: el tabú del incesto, un tabú muy universal: padre-hija o madre-hijo no podrán tener relaciones sexuales. Un tabú tan fuerte que hasta ha dado lugar a la tragedia de Edipo. ¿qué hay detrás de esto? La constatación de que el incesto trae serias anormalidades en el devenir de la especie humana, y en orden a esa constatación es que la humanidad establece un tabú, una prohibición, que tiende a una mejor conservación de la especie humana, de la vida y de la sobrevivencia.Entonces, cuando decimos que “se rompe un tabú” casi diríamos que esto goza de muy buena prensa, como si romper reglas, levantar prohibiciones fuera algo meritorio, digno de proponerse.
Yo quiero que hoy quede claro que en realidad hemos caído en un totalitarismo tan burdo como de los peores. Porque justamente algo que caracteriza un totalitarismo, y que se pone de manifiesto en distintas partes de la historia a través de los medios (por ejemplo: tomemos y analicemos la imagen de los afiches nazis, los discursos, la propaganda, los colores, los primeros planos, y tendremos justamente el prototipo de un discurso totalitarista) ¿qué pretende un discurso totalitarista? Es una narrativa hegemónica, es decir, única, autoritaria, que no da pie a pensar una cosa diferente de la que está prácticamente imponiendo. Y fundamentalmente, lo propio de un mensaje totalitario es que contiene mensajes sumamente reductories, polarizado: se ve siempre solo, siempre, nada más que, un costado, un aspecto de las cosas. Entonces vamos a ver que cuando hay un mensaje totalitario, si es de izquierda van a ser los imperialismos, y si es de derecha va a ser la subversión por ejemplo. Y no salen de ahí, y se tratan de explicar todos los fenómenos –entren o no en ese modelo- a partir de esa mirada extremadamente reductora.
Quisiera que se pudiera demostrar en este programa que la tinelización de la televisión, sin hacer mucho estruendo, ha roto tabúes de una manera muy totalitarista para implementar otros tabúes. Entre otras cosas, esta reducción a la “carne”, esta reducción de la “superestrella” a sus pechos o a sus glúteos o del galán a su bragueta, que nunca serán otra cosa más que un rejunte de carne humana explotados a los fines de la publicidad, de la industria del entretenimiento. Pero claramente, cuando uno lo ve una o dos veces, ya tiene claro que todo el surtido no es más que una repetición burda de lo mismo, es decir, triunfa permanentemente lo obvio, o el reciclado de estereotipos totalmente exhaustivos: la colegiala decadente, el atorrante lascivo, la heredera perversa, el deportista libertino, el gay, y por supuesto nunca va a faltar el imprescindible transexual. Y ahí está el corso permanente de desfile de estos personajes que, me parece, ya ni siquiera alcanzan a suscitar una cosquilla sensual, a ser sorpresivos, placenteros, eficaces. Daría la impresión que hasta desde lo erótico propiamente dicho son bastante pobres y mezquinos, sin arte. Porque andar dando vueltas de la manera que se lo hace alrededor de un caño una y otra vez, y todos los monólogos que el señor Tinelli ha tenido con ese caño jugando con la prohibición y con la censura de un modo picarezco, y con su énfasis permanente en lo genital, estamos yendo realmente hacia lo peor de la decadencia de un momento que espero sea de pasaje a una estética que sea más fecunda aún desde lo erótico, o que sea el pasaje a una propuesta más enriquecedora.
Este es simplemente uno de los aspectos de la tinelización de la televisión por todos comentado, que sin embargo, según dicen, sigue encabezando raitings de audiencia. Si es así, realmente me cuesta creerlo. Yo pensaba que el pueblo argentino era un poquito más inteligente, pero está visto que la decadencia social, política y económica que ha vivido el país en las últimas décadas, ha tenido también consecuencias en nuestros gustos, en nuestras elecciones, y que ya esa decadencia está llegando al seno de nuestra vida familiar a través de esta especie de discurso sexy que es apensas una forma mitigada de pronografía, y que está convirtiéndose en la espina dorsal de la propuesta televisiva, signo de que realmente andamos mal.
