Los ángeles custodios, manifestación del amor de Dios – Ser como niños, condición para entrar al Reino de los Cielos

lunes, 2 de octubre de 2006
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En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron: ¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?. El llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Les aseguro que si no cambian y se hacen como los niños no entrarán en el Reino de los Cielos, el que se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos, el que recibe a un niño como este en mi nombre, a mi me recibe. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque les digo que sus ángeles en el cielo contemplan sin cesar el rostro de mi padre en el cielo".
Mateo 18; 8

Oración de Laudes – Angeles custodios
Esta mañana de lunes maravillosa, en estos tiempos de primavera riquísimos en bendiciones que estamos recibiendo con mucho gusto seguramente, por la infinita bondad de Dios hacia nosotros, recordamos y honramos a los Ángeles de la Guarda, hoy es el día de los Santos Ángeles, de los Ángeles Custodios como los llamamos.

Himno de los Santos Angeles custodios
Recordemos que todos tenemos nuestros ángeles, hoy se habla mucho de los ángeles, usted sabe como es el mundo de hoy, donde está presente el concepto de que todo vale, de que todos tienen derechos, y todos saben, y como las verdades en estos tiempos son a la medida de cada uno, cada uno agosta las verdades, entonces aparecen muchas cosas que se escriben, sobre todos los temas, así aparecen personajes inapropiados dando consejos y opinando sobre temas que desconocen, esas personas que creen saberlo todo no tienen un respeto sobre la historia de ese tema, de la raíz o de la tradición que pueda tener una enseñanza.

Por eso aparece con mucha fuerza este concepto de reducir la verdad a mi verdad, esa subjetividad tan acentuada que tenemos en nuestros días: así es como somos en estos días, así es como nos formamos, y es por eso que los cristianos tenemos el desafío de seguir la Palabra de Dios, de anunciar permanentemente la verdad, la revelación del Señor, haciéndolo como servidores, porque dueño de la verdad no hay nadie, salvo Dios, solo Dios es la verdad, y lo demás, bueno, tenemos la suerte de comprender algunas cosas y de aprender algunas cosas.

Tenemos la suerte de haber recibido tantas cosas gratuitamente, así que tenemos también la gracia de ir aprendiendo y de ir abriéndonos a la verdad, pero es feo cuando uno se hace dueño de la verdad, cuando reduce las cosas a la medida de uno mismo, a la comprensión de uno mismo. Y si bien todos comprendemos lo que podemos, no por eso tenemos que pensar que ya está todo hecho, que está todo sabido, comprendido o alcanzado.

Por eso muchos hablan de los ángeles, muchos libros de Cristo, se hacen estatuas, amuletos, y con eso algunas personas creen que son cosas extraordinarias, que las van a librar de todas las desgracias. Yo creo que tenemos que decir claramente que Dios en su misericordia y en su bondad ha querido cuidarnos, tanto nos quiere que ha querido cuidarnos. El amor de Dios ha sido algo manifiesto siempre, el Señor siempre manifestó su paternidad, su providencia y su protección, siempre, y aquella desobediencia original nos dejó el corazón duro, la mente dispersa, los afectos desparramados, buscando que todo sea a nuestra medida, la gran tentación de los dones, de quedarse en si mismos, encerrados.

Aún así el Señor siempre nos cuidó, nos tuvo paciencia y nos manifestó su amor con la creación de seres espirituales, que son los ángeles, que son criaturas divinas; son espíritus, no son seres personales.

La persona es más que el ángel, porque la persona tiene la facultad de ser hijo de Dios, los ángeles no pueden ser hijos de Dios, y si bien todo esto es por la misericordia de Dios, entonces reconozcamos que la misericordia de Dios también se manifiesta en la existencia del ángel.

