Ser Feliz en El Trabajo: ¿Es Una Utopía?

lunes, 2 de marzo de 2009
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Entrevista telefónica a Edith Vega, psicóloga, coordinadora de las actividades docentes de la Fundación Aiglé, una Organización No Gubernamental destinada a promover acciones en el campo de la salud y la educación tendientes a mejorar la calidad de vida.

    Los intereses que las personas tienen al buscar un trabajo son en general: adquirir experiencia, buscar un trabajo bien remunerado, poder desarrollar su profesión.
    Vamos a  comenzar a hablar de aquellas cosas con que la gente tiene que lidiar día a día en el trabajo y que no les gusta, por ej. Los sueldos, el ambiente laboral, las tareas ingratas, la cantidad de horas de trabajo, el rendimiento personal: todos estos elementos que van haciendo que la persona se sienta mal en el ambiente laboral.

-¿Cómo puede hacer una persona para manejar aquello que no le reporta satisfacción, cómo manejar estas sensaciones? Dialogamos ahora con Edith Vega.

EV: La vida cotidiana nos ofrece cantidad de situaciones que no van en la línea de lo que a nosotros nos haría sentir mejor, satisfechos. El trabajo es solo una de ellas. Tomando un trabajo de ejemplo, como la enfermería, que es una de las tareas paradigmáticas en la que aparece el desgaste por lo que implica como situación de servicio, y que a su vez no es reconocida ni económicamente ni a nivel de prestigio. ¿qué hacer con esto?. Los seres humanos, y desde el ámbito en que nosotros lo estudiamos que es desde la persona, puede vivir diferentes situaciones, y el estado de bienestar o malestar va a estar muy relacionado con cómo interpretamos los hechos que vivimos. Esto dentro de ciertos límites: a veces hay circunstancias que tienen un gran peso sico-social que hacen muy difícil otorgarle otro sentido. Pero a veces las situaciones tienen dos problemas: la situación que vivimos, y el modo en cómo la interpretamos: el balance y la evaluación que hacemos –cuan amenazante o difícil me resulta esa situación- y el balance y la evaluación de qué recursos internos siento que tengo. Eso es lo que me va a decir si soy capaz o no de afrontar esto que pasa?. La frase de “No me queda otra” es garantía de terminar el día deprimidos. Esto origina lo que diariamente viven muchas personas: la sensación de que el tiempo en el trabajo no alcanza, que la responsabilidad que le asignaron supera ampliamente el sueldo, que hay cada vez más tareas que repartir…todo esto termina colapsando y originando lo que comúnmente denominamos “stress laboral”

Desde el ángulo específicamente psicológico, lo que podemos aportar es lo siguiente: Dado que las condiciones al día de hoy son estas ¿Qué es lo que yo puedo hacer? Es decir, trabajar con la variable que yo puedo controlar ( y no con la suerte u otras cosas que no puedo controlar): por ejemplo, no subestimar nuestras capacidades, hacer una valoración adecuada, para lo cual necesito entre otras cosas tener un intercambio con los pares que sea satisfactorio, donde me sienta validado con lo que siento, lo que pienso, lo que creo. Muchas veces las condiciones que vivimos, facilitan o dificultan  que ese intercambio se pueda generar. En ese sentido, nosotros podemos encontrar razones externas por lo cual eso no funciona, pero sobre eso es poco lo que podemos hacer. Sobre lo que sí podemos centrarnos es sobre cuál es nuestra propia capacidad en las condiciones en las que estemos. Cualquier persona, aún encerrada en un lugar, siempre tiene una chance, una posibilidad, y es sobre eso que debe apoyarse.

–    Qué puede hacer una persona ante una tarea mal remunerada?
EV: Esto tiene dos caras: una vinculada con el aspecto social, y en esto debemos encontrar la forma de conseguir salarios dignos. En esto se pueden dar pautas para poder pararse frente al empleador y reclamar aquello que creemos que no es justo. Pero para esto, primero cada persona debe tener claro hacia dónde quiere apuntar, por eso la otra cara es el aspecto interno: mientras realiza esto, o para realizar esta tarea, la persona necesita ser fiel a sus propios principios y a sus propias búsquedas, es decir, el modo de encontrar lo que quiere muchas veces tiene que ver con que esa persona sienta como que es posible encontrar lo que quiere. Por eso decía antes que lo peor es sentir que “no me queda otra”. Frente a circunstancias difíciles, hay que recordad que siempre hay una alternativa diferente, que siempre vale la pena intentarlo. Tal vez no sea sencilla o no se la pueda visualizar rápidamente. La persona debe tener claro cual es su proyecto que le de sentido al trabajo que debe realizar. Obviamente, en esto hay personas con más o con menos dificultad. Mirado desde lo interno, las personas que tienen más dificultad, deben trabajar para alimentar fortalezas, para poder pararse en ellas y poder enfrentarse ante situaciones adversas

–    Hay gente que no pueden separar lo que es su vida personal y su vida laboral, y por eso sufren mucho, porque llevan el trabajo a casa y la casa al trabajo, y todo es parte de lo mismo ¿Cómo hacer para encontrar este límite y generar una apertura, o para no vivir todo el tiempo hostigado con el trabajo, o en el trabajo con la vida personal?