GL: ¿A qué se llama hoy Tinelización de los medios?
AC¨: Este es un término que estuvo acuñado allá por los años 90. Unos sociólogos intentan dar con esta definición una suerte de canalización de la cultura. Si los medios de comunicación social tienen tres funciones básicas que son la de informar, formar y entretener, la última ha sido la que mayor protagonismo ha tenido en estos últimos 20 años no solo en Argentina, sino también a nivel mundial tanto en televisión como en algunas radios. Toda una tendencia a que esta función de entretener se haya ido devorando las otras dos funciones, fundamentalmente la del medio, que es la de educar. Lo lúdico ha corrido, ha borrado los límites entre lo lúdico-formativo y lo lúcido-chabacano. Si miramos bien cómo se han estructurado algunos programas de concursos, de convocatorias a través de determinados tipos de atributos de los actores invitados para una construcción de parodia permanente .
GL: Hay personas que han nacido, están creciendo y están tan embargados de este modelo, que no pueden salir de él para verlo desde afuera. Lamento no tener grabaciones de otra televisión argentina que supimos conseguir allá por la década del 70 donde teníamos una serie de producciones televisivas de primer nivel, donde los concursos tenían que ver con conocimientos y no con las dimensiones físicas de los protagonistas, propuestas teatrales de primer nivel como las de Alta Comedia. Para que los chicos vean que hay otra forma de televisión posible no hay otra forma más que mostrarlo. ¿A qué hace alusión el aspecto lúdico-chabacano?
AC: lo lúdico es muy bueno. Es una metodología dentro de la didáctica –aprender jugando- que más se está usando y que arranca con los más chiquitos. La televisión ha hecho de esto un negocio en sí mismo. La lógica que sustenta todo estos es una lógica de mercado, donde a lo que se apunta es a mantener una gran audiencia, y entretenerla con cualquier llamador. Y este llamador es como dice la niña Jovita: “la televisión es como el chicle: entretiene pero no alimenta”. Lo que se termina formando es un montón de gente que está esperando siempre efectos de sorpresa. Son audiencias en formación –más bien agregados estadísticos más que audiencias, porque no tienen muchas cosas en común más que exponerse a algún efecto sorpresa: si se le va a caer o no el corpiño a la persona que ha sido convocada para tal o cual danza, si le va a escupir en la cara una persona a otra persona y va a transgredir las reglas mínimas de urbanidad, puede llegar a ser una “gran noticia”. Si esto se da en el marco de un programa de entretenimientos, donde hay premiados y castigados, se constituye prácticamente en la fórmula que termina devorando cualquier posibilidad de instalar otro planteo lúdico más inteligente, más racional, y que tenga que ver con la función del conocimiento, como lo fue en una época, por ejemplo “Odol pregunta” donde teníamos a Claudio Domínguez que hablaba de mitología a partir de La Ilíada –era un lujo escucharlo-, quienes hablaban de los pájaros, de las plantas, y nos sorprendían no únicamente por la capacidad intelectual de la cual habían sido provistos sino también de la cantidad de información que nos brindaban. Entonces, esta suerte de canalización es una lógica muy sustentada en lo económico, donde parecen no encontrar otra fórmula para ampliar el negocio económico que no sea este ascenso de la chabacanería en la pantalla chica.
