Ser Joven Hoy

martes, 28 de abril de 2009
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-Entrevista a Marcelo Urresti, sociólogo, profesor de Sociología de la Cultura de la UBA e investigador del área de estudios culturales del Instituto Gino Germani, especializado en culturas juveniles.

GL: ¿Consideran ustedes que hay dificultad grande en entender las culturas juveniles de parte del sector adulto en este momento?

MU: Es una cuestión que en principio se vuelve compleja, porque hay un paradójico acercamiento entre generaciones, que es algo que hace 40 años no pasaba. Y tiene que ver con una tendencia que en las ciencias sociales se denomina “juvenilización de la sociedad” y que describe cómo los adultos van ocupando lugares de ‘adultos no tradicionales’, es decir, se van volviendo más jóvenes en su apariencia, en sus gustos, sus preferencias y en sus prácticas, con lo cual le van reduciendo de alguna manera el espacio de la cultura juvenil a los jóvenes, el espacio de reconocimiento social que los jóvenes reclaman, y eso va haciendo entre otras cosas que se genere una atmósfera confusa: en principio de falso acercamiento de generaciones, lo cual vuelve dificultoso también para los jóvenes, es como un terreno deslizante sobre el cual tienen que construir su identidad.
Por esa razón vemos que aparecen fenómenos nuevos vinculados con la cultura juvenil que intenta desmarcarse de una cultura adulta juvenilizada lo cual genera los disturbios comunicativos que tenemos en nuestros días.

GL: Concretamente: los jóvenes hoy están tratando de diferenciarse de esos adultos que están invadiendo el espacio juvenil

MU: Los jóvenes siempre buscan diferenciarse de los adultos. La diferencia es que hace 30 años los adultos formaban parte de una cultura parental claramente identificable como adulta. La dificultad de hoy es que los adultos no ocupan el lugar de adultos tradicionales y eso hace que la diferenciación de parte de los jóvenes sea más problemática, más difícil de entender.

GL: ¿Qué características tiene esa búsqueda de diferenciación en los jóvenes de hoy?

MU: Distintos sectores sociales y distintos enclaves geográficos plantean diferencias muy notorias. En las clases sociales hay que distinguir dos grandes espectros: los sectores medio-alto, y los sectores más populares. Por otra parte hay diferencia entre lo que sucede en las grandes ciudades –de más de 500.000 habitantes-, las ciudades mas pequeñas, y los parajes aislados.
    En los sectores urbanos grandes y en los sectores medio-altos se nota más la tendencia a la juvenilización. En los otros sectores priman más las tendencias tradicionales donde la diferenciación es similar a la clásica de los años 60 y 70. Por lo tanto tenemos jóvenes luchando por su identidad:
– En enclaves tradicionales: autonomía personal, es decir, libertad de movimiento, uso del tiempo libre en condiciones autónomas, y goce del cuerpo y de la sexualidad. Eso es el conflicto generacional típico entre adultos y jóvenes en la primera adolescencia que después se expresa con el tiempo en la disputa por la vocación y por el tipo de trabajo que se va a elegir para el futuro. Los padres tradicionales ejercen control mayor de la corporalidad y del tiempo y de la vocación de los hijos.
–    En enclaves no tradicionales –los que se dan más bien en las grandes ciudades y en sectores medio.altos- los padres son más liberales con sus hijos, estas cosas son menos problemáticas. Por supuesto que depende de la edad: si estas cosas se dan muy temprano generan conflictos, pero si se dan alrededor de los 14-15 años los conflictos no son tan fuertes porque los padres tienden a acompañar a los hijos. Pero el problema que se presenta es el de la necesidad de diferenciación generacional que los hijos hacen de los padres, y por eso es que los jóvenes radicalizan cuestiones estéticas que los distingan de sus padres, apariencias, gustos musicales, salidas, ámbitos en los cuales luchan por la autonomía por otros medios.