EV: Desde niños hemos sido llevados a una determinada escuela, y no nos preguntaron. Pero llega un momento –generalmente en la adolescencia o la pubertad- en que esa pregunta se hace propia: “hasta acá me trajeron, ahora ¿hacia donde quiero ir?”. En ese sentido, el trabajo es un organizador para la persona, tanto joven como adulta, respecto de su vida, así como lo fue la escuela en su infancia. Organiza a la persona en cuanto a horarios que debe cumplir, en cuanto a desarrollar un proyecto personal.
En muchos casos, la relación entre la casa y el trabajo, no necesariamente es conflictiva. A veces tiene que ver con lo que son empresas familiares, otras veces tiene que ver con lo que la persona tiene que integrar.
El tema de diferenciar lo personal de lo laboral, también tiene que ver con esa pregunta de “hacia dónde quiero ir”, es decir, “cuál es el sentido, hacia dónde me lleva, qué quiero con esto. A veces esto ayuda a parar un minuto y poder ver claro hacia dónde estoy apuntando con eso que quiero. Una buena protesta, en un momento puede ser la respuesta más adecuada, pero no es la única respuesta. Una actitud reflexiva respecto de ese momento en que siento tristeza, o bronca, o malestar, tal vez es otra respuesta positiva, que los hombres podemos y debemos desarrollar.

–    ¿Qué pasa cuando en un determinado ambiente laboral se vienen desarrollando determinadas reglas y de un día para el otro eso cambia, o cambia el jefe, o cambia la manera de vincularse del jefe con los empleados y uno tiene que adaptarse rápidamente al requerimiento de la empresa?

EV: En ese sentido, una pregunta que puede ayudar es “¿qué es lo que depende de mí y qué es lo que no depende de mi?” Muchas personas padecen un stress laboral porque tal vez tienen que llevar adelante prácticas o consignas no siempre con los recursos necesarios –como es el caso que planteábamos de las enfermeras-. Si algo depende de mí, debo ver qué interpreto yo de esto. Las circunstancias que vivimos son muy conflictivas por lo cual muchas personas son más vulnerables a desestabilizarse en esa situación, porque interpretan que esto ha sucedido porque no han hecho las cosas adecuadamente, o porque las interpretan como un castigo, o porque son tontos, o porque no tienen capacidades, y a veces no es por nada de eso. Es porque hay otras variables que están entrando en juego y que hay que pasarlas, y que puedo plantear que puedo y debo conocerlas.

-No debo aceptar las reglas de juego pensando solo que esto es lo que en este momento me da dinero, y quedarme aquí dejando de lado la posibilidad de crecer por miedo a perder esa seguridad. Esto viene en detrimento de la persona porque ponemos energía en una seguridad que no nos aporta nada más que lo que momentáneamente nos da, en este caso, dinero para la subsistencia. ¿cómo hacer para salir de este “tela de araña”?

EV: Hay un dicho popular que es “no esperar peras del olmo”. En ese sentido, si es eso, es eso y punto. Si yo no me siento satisfecho con eso y siento que necesito desarrollarme en otras cosas, tal vez no lo voy a encontrar en ese lugar y lo tengo que buscar en otro lugar y en otra cosa. Por eso el punto central es “hacia dónde quiero ir y qué es lo que quiero”, y pensar que “en este momento, esto es lo que me ayuda para poder encontrar lo que quiero”, y esto de no perder el eje de hacia dónde vamos o qué queremos, cuál es nuestro horizonte,  es lo que nos ayuda a no perder nuestra propia valoración, y por otro lado nos ayuda a hacer de nuestro ambiente laboral un ambiente donde no estemos escuchando permanentemente quejas y no sintamos presiones que muchas veces nos ponemos nosotros a nosotros mismos, lo que evidentemente nos perjudica la salud. Por eso, del lado del empleador, es importante que éste facilite el desarrollo de las personas  dando las condiciones necesarias para esto: hacer que la persona se sienta partícipe, reconocida en lo que sí puede hacer. Del lado del empleado, es importante saber interpretar lo que está pasando para poder ver el lado positivo y valorar lo que estamos haciendo, y minimizar la sensación de que somos ineficaces, y poder pensar un poquito más allá del día cotidiano. Puede ser el último minuto el minuto en el cual pueda encontrarle sentido a la vida.