Según la tradición le llamamos Ángel de la Guarda, todos tenemos la gracia de tener nuestro ángel, que es un signo del amor del Señor y es necesario sacudir y refregar un poco los ojos de la fe, para sacarles brillo y mejorar la visión, para poder profundizar y reconocer en esta presencia, la de nuestro ángel, la providencia de Dios, el amor del Señor.

Todos debemos decirle a Dios: "Señor: que grande es tu cariño, yo me admiro desde mi pequeña percepción, siendo solo un ser humano me doy cuenta y siento la presencia del Señor, ¡qué grande que sos Señor con nosotros cuando sos amor!, ¿por qué nos querés tanto?, ¿por qué nos cuidás tanto?, ¿y por qué te hacemos sufrir tanto?".

El Señor nos cuida, nos manda el Ángel de la Guarda para que nos proteja y nos anime, y revisando la Palabra de Dios en el contexto de la alianza del Señor con Moisés y con el Pueblo de Israel, es tan bello lo que leemos en el Libro del Éxodo 23; 20 en adelante, en ese pasaje le va a decir el Señor: "Yo enviaré mi mensajero por delante de ti para que te guarde en el camino y te lleve a la tierra que yo te he preparado".

Presten atención, dice "yo enviaré mi ángel delante de ti", es un enviado, y hay que reconocerlo como tal desde el don de la fe, y tenemos que tenerlo mas presente en lo concreto de nuestra experiencia diaria, hay que rezarle todos los días al Ángel de la Guarda, usemos esa bella oración que nos enseñaron nuestros padres, nuestros catequistas.

Oración al Angel de la guarda
Palabras más, palabras menos, esa es la esencia de la hermosa y simple oración a nuestros ángeles de la guarda, que seguramente nos llevará a recordar tantas historias de manifestación del amor, si uno fue educando a los chicos en la comprensión del amor de Dios vivenciado en lo cotidiano, seguro que cuando hagan sus oraciones le rezarán al Señor, y también a su Ángel, teniendo en cuenta esto, que el Padre nos ha enviado un cuidador, uno que cuida nuestro espíritu, nuestro ánimo, uno que nos ayuda y nos sopla en la oreja cuales son los deseos de Dios.

El Señor nos ha dejado la presencia de los seres espirituales para que descubramos y hagamos la voluntad de Dios, puede haber otros motivos por los cuales sea interpretada hoy en día la presencia de los ángeles, hay gente que le pone nombre a su ángel, esas son solo interpretaciones, en realidad el nombre debe dárselo el Señor y lo importante de la presencia de los ángeles es justamente que el Señor pensó en mí, y me acompaña de esta manera.

"Yo te enviaré mi ángel delante de ti", dice el Señor a Moisés, "para que te guarde en el camino", porque hay peligros en el camino y somos vulnerables. Tengamos conciencia de que somos vulnerables y de que necesitamos una custodia en el camino, y esta custodia la da Dios, pero el Señor nos va a decir en el Evangelio: "pidan, hasta ahora no han pedido nada", "pidan y recibirán", "pidan y mi Padre les dará el Espíritu", pero antes nos da al ángel, que también es conducido por el Espíritu, porque toda creación de Dios está hecha para ser conducida por el Espíritu y no obra si no es en consonancia con el Espíritu.

Hasta el espíritu del mal para poder proceder y obrar en medio de nosotros necesita de la autorización de la providencia de Dios, Él, cuando permite el mal da también la gracia para que no seamos vencidos, para que de esa manera maduremos y crezcamos en la fe.

"Para que te guarde en el camino, para eso enviaré mi ángel delante de ti, y te lleve a la tierra que yo he preparado para ti". El Señor ya de todas maneras ha soñado con un mundo lleno de gracia y de plenitud para nosotros, por eso nos invita a caminar decididamente como Jesús hacia lo que Dios ha preparado. Que lindo que hoy invoquemos con esta confianza, y que cada día nos habituemos a confiar en esa presencia fiel de esos seres espirituales, nuestros custodios, que ellos guíen nuestros pasos.