GL: Los que hemos vivido otra televisión, estamos permanentemente criticando. Y los chicos critican a los que critican, -porque no tienen la comparación con otro-¿cómo les explicarías, para que los chicos entiendan, cuáles son los componentes o dispositivos que utiliza este tipo de televisión? Uno ya lo mencionaste: la sorpresa permanente, o en realidad el golpe bajo
AC: Y la diferencia entre un golpe bajo y un planteo honesto es que éste último siempre nos deja la posibilidad de un margen para que nosotros cerremos el juicio sobre lo que estamos viendo, porque el conductor se mantiene afuera, no es el protagonista. El golpe bajo nos dice “esto es así”. La consigna desde el punto de vista técnico es no dejar de hablar. El otro eje es el no dejar de mirar: el único que se reserva mirar el teleespectador es el conductor y no el invitado ni el público. Entonces, el que mira a los ojos, dice la verdad. Esto es lo que se hacía mucho también en el periodismo de opinión: esto lo hacía muy bien Bernardo Neustard: yo miro al público, si algún invitado mira al público, inmediatamente el jefe de cámara cambia el cuadro de manera que quede de tres cuarto perfil. Esto construye una autoridad y trabaja sobre este eje de la veredicción que es: te miro a los ojos, te estoy diciendo la verdad. Esto está muy estudiado y muy bien abordado en nuestro país por Eliseo Verón. Lo otro es el premio: si te sacás la ropa te premio, si le pegás una trompada a otro te premio, si te burlás del otro te premio. El premio como “zanahoria”. Esta suerte de lo lúdico-chabacano tiene premio siempre. Por un lado construye el premio y por otro lado el no premio, que sería el sancionado: no llegaste, no pudiste, sos distinto: te aparto. Esto es otro tipo de formato que pretenden devorarse cualquier función crítica e instalar esto que es lo chabacano: no pienses mucho, entretenete. ¿qué apología hacen los teóricos? Bah, en realidad no tienen teóricos, tienen gerentes financieros: “es lo que la gente quiere”. La verdad en el siglo XX es muy manipulada y muchas veces hay verdades masivas: es verdad porque la mayoría lo quiere
ustedes en función del oído que le pone la gente y en función de valores. ¿Podría la gente decidir la programación? ¿Sería bueno? Sí, claro que sí. En muchos países hay Consejos conformados por distintas Instituciones representativas de la comunidad –democracias interesantes- que a la hora de verificar –no de sancionar- los contenidos, o armar una suerte de “mix”, una mezcla de los contenidos adecuados, dan su opinión.
GL: Acá hay una construcción de la opinión pública que va al individuo, cansado, agotado, que llega a su casa con mil preocupaciones, y una propuesta de este tipo resulta atractiva justamente para poder “evadirse” de tanta angustia, de tanta rabia contenida. Este es el individuo en este estado, en esta circunstancia, y en su casa
AC: Pero mucha gente, con un entretenimiento que me parece mucho más honesto, lo hace con el deporte. En Argentina a veces nos excedemos un poco, pero ahí hay un planteo honesto, más simple, y donde la gente tiene o puede proyectar otro tipo de valores, aunque sea en el campo de la afición bastante interesante, como el compañerismo, la pertenencia. Y está lo otro de lo que veníamos hablando que es el “elogio a lo efímero”, netamente pasatista.
GL: resumiendo entonces, esta canalización de los medios consiste en llenar a cualquier costo el tiempo, conductores gritones, chillones, que hablan permanentemente con una ráfaga de palabras no siempre muy cuerdas, la autoridad de ser el único que mira a los ojos al televidente, el premio como zanahoria, que estimula al burro que está mirando la propuesta televisiva,- que puede pasar a través de lo sensual, a través de lo violento o a través de cualquier estímulo que necesariamente tiene que ser fuerte-, el castigo o no premio como descalificación, el efecto sorpresa generalmente ligado también a cosas chabacanas.
La pregunta es: ¿por qué siempre lo erótico, lo sexual, o en todo caso lo agresivo –peleas, tirarse de los pelos públicamente-, como “gatillos” más utilizados por esta canalización de la televisión?
Los domingos en familia con hermano padre y suegra, con alguna oveja negra,no podía faltarLos domingos en familia para quitarte las penasCon olor a cosa buena en las manos de mamáLa familia es un típico clan: comparte la risa , comparte su pan,“…la familia es la copia más fiel, parece la tuya parece la de élLa familia, un pequeño país: si está bien unida puede ser feliz felízLa familia te invita a pasar . En las buenas y en las malas, siempre va a hacerte un lugar..(¿Igracio Copan?)
