03/03/2015 – Las grandes civilizaciones, a lo largo de la historia, han construido enormes jardines, lugares de encuentro, recreación o descanso. Pasan siglos y milenios, y hombres y mujeres, siguen erigiendo, sembrando otros jardines de libertad, de lucha y sosiego.
El Padre Adrían Santarelli, en su libro “Jardines de Amor Fecundo”, nos invita a descubrir y reconocer la vida misma como un hermoso Jardín. “Getsemaní es un lugar de mucho dolor pero muy habitado. Es un lugar donde Jesús solía ir a rezar. ¡Qué bueno que Jesús nos enseñe a tener hábitos de lugares donde uno se encuentra bien consigo mismo, con Dios y con los otros. Hay lugares que son comunes para todos pero donde encontramos intimidad: en el río, en la plaza, en las montañas… Ahí llevamos todo lo que vivímos. El huerto de Getsemaní es el lugar que elegía Jesús” indicó.
Getsemaní, segun San Jerónimo, es “el valle fecundo”. ¿Cómo puede haber fecundidad en un lugar de tanto dolor?. El sacerdote invitó a que cada uno se pregunto por sus Getsemanis, por sus dolores, que no hace falta inventarlos sino los sencillos y profundos de cada día. “¿Ese lugar puede ser fecundo?” Y empezamos a reconocer que así como Jesús va a Getsemaní yo tengo que ir de alguna manera. La actitud de cómo Jesús está en su Getsemaní puede ayudarnos al nuestro. Es el dolor de cada uno, el de hoy, porque Él tomó los dolores de toda la humanidad.
Además, el sacerdote comentó sobre el jardín de Getsemaní, en donde lo primero que vemos es un hombre solo. Quizás uno de los grandes dramas del ser humano es la soledad. Podemos traicionar lo que somos, porque no animarnos a vivir nuestra propia historia. “No cambio mi soledad por un propio de amor, pero por mucho amor sí (…) Pero es que el mucho amor también es soledad, sino que lo digan los olivos de Getsemaní”. Allí estuvo el que más amó, e incluso amando mucho, tuvo que enfrentarse a la soledad.
Jesús, sintiendo la soledad, se deja acompañar por sus amigos. Son los mismos que lo vieron en la Transfiguración. El Tabor era para prepararlos para este lugar. La primer escuela de amor es ésta: llevamos un destino en donde estamos solos porque somos dueños de nuestras elecciones. Jesús decide ir pero busca amigos. Todos nuestros jardines necesitan amigos. ¿De qué le sirve al hombre recorrer el mundo entero si no tiene a quién contárselo?. “El hombre se define por la actitud interior y por aquellos con quienes camina. “¿Con quiénes caminás en tu Getsemaní? ¿A quiénes le compartís ese jardín de tu corazón que lleva una soledad y también la necesidad de ser compartido? No olvidemos que Dios es una Trinidad, y el Hijo de Dios necesitó compartirlo con sus amigos” indicó.
Jesús, incluso en la cruz le aparecerá el Cireneo; también su madre; y hasta las mujeres y Juan. Jesús nos dice que estaremos sólos pero a la vez necesitamos amigos para afrontar las cruces de la vida. La vida tiene días y noches, y Jesús nos invita a habitar también las noches.
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