10/07/2015 – Desde la ciudad de Asunción del Paraguay, el Padre Javier Soteras, transmitió la Catequesis. Se encuentra allí junto a Cristian Romano, a la espera de la visita del Papa Francisco a esa tierra guaraní.
Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.”
Mt 10,16-23
La vida de Jesús es una vida de lucha, Él ha venido a vencer las fuerzas del mal. Cada uno de nosotros llamados a ser testigos del evangelio, lo mismo. El demonio lo ha tentado muchas veces y él ha sentido en su vida sus ataques y fuerza. A nosotros nos pasa lo mismo, y aparece molestando y dañando para quitarnos del camino de Dios: no quiere que seamos discípulos, ni la unidad entre nosotros. La fuerza del mal ataca la memoria de las gracias recibidas de Dios y rompe la unidad. Allí donde hay desunión y desencuentro entre nosotros podemos decir que hay presencia de la fuerza del mal que atenta contra la unidad econ la que Dios nos quiere.
La tentación tiene 3 características que debemos conocer:
1º Para alejarnos comienza a incidir y va creciendo. 2º Su presencia de acción destructora es contagiosa 3º Hacia el final justifica sus acciones para permanecer escondido y obrar en las sombras. Cuando lo sacamos a la luz, se va porque no soporta ser descubierto.
La primer tentación que recibió Jesús es el de la seducción: “sube a la cima del cerro……” Siempre muestra sus uñas cuando por este camino intenta sobreelevarnos en nuestra condición. Lo mismo que pasó con Adán y Eva. Jesús nos muestra una vez más que Él ha venido para liberarnos de la fuerza de la tentación y para ellos nos regala su presencia cercana y sencilla.
“Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas” dice Jesús. Hay una presencia instigadora que busca terminar con nosotros y la vida de Dios en nuestras vidas. Hay que seguir velando e irle poniendo rostro, porque cuando rechazamos una acción del mal vuelve y acompañado de otros.
El espíritu del mal tiene instinto asesino. Así pasó con Jesús, incitando también a sus discípulos, conduciéndolo por todas las vías a la muerte. Es en la entrega de la vida por todos nosotros como el Señor, al final, vence. La acción de mayor incidia maléfica del mal es con la muerte, haciéndonos creer existencialmente que ya no hay nada ni nada tiene sentido porque la muerte gana definitivamente. El Señor quiere liberarnos de esas fuerzas de vacío, sin sentido y de mal con la que el incidioso mal espíritu busca como león rugiente devorarnos. Cuando lo denunciamos y lo ponemos en la luz, el mal espíritu no lo soporta porque es el padre de las tinieblas que ha elegido, dijo ayer el Papa Francisco, confundirnos tras el discurso de la idolatría del dinero para sacarnos de la confianza del Dios providente. Hoy te invitamos a denunciar aquellos lugares de sombra, tristeza, oscuridad y vacío con que la presencia del mal busca confundirte y entristecerte.
Si uno quiere saber si es Dios el que está obrando en el corazón lo reconoce por los frutos de paz interior, entusiasmo y paz. En cambio el del espíritu del mal es tristeza, angustia, desesperación y vacío. La astucia a la que el Señor nos invita supone percibir quién está obrando y correr la presencia maligna del espíritu del mal de nosotros. Un nombre que la presencia del mal tiene en medio nuestro es el dinero, dice el Papa Francisco: “el estiércol del demonio es el dinero” cuando ocupa el centro del corazón y busca constituirse de seguridad y dios. También el consumismo, el zapping en las relaciones que supone no profundizar en nada, indicó el Papa Francisco. Es bueno ir identificando estos demonios para caminar en libertad.
Esta presencia del Señor Buen Pastor caminando en medio de nosotros invitándonos a seguirlo con un corazón discipular nos alienta a afrontar las decisiones con determinación. Sólo descubriendo esta presencia del amor de Dios Pastor podemos obrar con decisión frente al mal que busca interrumpir la vida de Dios en medio nuestro. Sólo desde Dios podemos descubrir al mal. Por lo tanto es importante vivir en Dios. Necesitamos salir de la ingenuidad, prestar atención y estar alertas. El vínculo con el Señor ha de ser el sutrato de todo tu camino, bajo su guía cercana y cariñosa. Por delante aparecen los desafíos de dar testimonio de Jesús: por un lado nos dice “echen fuera a los lobos” la angustia, el sinsentido y el espíritu de muerte con la que las fuerzas del mal buscan opacarnos, pero por otra parte en el camino van a encontrar cientos de escenarios para dar testimonios de Jesús. ¿Pero cómo si no puedo ni conmigo mismo?
Los momentos duros y difíciles de la vida están llamados a sostenerse en pensamientos sólidos desde el alma, dejando que arraiguen en lo más hondo de nuestro sentir las grandes verdades inamovibles. Saberse acompañados y sostenidos en todo momento por un Dios que es amor y que cuida de nosotros. Así cuando venga la tormenta, quien construyó su casa en roca sólida la casa no cae.
El Señor nos invita a crecer y para eso hay que darse tiempo para pensar, para ponderar, para dejar fuera lo que nos hace frágiles y fortalecernos. Es muy importante tener espacios de silencio, de verdad consigo mismo y los desafíos que se presentan, sumar y restar y quedarse con lo bueno. No hacemos discernimiento sobre ideas y posibles situaciones, sino sobre la realidad, y una vez elegido luego discernir sobre lo elegido para aprender y quedarse con lo bueno y dejar de lado donde hemos caído.
Lo más importante es descubrir que el Señor viene con nosotros desde dentro, y el mal viene de afuera.
Padre Javier Soteras
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