Dice el Señor: "préstale atención y escucha su voz, no te rebeles contra él, porque mi autoridad reside en él y no perdonará tu infidelidad". Fíjense como esta enseñanza está en consonancia con toda la enseñanza del Señor, porque, si querés que Dios te ayude, también ayudalo vos al Señor.

Decía San Agustín: "Ayúdate y Dios te ayudará", no dejes de buscar el bien, no dejes de hacer lo correcto, no dejes de seguir por lo menos los impulsos de tu corazón, lo que responde ala verdad, las cosas que tienen que ver con el plurisentido del bien, de la verdad, con las cosas que nacen del buen corazón, del buen espíritu.

Hay un primer paso para obrar en el correcto camino es seguir la voz de la conciencia, sabiendo que la voz de esa conciencia también puede madurar y crecer, que tiene que madurar y crecer hasta descubrir no solo los buenos impulsos del corazón de Dios, para eso está el Ángel de la guarda.

El Señor quiere que lo obedezcamos, la vida de la fe es hacer el camino, porque es en el camino donde está en ángel y nos guarda del peligro del camino y nos afirma y nos empuja y nos acompaña para que hagamos los designios de Dios. Pero nosotros en esto del camino tenemos también que escuchar, la escucha es la expresión mas fuerte para comprender lo que es la fe, escuchar es abrir el oído, como lo expresa Isaías en el relato del siervo sufriente: "el Señor me abrió los oídos y yo no me resistí".

La Palabra me invita a no resistirme, porque hay una presencia maravillosa al despertar mi oído de la fe, porque hay una palabra consejera, inteligente, sutil pero fiel, con una presencia fiel en la vida, la del Ángel del Señor, a quien hay que obedecer, porque Dios habla en él.

Dios nos habla de muchas maneras, no podemos decir que todas esas maneras son ángeles de Dios, ángel que nos custodia, según enseña la Escritura, es uno, tenemos nuestro ángel que nos cuida, dice la tradición cristiana, que le ha sido asignado a cada uno para que sea el compañero de viaje en el camino de la salvación, en el camino de la caridad, de la fe, de la esperanza, de la escucha, del servicio, de la atención al débil, del anuncio de la Palabra, en el camino de la libertad de los hijos de Dios.

No se puede pretender llegar a Dios solo, necesitamos de mediación, tenemos que obedecer a nuestras autoridades, en ellas también se manifiesta Dios, las autoridades no son nuestros ángeles, pero también a ellos los ángeles les están asignados ángeles, tenemos que obedecer a nuestros padres, que lindo cuando somos capaces de obedecer a nuestros viejos, de comprender que en ellos Dios nos está hablando, pero también el Señor se encarga de enviarnos una voz mas personal, de una compañía mas íntima, mas discreta, que responde y respeta la capacidad de interioridad que tiene cada persona, y que le habla desde esa posibilidad exclusiva, desde ese llamado a una respuesta personal y única que cada uno tiene que dar, para eso también está el ángel, para que haya una capacidad de escucha, de docilidad, de apertura al proyecto de Dios, una apertura a la vida, y una fidelidad a eso.

Hay que responder, y el ángel también nos responde, porque él está en el camino, y está por autoridad recibida de Dios, y también necesita de mi fidelidad, por eso es necesario que hoy entendamos que hay una multitud de personas a las que les pertenezco, que están en el mundo de la fe, que están en el misterio de Jesús vivo desde el bautismo, y eso significa que vos, persona, sos un hijo de Dios, y que estás involucrado con tu hermano, no solo con vínculos de personalidad y de sangre, sino con los vínculos espirituales.

Cuando recibiste el bautismo entraste a formar parte de un mundo muy superior al mundo temporal, por eso tus pasos ahora tienen que ordenarse no solamente de acuerdo a los impulsos de tu propia limitación humana, sino a los impulsos de la limitación de Dios, que se expresa de un modo particular en tu mundo interior a través de la voz de tu ángel, invocalo, pedile la compañía de cada día, y estate atento de querer vivir el proyecto de Dios.