GL: Bastante tiempo atrás, el paso de la adolescencia a la adultez duraba –por así decirlo- ‘un día’. ¿Por qué ahora este proceso de diferenciación pasa por etapas tan largas, tan complicadas, donde hay tanta rebeldía, tanto desentendimiento, tanto miedo y sufrimiento por parte de los adultos –el alcohol,.la droga, la velocidad, el sexo, el embarazo-?

MU: en principio, porque las pautas de maduración social cambiaron. Antes de los años 60, en que se ha dado un gran cambio cultural, era una sociedad de tipo tradicional con pautas culturales muy poco diferenciadas por generación, los jóvenes entraban en la adultez de una manera mucho más violenta, con ciertos ‘ritos’ de pasar de ser niño-adolescente a ser adulto. Es como que la juventud no existía. Con el paso del tiempo crece el número de gente que está en la transición de la infancia a la adultez, que se va haciendo cada vez más lenta, y que pasa básicamente por unas vías de maduración social que tienen que ver con la búsqueda de autonomía de los sujetos: en primer lugar con el pasaje del estudio al trabajo, en segundo lugar con el pasaje de la vivienda de los padres a la búsqueda de la independencia habitacional, después con la capacidad de mantenerse solo. Después lo mismo sucede con la cuestión afectiva donde lentamente se comienza a estar en condiciones de formar una pareja propia, y el último eslabón tenía que ver con los hijos. Cuando estaban completas esas 5 vías, se estaba en presencia de un adulto. Eso podía hacerse a cualquier edad, sea a los 18 los 25  o los 30 años. Lo que sí, hace años atrás era más frecuente que eso se completara siendo más jóvenes. Cada vez esa edad se va corriendo.
    Esas vías de “maduración social” se pasaban entre otras cosas por otras relaciones laborales, otras formas de estudio, otras formas de constitución de la pareja. Hoy en día están todas desactivadas y van haciendo que la maduración sea cada vez más lenta, entonces esa población que se encuentra en el período de transición está cada vez más tiempo. Eso explica por qué la adolescencia y la juventud  se extienden y el período de adultez se va corriendo hacia los 40 años aproximadamente.
    Hay otro factor importante a tener en cuenta, y es que esas sociedades en las cuales proviene el ejemplo, eran sociedades típicamente “adultocéntricas”. Es decir, la pulsión de los jóvenes en la orientación de sus gustos, preferencias, prácticas, tendían a querer madurar lo más rápido posible, porque se consideraba al adulto un modelo, un foco de atracción.
    En la actualidad  eso se va debilitando y tiende a invertirse: hoy son los adultos los que intentan permanecer por más tiempo en su período de juventud porque tienen más libertades, tienen más autonomía, y tiene que ver con el avance de lo que se llama el individualismo de las sociedades contemporáneas, por el cual secularizados ciertos lazos, ciertas instituciones, gana mucho peso esta estetización de la vida cotidiana, lo juvenil tiene mucho peso. Por esa razón el foco tiende a invertirse lentamente: los jóvenes se van oponiendo a querer asumir el lugar de adultos e incluso los mismos adultos se niegan a asumir ese lugar de adultos.

GL: Si los adultos nos negamos, o resistimos ser adultos con lo que esto implica: autonomía económica, proyecto laboral, relación de pareja, hijos, autonomía habitacional; si los adultos no queremos o no nos sale bien esto de asumir las responsabilidades o las características de la vida adulta, los chicos no tienen ningún apuro en ser adultos ¿qué pronóstico hay?

MU: Efectivamente esto está pasando sobre todo en sectores medios de buena condición económica, con lo cual se discute un poco la idea de que el retraso de la salida de los hijos tenga que ver exclusivamente con cuestiones materiales, porque entrados los 30 años hay chicos que han logrado ya buenos puestos laborales, con buenos ingresos, y no se van de la casa –especialmente los varones-.