El circo y los payasos que ostentan poderíoNos muestran el ocaso de un tiempo muy vacíoPero siempre un violín, shin shinCantará al corazón su canción
La gente en su atonía tan desesperanzadaNo cree en la alegría y ya no cree en nadaLe arrugaron el ceño, le cambiaron la suerte
Como a una caja fuerte…Ella cambió de dueño…
El circo y los payasos en el poder de sin rumbosSon signos del fracaso de un mundo sordo y mudoNo habrá que permitir, señor,Que nos roben la flor del amor
Si nos hacemos cargo con ganas de asumirloSaliendo del letargo podremos redimirlo…
GL: El bufón es un gran personaje. Esos personajes que dicen muchas cosas, muchas verdades de las cortes. El bufón era el único que le podía, que se animaba a decirle todas las cosas al rey.
AC: estaba también el temor, entre bufones, de perder su puesto por decir estas verdades, a veces duras. Hay una anécdota sobre esto, que cuenta que un bufón, para decirle una verdad –que la reina era coja- entonces buscó una forma “atenuada, simpática” de decir esa verdad. Entonces le dijo al rey: “entre el clavel y la rosa, su majestad escoja”
AC: Ahora, más que la imagen del bufón, está la que estaba también en aquel tiempo, que es la de los sofistas, que eran intelectuales al servicio de las cortes, o de los reyes, de los empleadores, que tenía que ver también un poco con la posibilidad de manipular, con la posibilidad de hacer que la “verdad oficial” se convirtiera en verdad para todos
GL: el caso de Tinelli y de su secuela de discípulos y de banalidades, es mas bien un manipulador. Ahora, ¿por qué siempre lo agresivo, lo violento y lo erótico o sexual?
AC: tiene de alguna manera muchas teorías que explican la psicología de las personas. ¿Por qué estos llamadores o estas pulsiones generan mayor atención que otro tipo de pulsiones? La novela de caballería, o la novela épica si hablamos de literatura, prendió muchísimo cuando aparece en la era Gutemberg a partir también de algunas oscuridades morales o moralizantes, el despertar del cuerpo. También se va a constituir dentro del modernismo en dos tabúes muy fuertes, con raíces muy profundas: por un lado, qué es lo que se puede hacer para vencer al otro, y todas las armas y técnicas que se pueden utilizar siempre resultan fascinantes. Todo episodio de violencia visto en la tv o el cine es un aprendizaje de esa violencia, de esa dominación, y esto es lo peligroso. Por otro lado, cada vez que se destapa un cuerpo, hay un llamador a este misterio que ya viene estructurado no últimamente en los últimos 400 años de la modernidad, sino también allá en el principio de los tiempos. Yo creo que ninguno de los dos casos es malo. El tema es que, a sabienda de que son dos llamadores que estructuran la personalidad, se haga de ellos una utilización chabacana. Algunos años atrás había unas contradicciones de algunos sistemas, graves incoherencias para ser analizadas:en Argentina, para ver una película “condicionada” necesitábamos tener 21 años. Pero para ir a Malvinas y caer y morir, necesitabas 18. Entonces ¿qué era más obsceno: ¿la muerte o el sexo?
GL. Esto qué significaría? Que la chabacanería, la banalidad, se nutren de eso?
AC: Creo que se ha naturalizado. Si nos vamos a Suecia, un país mucho más superado en todo esto, no sé si la chabacanería a través de lo sexual puede llegar a funcionar. Hay menos sentimiento de culpa con la exposición del cuerpo. No es así en el caso de los países latinos como el nuestro. Aquí el cuerpo todavía es un tabú muy grande, y correr centímetros dentro de la pantorrilla de una mujer, puede significar descubrir mundos o cosmos impresionantes, o a invitar al debate de cuanto filósofo ande dando vueltas por ahí. Entonces, a sabienda de todo esto, se hace una fiesta de estos programas.
GL: A partir de esto de la pantorrilla de una mujer ¿hay también una propuesta de género?
AC: absolutamente. Y muchas veces una discriminación de género. Hay una utilización de la mujer como objeto exótico de consumo. Sigue siendo “vendido” así. No lo veo así al hombre. Está un poco más preservado. En el negocio que manejan los hombres hay una participación femenina pero en menor medida.
