12/11/2015 – Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”. Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán. Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.”
Lc 17,20-25
¡Buen día! ¡Bienvenidos a la #Catequesis! ¿En qué cosas cotidianas de tu vida se te viene revelando el reino de Dios? ¿En qué situaciones de la vida familiar, en el trabajo o servicio, lo identificás? Posted by Radio María Argentina on jueves, 12 de noviembre de 2015
¡Buen día! ¡Bienvenidos a la #Catequesis! ¿En qué cosas cotidianas de tu vida se te viene revelando el reino de Dios? ¿En qué situaciones de la vida familiar, en el trabajo o servicio, lo identificás?
Posted by Radio María Argentina on jueves, 12 de noviembre de 2015
Ellos preguntan de una manera curiosa ¿cuándo llegará? En este Evangelio nos encontramos ante el espíritu de curiosidad, que se opone al de la sabiduría de Dios, es decir cuando queremos apoderarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, apropiarnos de todo. El espíritu de curiosidad nos aleja del Espíritu de la Sabiduría, porque solo interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿Cómo se hará esto? Es el cómo: ¡es el espíritu del cómo! Y el espíritu de curiosidad no es bueno: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu del hablar demasiado. Y Jesús también va a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión.
Jesús dice que este reino por el que pregunta se manifiesta de una manera muy simple. Dice el Papa Francisco,
La curiosidad nos impulsa a querer percibir que el Señor está aquí o allá, o nos hace decir: «Yo conozco a una vidente, una vidente que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen». Pero, vea usted, ¡la Virgen es Madre! Nos llama a todos nosotros. No es un encargado de la oficina de correos, que envía mensajes todos los días. «Estas novedades –afirma– alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios. Porque «Jesús dice que el Reino de Dios no viene del llamar la atención, viene de la sabiduría». «¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!», dice Jesús: esta es «acción del Espíritu Santo, que nos da la sabiduría, que nos da la paz. El Reino de Dios no viene de la confusión, pues Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta», sino «en la suave brisa, la brisa de la sabiduría».
Que Dios es cercano es tan cierto como que nació en un pesebre, pobre y humilde, pero ese Dios cercano también es el que esperamos en su segunda venida. Jesús dice que el reino de Dios no viene con espectacularidades, sino que ya está en medio de nosotros. Es acción del Espíritu Santo que nos trae sabiduría y paz. En la cocina de lo de todos los días está el reino y para descubrir su presencia hace falta gracia de sabiduría. El que fue, el que es y el que vendrá nos invita a la confianza y a despertar la presencia del reino en medio de nosotros.
Santa Teresita del Niño Jesús decía que ella siempre tenía que detenerse ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra monja y esta monja le contaba una historia, algo sobre la familia, sobre la gente, a veces pasaba a otros argumentos y ella quería conocer el final de la historia. Pero sentía que eso no era el Espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad.
El Reino de Dios está en medio de nosotros: no se da espectacularmente, sino que viene simple, sencillo, como escondidito. Este espíritu nos lleva por delante de la mano de la sabiduría a encontrar la suavidad de la brisa con la que quiere visitarnos con poder. Muchas veces decimos “cuando llegará el día en que…” y no nos damos cuenta de que hoy es el día. Es el kairós, el tiempo de Dios, interviniendo en lo de todos los días, donde el reino se nos da a conocer. Con el espíritu de consuelo en medio del dolor, habilitándonos a nosotros también consolar a otros. Allí está presente el reino, y se lo descubre no tanto en cosas grandiosas sino en lo simple cuando llegamos a decir “acá se siente, acá se sabe a cosa de Dios”.
Caminar en la vida con el espíritu de Dios, espíritu de sabiduría nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. ¡Y este espíritu nos da paz, siempre! Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, el espíritu de fraternidad.
Es el ser pacientes lo que nos anima a estar en la expectativa de lo que vendrá. Esperamos porque sabemos que lo que vendrá va a ser mejor, pero mientras tanto vamos disfrutando de lo que ya está llegando. Vamos disfrutando, esperando en paciencia, este reino de Dios que se manifiesta sencillo pero imparable, hasta que se evidencie en su plenitud.
Padre Javier Soteras
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