GL: No solo no se van, sino que están pendientes de los adultos en que les solucionen problemas cada dos por tres. Los padres siguen sosteniendo las problemáticas de sus hijos mayores de 30 años, son salvavidas permanentes.

MU: El tema de la estabilidad laboral y el acceso a la vivienda sean cada vez más difíciles, hablan de que las limitaciones económicas retrasen esa salida de los hijos. Pero creo que hay algo más que eso.

GL: Si es que lo planteamos en términos negativos ¿Cuáles son los riesgos de que ni los adultos ni los jóvenes quieran ser adultos?

MU: Es que los conflictos generacionales se plantean en ámbitos muy distintos. Obviamente en algún punto tiene que ver con cuestiones de maduración personal y de seguridad personal que en muchos casos son cuestiones psicológicas. Pero también tiene que ver con un problema de promoción de los jóvenes y de las relaciones familiares demasiado amistosas que se plantean entre adultos y jóvenes, con lo cual es rentable ocupar el lugar de hijo por mucho tiempo. Esto genera personas que después son muy difíciles para lo que es la construcción de lazos afectivos duraderos, porque “nunca se van a sentir como en casa”. Eso tiene una consecuencia en la formación de las parejas nuevas que desde algún punto son muy vulnerables porque hay poca capacidad de sacrificio. En general, la salida de esos jóvenes es hacia hogares unipersonales. No diría que esto es un problema, pero en principio es una búsqueda que está muy individualizada, y eso se nota en las grandes ciudades donde hay un 8% de hogares así, compuestos por jóvenes menores de 40 años. A la larga ¿qué va pasando? Que en ciertos sectores como en los medios-altos la conformación de la familia es cada vez más tardía, los chicos son padres cada vez más grandes y las familias son mas chicas. Esa es una pauta de reproducción demográfica muy acorde a lo que está sucediendo en otros países del primer mundo.
    Los sectores populares no tienen esa pauta de maduración: forman pareja mucho más rápido aunque después la desarmen. Entonces se van generando como dos sociedades paralelas. El problema es que vamos a tener pautas de dos sectores sociales muy divorciadas entre sí.

GL: ¿Cuál de estas dos pautas te parece más saludable?

MU: Lo que no me parece saludable es que una sociedad privilegie semejante división interna, porque eso va a generar conflictos. Visto desde el modo en que las personas resuelven su vida, cada cual busca los elementos que mejor se adapten a sus soluciones personales: afectivas , materiales. Lo que veo es que por un lado tienden a multiplicarse las personas con carencias y por otro tienden a individualizarse las personas sin problemas, lo cual es otra manera de expresar desde un punto de  vista demográfico las enormes desigualdades sociales que vemos casi exclusivamente en términos de ingresos o de infraestructura. También en términos de familia hay que empezar a ver esto, y en términos de maduración social. Aporta también para pensar el tema del envejecimiento de nuestra sociedades, la construcción de los lazos familiares. Todo eso va a tener un efecto con el tiempo –ya lo está teniendo, pero será cada vez más marcado-.

-Entrevista a Adrián Dall’Asta, Director Ejecutivo de la Fundación Proyecto Padres y Miembro Fundador de la misma. Es Licenciado en Ciencias Humanas y Sociales en la Universidad Nacional de Quilmes. Es Orientador Familiar por el Instituto de ciencias de la educación de la Universidad de Navarra y conferencista del Instituto de ciencias para la Familia de la Universidad Austral, ejerce la docencia desde hace 15 años y posee una extensa experiencia en el dictado de conferencias y cursos para padres.

GL: ¿Qué es la Fundación Proyecto Padres?