Este fin de semana que paso se realizó la Peregrinación Juvenil al Santuario de Nuestra Señora de Luján, que bueno que los periodistas muestren a los jóvenes marianos, que lindo es ver a los jóvenes con fe, porque estamos acostumbrados a ver la porquería, la injusticia, los negociados, pero estos días vimos a los jóvenes llenos de fe, caminado.

Parece que los jóvenes son tipos que viven en otro mundo, sin embargo tienen un realismo, tienen una visión tan distinta, tenemos tanto que aprender de los jóvenes, quizás ellos nos enseñen a estar mas atentos a la voz de su ángel, prestémosles mas atención a nuestros jóvenes.

Muchas comunidades celebraron en estos días la fiesta de su Santa Patrona, Santa Teresita, considerada también Patrona de los jóvenes y Patrona de las Misiones en la Iglesia Universal.

Hemos comenzado el mes de octubre que es el mes de oración por las misiones, el fin de semana próximo es la jornada mundial de oración por las misiones, debemos que apoyar mucho la tarea misional y la oración no es poca cosa, es una de las patas, uno de los elementos esenciales que tenemos para apoyar la obra de las misiones, al modo de Santa Teresita, Patrona de los Misioneros.

Pensar que Santa Teresita en una charla con Dios llegó a entenderse a si misma, ¡que felicidad poder entenderse desde el corazón de Dios!, y cuando entendió, comprendió que ella tenía deseos de hacer un montón de cosas, pero no podía porque estaba encerrada en un claustro, era monja de clausura, ella siempre se repetía a si misma: "el alma de la iglesia es el amor", de alguna manera podemos traducir así lo que ella expresaba: "si el alma de la iglesia del amor, entonces yo quiero estar en el alma de la iglesia, quiero ser el amor".

Y saber que ese amor puede estar participando de todo, esa es la maravilla del misterio de la fe. Que increíble, Santa Teresita tiene desarrollada una gran espiritualidad, cuando ella falleció alguien tenía que decir unas palabras sobre ella, algunas cosas de su vida, había que escribir sobre la vida de ella y no tenían nada para decir, porque no había hecho nada esta mujer, que increíble el poco alcance que tienen los ojos del cuerpo, hasta que encontraron los escritos que ella dejó y allí encontraron que planteaba todos los conceptos de la infancia espiritual.

Lo traigo a la memoria y a colación del Evangelio que compartimos, donde el Señor habla de que es lo mas importante en el Reino, para Jesús tenemos este ejemplo tan práctico, dice que lo mas importante en el Reino es lo pequeño, lo que no cuenta en el concepto de la seguridad, la razón y los proyectos humanos.

Parece que lo mas grande, lo primero y lo importante en el Reino es aquello que tiene sabor, color o edad de niño, actitud de niño, aquello que está impregnado de pureza, de inocencia, de pequeñez, de dependencia, en fin, de niñez espiritual.

Siempre que escucho que alguien repite esta frase de Jesús: hay que ser como los niños, porque los niños no mienten, termino peleando con alguien, porque creo y digo que los niños si mienten, lo que pasa es que no saben mentir, enseguida se les nota, eso es lo bueno que tienen los niños, cuando los descubren.

Es imposible que los hombres puedan compartir y hacer su vida con los demás sin abrir su corazón, y sin mostrar su grandeza y su pequeñez, su condición de ser vulnerable, creo que los niños no es que no mienten, los niños en realidad no saben mentir.