GL: es raro que no haya denuncias por parte de movimientos feministas acerca del mal tratamiento que se hace de la mujer en estos programas. Tan luchadoras que son en algunos casos, me llama la atención la omisión y el silencio respecto a esta descarada forma de presentar lo femenino como carne humana-. Respecto a esa versión de que en “bailando por un sueño” una de las bailarinas , desconforme con el veredicto del jurado da un escupitajo en la cara a uno de los jueces, te parece que sea real?
AC: No sé, pero es posible que haya estado todo armado, y esto es lo triste. Porque en los jóvenes esto repercute como “lo real”, y si no es real, es tan verosímil que aunque yo diga “no, esto está armado”, mientras tanto, me lo creo. Entonces, en las generaciones nuevas, que a veces no han tenido la posibilidad de contar con un filtro para poder tamizar estos contenidos, es tomado como real
GL:¿qué signo político se le podría asignar a esta propuesta televisiva –no solo Tinelli sino todo lo que ha generado en torno-¿ Daría a suponer que está sustentado por la lógica del mercado. ¿podría estar sustentado por alguna ideología política detrás?
AC: me parece que la única sería la de “adorar al becerro de oro” lo que sustenta eso, con cualquier gobierno de turno intenta estar bien: preservar el negocio ante todo. No hay compromiso.
GL: ¿no tiene alguna asociación con todo lo que ocurrió en Argentina en la década del 90? Porque no es lo mismo Tinelli cuando apareció, que era un programa dentro de todo agradable con una especie de traer imágenes y asociaciones del 60
AC: inclusive construye una técnica de la parodia bastante interesante. Lo que ahora tiene Tinelli es el “vagón de cola de un tren muy largo” que tuvo cuando arrancó con esto. Ha sintonizado en lo que puede decirse términos financieros o económicos, sacar alto raiting con muy bajo costo. Una “ganga”, pero claro, hay muchos años de experiencia. Tinelli aportó muchas cosas a la televisión argentina desde el punto de vista formal: la irreverencia en el manejo de cámara, la desestructuración del lenguaje audiovisual ha sido sorprendente y yo diría que también positivo. Creo que ha tenido rachas buenas con un manejo más honesto y familiero, y después rachas en que se fue. Hace 5 años atrás había empezado a trabajar con los chicos y el programa se estaba poniendo lindo: la competencia la hacían los chicos. Tenía algunos tics de alguna chabacanería que a los del interior nos duele un poquito –la parodia al interior cuando no se conoce al interior-. Pero evidentemente se fue para otro lado
GL: Hay otro elemento que tiene su presentación, y creo que también se traslada a todas las repetidoras de este fenómeno, que es la burla, la ironía y trae como consecuencia una fuerte deshumanización de los vínculos. Ha llegado a extremos realmente dolorosos
AC: eso es muy porteño: el sistema del humor porteño –no lo estoy juzgando pero- tiene sus características. No es lo mismo un porteño contando un chiste que una persona del interior del interior como Landriscina relatando un cuento: los dos trabajando con el humor, pero fijate la filosofía que hay entre uno y otro: no hace falta aplastar al otro para reirnos. El porteño sale más bien con situaciones efímeras, de transición permanente y que lleva a descalificaciones como aquella que había salido y decía “se accidentaron dos personas y un boliviano”
GL: Yo creo que en nuestros oyente debe haber una especie de rabia o indignación ante este tipo de propuestas muy inmorales en los medios masivos de comunicación, que se viven como “un gigante que no se puede parar” muy avasallantes, y que se vive también como un fenómeno que destruye cosas que valen mucho, que nos roba cultura, lenguaje, momentos compartidos en familia, nos roba el esfuerzo educativo que se hace. Ya habíamos dicho en otro programa que todo que la familia y la educación sistemática construyen en cuanto a valores, lo destruye la televisión en poco tiempo, y esto es muy frustrante. La manifestación concreta de ustedes, queridos oyentes, es como apocalíptica: el lenguaje apela a lo demoníaco, mucha rabia, ganas de que alguien le corte la cabeza, mandarlos al cadalso. Tratemos de bajar un poquito los deciveles de este espanto, porque si no vamos a terminar, -como dice Borges- “nos va a terminar uniendo el espanto más que el amor” en definitiva. ¿Esto no sale en las encuestas que se hacen sobre raiting? ¿o hay una manipulación de los datos de las encuestas?