AD: Es un organización que busca que los padres entendamos nuestro rol de liderazgo social. Creemos que los padres pueden ser agentes transformadores de la comunidad en que vivimos empezando esa transformación en la propia casa. Para eso hemos hecho unas cuantas cosas: la campaña nacional de “menores sin humo”, donde se proponía un diálogo de anticipación, con unos afiches muy creativos y spot publicitarios que hicimos gracias al apoyo del Consejo Publicitario argentino. La propuesta es tener a los padres como protagonistas activos. Los ponía en situación de diálogo y ‘llegar antes’ de que los chicos empiecen a fumar.
    Todo esto lo denunciamos todo el verano en la costa argentina: estuvimos en 7 localidades de la costa dando charlas en la playa. Y hay una buena noticia respecto de esto: en Pinamar ya hay un grupo de padres trabajando para el verano próximo. Nosotros los estamos acompañando y creemos que vamos a tener resultados concretos.
    Seguimos en esta lucha sumando voluntades y sumando padres que nos quieran acompañar.
Quienes sientan inquietud de “salir de la impotencia”, y dejar de “no hacer nada”, www proyecto padres.org esa es nuestra página y allí todas las formas de contacto, o a los Teléfonos 011-47180228 o 3688.
    Nosotros siempre estamos mirando adelante sin desconocer el pasado y tenemos optimismo para el futuro sabiendo que lo más valioso de nuestra propia vida son nuestros hijos, y creo que nadie tiene más motivación que los propios padres para tratar de mejorar la situación. Sabemos que lo mejor aún está por venir y por eso seguimos trabajando. Ya notamos algunos pequeños cambios. Creemos que lentamente “estamos despertando al gigante dormido”: los padres

PATRIA viene de PADRE. Si queremos un país en serio, tenemos que entender que la patria se construye desde los padres, porque la patria es la tierra de los padres. Tenemos una gran oportunidad. Este mundo en crisis nos propone un protagonismo, y hay que aprovecharlo

GL: Hay aspectos de las generaciones jóvenes que nos están preocupando, y que son las prácticas y las conductas que no sabemos si se deben a una necesidad de diferenciación, pero en las que realmente corren riesgo tanto sus vidas, como su salud o su futuro. Me refiero a suicidios, accidentes automovilísticos, consumo de sustancias tóxicas, prácticas vinculadas a la violencia (patotas, peleas, etc) ¿Se puede encontrar una raíz común a todas estas prácticas peligrosas?

AD: Hay una raíz común que es el deterioro profundo de los vínculos familiares como base de la construcción de una sociedad mejor. Esta destrucción sistemática del núcleo familiar tanto sea por la desocupación como por la ausencia de valores o por la presencia de un consumo indiscriminado a costa de las personas, como la carencia de proyectos, son entre otro montón de factores, son los que han incidido en el deterioro de este ‘núcleo madre’ que permite que las sociedades se desarrollen.

GL: Tiempo atrás, cuando se encontraba un chico adicto siempre se buceaba en la problemática familiar. Ahora conocemos adictos o consumidores de sustancias tóxicas que pertenecen a hogares firmes, con valores, trabajo, y paradójicamente tenemos estas búsquedas juveniles problemáticas que ni los padres saben cómo abordarlas.

AD: Pero siempre en el fondo hay una raíz cimentada en los vínculos familiares. En los vínculos humanos nunca dos mas dos es cuatro. Las circunstancias que hacen que un ser humano se comporte de determinada manera son múltiples. Tienen que ver no solo con su relación en la familia sino con su relación social, la cultura en la que se desenvuelve y otro montón de circunstancias que no son propiamente la familia. Ahora bien: la construcción de la identidad, que hace que los seres humanos seamos eso: Humanos, y por tanto libres naturalmente, se construye en la familia. Creo que no entender que el ámbito de contención número uno de todas aquellas cosas que nos preocupan es la familia, es no entender al ser humano.

GL: ¿Qué les podríamos decir a los padres para que adquieran actitudes que de alguna manera sean preventivas respecto de estos riesgos?