En una oportunidad he tenido este recuerdo: mi madre murió a los 47 años, antes que yo me ordene de sacerdote, pero por ser el hijo mayor tengo vivencias muy particulares de ella, la verdad es que le tengo tanto agradecimiento al Señor por la madre que me dio, porque fue realmente como un ángel en mi vida, y ella me mandaba a hacer una cosa, y yo era pícaro, como todos los gurises, y no la hacía o prefería hacer otra cosa, quería jugar, como todos los chicos, siempre quieren jugar, no quieren responsabilidades, y me decía: ¿hiciste tal cosa?, si, le contestaba yo, y ella enseguida se daba cuenta que no, y entonces decía: "míreme a los ojos", y listo, ahí mamá veía y me enseñaba a decir la verdad, y me enseñaba a mirar a los ojos.

Esta es la posibilidad de los niños, los grandes tenemos una mirada muy racional, tenemos muchas seguridades, ficticias, pero muchas seguridades al fin, y al pensar esto recuerdo una expresión de la Sagrada Escritura muy severa, del Antiguo Testamento, donde el Espíritu dice: "Maldito el hombre que confía en el hombre, y que no pone su confianza en el Señor", esta es una expresión muy severa, puede ser interpretada como que al fin y al cabo Dios no valora la dignidad humana, la capacidad y las posibilidades del ser humano, pero creo que no tiene nada que ver con esa interpretación, la interpretación es clara: tener capacidad significa que uno tiene que hacer algo, y una de las cosas fundamentales en el hacer y en el obrar para el cristiano es confiar en Dios, como hacen los chicos, los niños son capaces de depender.

Santa Teresita nos deja todo el planteo de la infancia espiritual, el caminito espiritual como una infancia, los que puedan leer un poquito de la vida de Santa Teresita, no se priven de hacerlo, sus cartas, sus escritos nos hacen mucho bien, sobre todo porque es una santa que tiene que ver con esta inspiración de la Iglesia en este mes de octubre, mes dedicado a las misiones, de comprender un poco la misión a la luz de una espiritualidad de la infancia, y también en esta fiesta de los ángeles, esos seres tan niños, tan compañeros, tan leales, tan obedientes a Dios y que nos hablan tan fielmente en nombre de Dios.

En tan bello poder realizar junto a Santa Teresita esta meditación sobre los pequeños, como compartimos en el Evangelio de hoy, cada uno en su lugar, en su casa, en su oficina, en su trabajo, y yo acá desde mi lugarcito, con la Palabra de Dios en las manos, y viendo como el Señor nos habla tan claro y nos invita a desarrollar este mundo interior de la pequeñez y este valorar la confianza en Dios, de obrar mas allá de lo que vemos, de las seguridades, siguiendo las palabras escritas en El Principito: "lo importante está oculto a los ojos".

Muchas veces las cosas importantes pasan mas por el mundo misterioso del corazón, donde se desarrolla esta actitud de la confianza que es propia de los niños, tenemos que pedir mucho a Santa Teresita que nos regale un corazón de niños.

La pregunta clave en el Evangelio vale también para nosotros hoy: "¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?", esa es la pregunta de los discípulos, y nosotros somos discípulos, entonces para empezar, lo primero que debemos tomar de los niños es eso de preguntar, el que se siente adulto, seguro, no necesita preguntar, si sabe preguntar y sabe inquietarse y tiene actitudes verdaderamente fieles y tiene un espíritu verdaderamente dócil, abierto, que no está satisfecho, realmente es como un niño.

Porque eso de ser como un niño es vivir una situación de crecimiento, de un despertar al don de la vida, y siempre estar necesitado de otro, eso es lo propio del niño, necesita que lo levanten, que le recuerden que tiene que lavarse los dientes, que se lave las manos, que adquiera hábitos.

Ser como un niño es un aprendizaje, es estar dispuestos a aprender, y esa es una experiencia vital en la vida cristiana, porque, ¿que es lo importante ante Dios?, que estemos abiertos a sus designios, no es necesario que nosotros seamos perfectos en todo ni que tengamos todo logrado, pero si es necesario que no perdamos nuestro espíritu de aprender y de aprender realmente.