AC: los datos se pueden medir bien en Capital Federal, en el interior. Los datos son los agregados estadísticos que producen los programas como audiencias son fácilmente medibles por, en el caso de hoy, televisores encendidos. La pregunta es: que está viendo usted, cuántas personas viven en su casa. La respuesta exagerada cuando se tratan estos temas no conduce a nada. Lo hay que hacer es tratar de abordar y entender bien la lógica sobre la que se mueve este tipo de propuesta, que no es únicamente el programa de Tinelli, sino también una zaga de programas que muchas veces reciclan los contenidos de su programa, viven de él: los programas de chimentos, donde no hay una propuesta lúdica sino de cotorrismo permanente que se luce mucho. ¿hay audiencia para esto? Sí, y esto es lo que los hace permanecer en el aire. GL:La transgresión también hace a la permanencia en el aire, porque como violenta, disocia, divide y se genera inmediatamente un rol de defensa y un rol de ataque y la gente discute. Ese discutir, ¿sirve de algo?A veces alimento la esperanza de que a través de la “polémica en el bar” se vayan afianzando algunas cosas, siempre es bueno que la opinión pública converse. Pero en este caso, ya tengo dudas. Porque cuando veo la crítica de programas que lo tienen de punto a Tinelli y le dan sin asco, y le dan bien, es una crítica interesante sobre todo la de Pergolini o la de Petinato, pero termino abriendo un gran signo de pregunta, porque no termina de ampliar el círculo, pero queda todo siempre dentro del mismo círculo
AC: Comen todos del mismo plato. En realidad cuando el fenómeno es muy grande, hables positiva o negativamente le hacés mucha publicidad. No hay que ir a censurar estos programas, sino que hay que generar otras propuestas. Vivir en democracia no significa que los medios de comunicación tienen que ser pluralistas. No existen “los medios” pluralistas. Existen “las sociedades” pluralistas, donde muchos medios de comunicación tienen versiones distintas. En la síntesis, el ciudadano, el receptor, hace su propio montaje. Vive en una sociedad con posibilidad de expresar opiniones diversas. No podemos decir: “señor Tinelli: baste, se acabó, vaya a la cárcel”. (Pero sí podríamos mandarlo aunque sea a su casa creo yo ).El papel del Estado, las políticas –se violan los horarios, y después de paga la multa al Comfer ¿cómo es esto? ¿para qué están las multas?¿para ser pagadas y seguir con la programación? No. Esto es una tomada de pelo- es controlar esto: no hay multas: hay un horario y hay que hacerlo respetar. Hay que ordenar una serie de actores y hacerlos funcionar. Hay que utilizar la creatividad y vivir, o vincular muchas veces lo lúdico con lo formativo o con un entretenimiento honesto, y no con una información que realmente no deja nada
Inquitudes de los oyentes y respuestas, testimonios
GL: Lo que pretendo a través de este programa es intentar denunciar y abrir un poco el espectro bastante cerrado de la lógica de esta propuesta. Una de las cosas para desmenuzar un poco el poder que tiene este efecto es entender cuál es la lógica y a través de qué recursos, Tinelli logra la captación de público tan masivo. Cuando uno aprende a desmenuzar todo este efecto que de alguna manera circula por vías inconcientes –la forma de encarar al espectador, la forma de tratar la mujer, el sexo, la forma de vender la imagen, la forma de manipular la violencia y la agresividad-. Todos estos recursos con los que cuenta toda la producción de Tinelli y su séquito de programas satelitales es importante conversarlos para darse cuenta, para transmitírselo a nuestros jóvenes, para hacer un análisis crítico de la propuesta, no para prohibirla. El análisis crítico ayuda muchas veces a desmitificar esto que parece de un éxito arrollador.
– Creo que se debería cambiar en este país esto de “la mayoría decide”, porque en general “la mayoría no está bien de la cabeza”.