AD: Lo primero que hay que tener en cuenta es que si decimos que lo más importante que tenemos en nuestra vida son nuestros hijos, entonces que los pongamos como prioridad número uno, porque muchas veces lo decimos y no es real: nuestro tiempo está ocupado en otro lado –no hablo del tiempo laboral, que es necesario para la subsistencia, sino de nuestro tiempo de corazón, de posibilidad de contacto, de abrazo, de mirada, de palabra, de acompañamiento, donde las personas necesitamos sí o sí la incondicionalidad de sentirnos amados en nuestra casa.
    Otro aspecto que tiene que ver es el involucrarnos en la vida de nuestros hijos. Hemos tercerizado la vida de nuestros hijos en la escuela, los medios de comunicación, en los psicólogos, en quien estuvo o está de moda, y por ahí nos hemos dejado de ocupar de cuestiones básicas que hacen que tengamos que estar atentos e involucrados. Ponemos controles de alcoholismo en las puertas de las escuelas, por ejemplo, y no nos preguntamos por  que un chico llega borracho a la escuela. Eso es apagar un incendio con un vaso de agua. Los padres tenemos que estar involucrados: saber qué está pasando en la noche, y luego, transformar la noche: se protagonistas activos, exigir la presencia policial, el control en los entretenimientos, SER GENERADORES DE ALTERNATIVAS DE ENTRETENIMIENTO. Y ponemos la excusa de que estamos muy ocupados, no tenemos tiempo. Ahí vuelvo a lo que dije al principio: Nuestros hijos ¿son lo más importante o no?

GL: Pero la energía humana es limitada

AD: Pero para los hijos tenemos una responsabilidad ilimitada

GL: Pero nadie resiste quedándose sin dormir, entonces la pregunta es: ¿cómo es la cosa? ¿ahora el adulto va a tener que andar detrás del adolescente quedándose sin dormir tal vez el único día que puede dormir un poco más? Se recarga tanto la responsabilidad sobre los padres, que además de las preocupaciones que tienen sobre la cuestión económica, sobre su propia crisis existencial, la preocupación por gobernar la vida de estos chicos, encima también tienen que andar haciendo de policías en la calle.

AD: Tal vez no fui claro. Lo que estoy diciendo es que tenemos que ser protagonistas activos de aquellas cosas que nos preocupan, generando alternativas, presionando donde debemos hacerlo. Hay un montón de cosas que podemos hacer y que no tienen que ver exclusivamente con lo policial, pero sí tienen que ver con nuestras posibilidades. En este momento, por ejemplo, nosotros estamos haciendo una campaña de firmas para el conocimiento de todo lo que tiene que ver con la ley. Cuando se muere un chico, todos vienen a buscar leyes, y aseguro que hay leyes clarísimas en nuestro país que podrían generar un control sobre el consumo de alcohol y que hace más de 10 años que duermen (son de 1997): la ley 24788 es una ley nacional de lucha contra el alcohol, tiene artículos clarísimos que permiten hacer controles concretísimos sobre todo lo que es consumo de alcohol en menores. Por ejemplo hay responsabilidades penales para los que tienen boliches bailables y en la reincidencia hay pena de exclusión.
    También soy responsable, por ejemplo, de lo que hacen los amigos de mi hijo que se reúnen en casa mientras están en mi casa: si se reúnen y terminan emborrachándose, no puedo decir “yo no me di cuenta” porque estaba muy ocupado. Acá tienen que pasar a un segundo plano nuestros problemas personales. Si estamos en una crisis existencial y no sabemos qué hacer con nuestra vida, es problema nuestro. Hay que aprender a reconocer que todo lo que un ser humano realiza en su vida, siempre tiene consecuencias que no puede tercerizar, y que a la vez, no todo es responsabilidad de uno: hay responsabilidades compartidas, hay vivencias comunitarias. Somos personas que vivimos en comunidad, por ende, tenemos que empezar a salir del cascarón de nuestra casa, hablar con los vecinos, con los consejales, presionar a las autoridades públicas, y desde nuestros lugares ser generadores de opciones positivas para los chicos. Cuando generamos opciones, los chicos responden. Tampoco podemos resolver problemas de 20 años en 20 minutos, pero de a poco es posible. Te doy un ejemplo concreto: En todo el país se festeja el día de la primavera. Ese es un día de “descontrol nacional” ¿alguien habla de esto? ¿y quién esperamos que hable de esto? ¿el gobierno o los padres tenemos que hablar de esto? el año pasado, en Palermo, donde se reúnen los jóvenes a festejar el día de la primavera, hicimos una propuesta de reunión con músicos, otras cosas que gustan a los jóvenes, no hubo alcohol. Simplemente lo propusimos y vinieron 3500 chicos. Al lado nuestro, había en la calle chicos drogándose, haciendo sexo explícito, etc etc., y eran muchísimos. Este año vamos a repetir la propuesta y esperamos tener el doble de jóvenes. Por supuesto que es poco, pero es el comienzo.
    En el país se mueren chicos por dengue. ¿Y si yo te digo que se mueren más chicos por accidentes de tránsito que por dengue? Somos los padres los que tenemos que salir a denunciar esto. Yo no estoy diciendo de que somos los responsables de que esto suceda, pero es la vida de nuestros hijos la que está de por medio. Hay que empezar a hablar, a denunciar y a actuar. Hay que exigir que las leyes se cumplan, hay que comenzar a tener protagonismo público, y salir de esta parálisis de impotencia y de la queja permanente de que no se puede hacer nada. No es cierto que no se puede hacer nada. Lo que sí es cierto es que las cosas llevan mucho tiempo, y hay que ser perseverantes. Nosotros estuvimos 7 años hablando de la diversión adolescente. Hoy el tema es público. Esperamos que en adelante no solo sea público sino que haya cambios a partir de esta ley que vamos a proponer e insistir en ella.