Debemos demostrar que somos capaces de aprender, eso es hacer el camino, aprender a depender, aprender a escuchar, porque esto también hay que aprenderlo, no nacemos sabiendo escuchar, empiezo escuchando con las orejas, tengo que seguir escuchando con la mente y después con el corazón, y ese escuchar con el corazón es necesario para conectar con la voz interior de los otros corazones, especialmente con la voz de Dios, y esto es tener espíritu de niño, saber oír, dejarse tomar de la mano.
Me gusta tanto la imagen de Pedro, bruto, torpe, caminando sobre el agua, lleno de presunción, me gusta Pedro, uno lo ve tan torpe que podríamos decir: "pero este Pedro es un orgulloso, como va a pedir ir al encuentro del Señor caminando sobre el agua", pero me gusta Pedro, porque está dispuesto a correr el riesgo de la fe, a vivir la locura de la fe, la borrachera de la fe, Pedro está ebrio de Dios, hace cosas irracionales, hace las cosas que son según el corazón de Dios.

Que Pedro se haya hundido y que el Señor lo haya tomado de las manos es un gesto tan lindo, porque cuando nosotros nos largamos a cosas profundas y serias en la vida no es que las tengamos todas claras y abarcadas, es porque confiamos en las manos de Dios para sostenernos, por eso nos casamos, nos consagramos a Dios, elegimos una profesión profunda, hacemos renuncias, hacemos opciones de vida, por eso dejamos tantas cosas de lado en la vida, porque estamos convencidos que tenemos una necesidad de caminar, y eso no es orgullo, eso es humildad, tener caídas no es orgullo.

Tener orgullo sería no aceptar las caídas, no aceptar que necesitamos ayuda, pero equivocarse, fallar, ver sus propios defectos, las fragilidades, las vulnerabilidades, eso es humildad. Que lindo sería que nos consideremos pequeños, que nos dejemos tomar de la mano de Dios.

"Señor, sálvame", dijo Pedro, y el Señor lo tomó de las manos: "hombre de poca fe", le dice el Señor, claro, ¿por qué dudaste, cabezón, por qué dudaste?; dejaste de mirarme a Mi y te quedaste mirando los problemas, te enredaste en las circunstancias, en las olas que estaban a tus pies, vos estás llamado a caminar por sobre las situaciones, con señorío, y te sumergiste en los problemas porque perdiste la mirada, porque perdiste la confianza.

Ahí tenemos dos temas a analizar, por un lado Pedro pierde la confianza por dejarse atrapar por las circunstancias, pero a la vez tiene algo de niño que lo lleva a tender la mano y mirar hacia Dios, ese encuentro con la mirada del Señor y con la mano del Señor. Mis ojos en los ojos del Señor, las manos de Dios en las manos mías llenas de necesidad y de pedidos de auxilio. "Señor, sálvame", y Jesús lo toma de las manos y lo salva.

El Señor nos invita a hacer un cambio: "les aseguro que si no cambian y se hacen como los niños no entrarán en el Reino", es fuerte la propuesta del Señor, esto pone en tela de juicio todo nuestro mundo de hoy, nuestras seguridades, y como Dios trabaja con las personas, nos llama a nosotros a hacer el cambio, pero es un misterio, una gracia, un don, el ejercicio de la confianza sobrenatural, la certeza de Dios es un don, y también es un don la capacidad de abrirnos a ello y a nuestra capacidad de cambio.

Estamos rodeados de dones, todo lo nuestro es una experiencia de don, por eso tenemos una vocación de transformación, aceptar que somos llamados a crecer, a crecer en la confianza, a no ser tan desconfiados de los demás, a no ser tan seguros de nosotros mismos, a preguntar un poquito mas antes de decidir, y a compartir mas con el Señor en el diálogo de la oración los proyectos que tenemos, para ver si son de Dios, y a preguntarles a otros que tengan mejor preparación que nosotros.

Sean como los niños, vean al Señor a los ojos.