GL: en realidad creo que “la mayoría no tiene la cabeza puesta en su lugar” porque no le dan posibilidades de que la tenga: está bien de la cabeza, pero no la usa. Este tipo de propuestas apuntan a eso: a que la gente no use la cabeza. Entonces, cuando la mayoría se torna “no pensante” se torna mayoría “peligrosa”
– Creo que es triste escuchar a los profesores de problemas que tienen con los chicos que están en los colegios hablando del baile del caño y matándose de risa de eso. Tengo entendido de que Tinelli tiene muchas demandas pero no es algo que se publicite
– Normalmente el ejercicio del mal en la realidad lo favorecemos quienes nos decimos honestos, quienes intentamos el bien, y esto porque ejercemos la necedad con un gran profesionalismo precisamente porque creemos que nuestra intencionalidad nos da el fundamento para que todo lo que pensamos sea válido. Y una de las cosas que hacemos es omitir desde dónde debemos plantear la realidad de la vida, el valor de los seres, y es desde los fundamentos de la filosofía, es decir, nosotros, por pruritos de inferioridad a veces dejamos de lado el conocimiento regalado de la humanidad en la filosofía, y es la misma ausencia de filosofía la que nos genera la estupidez de no encontrar soluciones, y encima de revolver la mierda y el basural.
GL: Adrián ¿no coincidís vos en el tema de que la tinelización es un discurso totalitario, que hay una dictadura que entra sin ruido?AC: Sin duda. Parece paradójico, pero es una versión ultra-conservadora de la realidad: es gente que votaría siempre por lo mismo, gente que se va a oponer mucho al cambio. Y la única lógica que los mueve, que es el único punto por el que puede ser comprendido de cabo a rabo este fenómeno, es la lógica económica
GL: esta imagen de lo ultra-conservado me trajo la imagen del señor que habla de la familia, la ética, la moral, y sin embargo no deja de pasar por el prostíbulo del centro. Reducir toda la basura a Tinelli nos exime de tener que cuestionarnos por qué estoy viendo lo que estoy viendo.Yo me quedo con un planteo no irresuelto: este tipo de propuesta ¿es el eco de nuestra propia voz? La televisión ¿es un reflejo nuestro, nos está leyendo y le termina de dar la gesta? ¿esto es lo que somos? O este tipo de propuesta “introduce e impone” una voz, crea este tipo de propuesta con una tiranía justamente con la posibilidad de apabullamiento que tiene la imagen?AC: Esto está bastante mezclado. Llega un momento que cuando es tan exitosa la fórmula, los autores comienzan a desvanecerse. Y esa fórmula, el éxito, nos pertenece a todos. Esto es un poco lo que convierte que determinadas marcas se constituyan en objetivos. Y al hablar de esto ¿se está promocionando el tema? Sí, pero no desde cualquier lado sino desde una mirada crítica que no tiene como público meta este tipo de programa.Hay que oponerle propuestas a Tinelli y éste es el verdadero desafío. No es la crítica por la crítica en sí, porque con eso no vamos a ningún lado: podemos llenarnos de análisis, diagnósticos descriptivos, explicativos. Pero lo que hay que hacer es proponer propuestas nuevas. La educación sigue siendo todavía el viaje más maravilloso incluso desde el punto de vista lúdico: hay que potenciarla. En la medida en que nuestros sistemas tradicionales de enseñanza aprendizaje sigan estando como están, (donde es posible discutir en algunas escuelas qué es lo que conviene y lo que no conviene con la educación sexual) Tinelli nos va a comer
GL: Yo lo que de alguna manera censuraría como para levantar el programa no es el caño en sí, sino la burla sobre la bondad humana, que va desde la tomada de pelo a la gente supuestamente inocente, desde la torpeza con que se plantea el sueño (hay incluso instituciones católicas que están compitiendo en “Bailando por un sueño” –contradicción que sólo él la puede manejar-), y eso no lo soporto. Creo que es un valor esencial en la sociedad la bondad: cuando una sociedad ya no cree en la bondad de su semejante, peligra la especie.