GL: Hay un hecho que siempre comento: nosotros llegada la noche, nos resguardamos en nuestras casas, ponemos cerrojos, largamos los perros…y largamos los chicos a la calle: allí donde no hay vigilancia, allí en un boliche donde nadie se hace responsable de ellos. Desde la fundación de ustedes ¿no hay posibilidades reales de presionar sobre algunos aspectos? Porque, por ejemplo: la noche de suyo es más peligrosa, y es un disparate, algo que no tiene sensatez el hecho de que la noche de los chicos comience a las 2 de la mañana. Y la solución no es largar más policías a la calle. Creo que más bien se debería acomodar el horario de salida de los chicos a los horarios normales de la vida adulta en que hay también uno puede ejercer más control sin tener que quedarse sin dormir una o dos veces por semana.

AD: Por supuesto que hay posibilidades. Nosotros estamos trabajando en esto. Estamos tratando de generar la red nacional. Vamos a lanzar una campaña de firmas justamente con un petitorio presionando sobre estos temas: control en la venta de alcohol a menores, regulación de los horarios a nivel nacional proponiendo el adelantamiento de los mismos para la iniciación y finalización de la actividad nocturna, y la regulación a nivel nacional de la misma edad para la entrega del registro automotor a los 18 años con 6 meses obligatorio de acompañamiento adulto al volante.