Otro tema que a veces no se aborda en las empresas, es ¿qué hace la empresa frente a la enfermedad? ¿cómo se comunican las personas dentro de ese ámbito laboral. Respecto a esto último es importante darse cuenta de que muchas veces nosotros, o el empleador tiene un lenguaje frío, impersonal, que no respeta la dignidad del otro. Es necesario entonces darse cuenta y reflexionar sobre esto, y comenzar el cambio desde uno mismo. Darnos cuenta de que esto es lo que a mí me está faltando y tal vez lo que me hace sentir tediosa la tarea de todos los días, y por tanto debo buscar las alternativas para poder salir de esta red en la que muchas veces nosotros mismos nos metemos. Quizá el entorno no pueda cambiar, pero yo sí puedo cambiar la mirada y el modo en el que me paro para poder pararme frente a lo nuevo, o a lo que no quiero hacer pero es lo que hoy me toca hacer. Cómo puedo hacer para sentir que con esto hoy puedo desarrollarme aunque sea un poquito porque a la vez me siento valorizado por los otros, y más aún por mí mismo. Ya lo decía San Agustín: “ama, y haz lo que quieras”. Creo que esta es la clave: poder amar lo que uno hace, y hacerlo desde el amor. Encontrar la manera de servir, y que aquello me sirva para poder dar más de lo que yo estoy dando en este momento.
Creo que no es una utopía encontrar la felicidad en el trabajo. Quizá se torne utópico, porque nos dejamos llevar por lo que muchas veces externamente no aceptamos o no queremos. El cambio radica en cada uno, y está en nosotros poder encontrarlo y poder cambiar la dirección de lo que hoy es nuestra realidad laboral.

-Cuando en el ámbito laboral nos sentimos manoseados, pisoteados en nuestros derechos por supuesto debemos tomar acción frente a esto

Ansel Grum habla de buscar un equilibrio y ser prudente. El sugiere que siempre es bueno buscar algunos colegas que piensen en forma similar o estén pasando por lo mismo. El hace una comparación, y dice que esto es como una masa de levadura que fermenta y crece, porque por allí cuando se alza la voz de uno, el la voz de uno frente a una organización tal vez grande, y queda como una voz en el olvido. Por eso, para que el reclamo que uno hace porque le parece justo, hay que buscar primero un espacio interior donde poder discernir si lo que está pasando tiene que ver conmigo o no (primero poder diferenciar para poder accionar sobre esto) y si luego, pese a los intentos el mal trato o la situación injusta continúa, buscar a otros que estén pasando esa situación o una similar para poder plantearlo, no someterse. Lo principal es nuestra dignidad, por eso no debemos callar.
Tal vez sea bueno buscar un profesional que nos ayude a encontrar los modos de suavizar la situación (si es que hay que suavizarla). A veces hay situaciones que deben “acabarse”, porque tienen un tope, un límite. Uno puede perdonar, buscar el acercamiento con los otros. Quizá durante un tiempo dentro del ámbito laboral nos relacionamos con alguna persona de un determinado modo, y por alguna circunstancia se quebró esa relación. Hay que darse cuenta y cambiar si es que seguir intentando conservar esa relación no nos edifica ni tampoco edifica al ámbito laboral. Si es posible, si el otro lo permite, hay que tratar de “recrear” el modo de relación. A veces nos encontramos frente a determinadas “paredes” y debemos tener la valentía de terminar si es posible esa relación. Quizá como cristianos tenemos la poderosa arma de la oración y podemos pedirle al Señor que cambie el corazón del otro.
Anselm Grum dice también que lo que él desarrolla como temas en el mundo empresario es la parte espiritual, es decir, “de qué fuente estoy tomando la fuerza que cotidianamente tengo o debo tener para afrontar la tarea de todos los días”. Esto me va a hacer encontrar que mi trabajo no es eso pesado que no puedo sobrellevar, sino que es aquella tarea en la cual puedo servir y me puede servir también a mi para desarrollarme como persona. La fuente es el Espíritu Santo, y si estoy permeable a ese Espíritu, sentiré una fuerza magnífica.¿cómo encuentro la llave que abre el espacio hacia otras personas? ¿qué rituales tenemos por ejemplo ante los nacimientos y cumpleaños?
Muchas personas se sienten agobiadas tal vez mas por trabajar bajo presión y no por el trabajo en sí mismo, y para superar eso hay que ser innovadores, confiar en la propia intuición y no estar pendientes de lo que hacen o piensan los demás. Anselm Grum nos tira esta clave: encontrar en el Espíritu, y por qué no en la oración esa fuerza para sobrellevar el día de trabajo

Al llegar al mediodía, te invito a hacer esta oración, la del “Angelus”, donde nuestra Madre se hace presente, y es ella justamente la que nos lleva a esta fuente inagotable de energía para poder sobrellevar nuestra vida cotidiana, porque allí es donde debemos poner nuestro corazón y  ponemos en sintonía con el Espíritu