GL: Respecto a valores, hay que formarse, porque estamos yendo a contramano de una fuerza social muy grande que se ha pulverizado en cuanto a valores, no porque no los quiera sino porque no sabe cuáles son. Está en crisis. Cuando uno entra en crisis, entran en crisis los valores que uno tiene y no sabe lo que quiere. La crisis es una situación de cambio, inestabilidad, incertidumbre. Por eso me parece bueno, en esa turbulencia social y personal, “parar” y ver cuáles son las cosas básicas. Salir del encierro, pedir ayuda, hablar, ponerse en manos de Dios, y también de los profesionales, es un buen consejo ante problemas con los jóvenes.
    Una de las cosas básicas en la que creo todos estaremos de acuerdo es que la vida es una proporción armónica de deberes y de derechos. Una vida que es puro derecho no es una vida digna. Y una vida que es puro deber es una vida oprimente. Debemos plantearnos entonces cómo estamos educando a nuestros hijos para esa armonía, para que entiendan que hay cosas que son para el placer y otras para el deber. Esto te gusta y lo vamos a favorecer, y esto no te gusta pero ‘lo tenés’ que hacer. Y para eso también nosotros tenemos que dar el ejemplo: no me gusta cocinar, pero si mi rol es nutricion, igual tengo que hacerlo, ese es mi deber, y debo hacerlo lo mejor que pueda.
Creo que la proporción entre deberes y derechos es una cuestión básica de sentido común. Hay chicos que hoy en día tienen solo derechos: nunca hay deberes, nunca hay responsabilidades. Y Dios sabe hasta qué punto esto cala hondo, porque cuando una vida no tiene deberes, de alguna manera, lo que se está diciendo es “no servís para nada. Hacé lo que quieras, poco espero de vos, en vos nada puedo delegar porque se que no lo vas a hacer”. Es un mensaje de inutilidad y el chico se siente un inservible. Aunque proteste enormemente cuando se le asigna una responsabilidad o se le pide que haga algo, en el fondo le estamos diciendo “necesito de tu ayuda, ‘vos podés’ asumir estas responsabilidades, esto te toca a vos, no voy a hacer por vos lo que vos podés hacer por vos mismo”, entre otras cosas.

Hay cosas que para nosotros adultos son “obvias”, por ejemplo ‘cuidate, no trunques tu vida que la tenés toda por delante’. Nos resulta obvio que ‘hay que usar la cabeza’ porque naturalmente la racionalidad forma parte del desafío de vivir. Pero a veces parece que no alcanzan: muchos chicos se pierden, porque no tienen quien les diga “lo obvio”. Una vez encontré un pibe en la cárcel que me dijo “a mí nunca me dijeron que robar estaba mal”. Uno piensa “no puede ser, eso está impreso en la conciencia”, y no es así. Hay culturas, hay ambientes, donde nunca se escucha que robar está mal, aunque parezca obvio.
Hay muchas obviedades que estamos silenciando, y hay que pronunciarlas. Cuántas veces nos parece obvio decir “te quiero”, por ejemplo, a nuestros hijos, porque pensamos: es obvio que lo quiero si no, no haría todo lo que hago por él. Y nuestro hijo necesita escuchar esa cosa obvia: “te quiero”. Hay muchas cosas obvias que necesitan ser dichas: “manejar así te puede costar la vida”, “robar está mal”, “tales acciones pueden producir tales consecuencias”… Es cierto que a veces no alcanza. Y también es cierto que a veces parece que no escuchan, y es cierto  que parece que no solo no escuchan sino que van a hacer todo lo contrario. Pero en el fondo queda, y no sabemos en qué momento, esa frase, dicha por la madre o por el padre o por el abuelo, germina y preserva la vida.

Volver a los diecisiete después de vivir un siglo
es como descifrar signos sin ser sabio competente
volver a ser de repente tan frágil como un segundo
volver a sentir profundo como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo en este instante fecundo

Mi paso retrocedido, cuando el de ustedes avanza
el arco de las alianzas ha penetrado en mi nido
con todo su colorido se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena con que nos ata el destino
es como un día bendecido que alumbra mi alma serena

Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber,
ni el mas claro proceder ni el mas ancho pensamiento
todo lo cambia el momento colmado condescendiente,
nos aleja dulcemente de rencores y violencias
solo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes

El amor es torbellino de pureza original
hasta el feroz animal susurra su dulce trino,
retiene a los peregrinos, libera a los prisioneros,
el amor con sus esmeros, al viejo lo vuelve nino
y al malo solo el camino lo vuelve puro y sincero

De par en par la ventana se abrió como por encanto
entro el amor con su manto como una tibia mañana
y al son de su bella diana hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín al cielo le puso a retes
y mis anos en diecisiete los convirtió el querubín