24/12/2015 – Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo, y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo antes, por boca de sus santos profetas, para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian. Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza, del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia, bajo su mirada, durante toda nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados; gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente, para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
Lc 1, 68-79
¡Bienvenidos a la Catequesis! ¿En que escenarios necesitás que venga Dios con el don de la paz en tu vida en esta Navidad? Posted by Radio María Argentina on jueves, 24 de diciembre de 2015
¡Bienvenidos a la Catequesis! ¿En que escenarios necesitás que venga Dios con el don de la paz en tu vida en esta Navidad?
Posted by Radio María Argentina on jueves, 24 de diciembre de 2015
El gran regalo que nos traen los textos bíblicos de este tiempo, es el don de la paz. Navidad es el tiempo en el que la paz gobierna el corazón. María sale a nuestro encuentro para regalarnos ese don que está en su corazón, el don de la paz. Nosotros también en esta noche queremos recibir el don maravilloso de la paz con la que Dios quiere bendecir a los hombres de todos los tiempos.
María hoy nos regala la presencia de su hijo, que ha colmado todo su ser y está en su vientre, para ofrecerlo especialmente en este tiempo en el que se aproxima la Navidad, en un nuevo nacimiento para cada uno de nosotros y para el mundo entero. María nos ofrece al Príncipe, al Rey de la Paz.
María conduce al Pueblo de Dios, con su guía maternal, sencilla, humilde, siempre laboriosa, casera y cercana, por el camino de la Paz. Ella hace eco en su corazón de aquel que vendrá a comunicarnos el don de la paz, de aquel que vendrá a guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
La paz y María van de la mano, porque la paz es Jesús mismo, María nos ofrece, nos entrega al Príncipe de la paz, en el Evangelio vemos que María, a través de sus palabras, sus silencios, y las diferentes actitudes, irradia la paz que brota del interior de su corazón.
El cristiano puede orar guiado por la oración del rosario, recorriendo las escenas de la vida de María y de Jesús mientras que pide a Dios el don de la paz interior; esta oración simple y sencilla nos conduce a entrar en comunión y en sintonía a la frecuencia en la que María acerca el don de la paz. Aquí podemos encontrar el mismo regalo que recibieron los pastores de parte de los ángeles “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres”.
La paz nos llega de la certeza de Dios que está con nosotros, “si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?, dice San Pablo y esa es lo que lo anima a seguir anunciando el evangelio en medio de tantas dificultades. Que la paz esté con nosotros implica que la luz del Señor aparezca en medio de nuestras oscuridades, guiándonos a un lugar nuevo y viniendo a hacer nuevas todas las cosas.
La frecuencia interior con la que María nos da el don de la paz viene por el impulso que el Hijo de Dios que vive en ella nos ofrece, María portadora de paz, María te trae la paz, María te regala la paz en lo más hondo de tu interioridad,.
Juan Pablo II decía: “el rosario, en su sencillez y profundidad es un verdadero compendio del Evangelio y conduce al corazón mismo del mensaje cristiano: tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”.
María además de ser madre cercana, discreta y comprensiva es la mujer maestra para llegar al conocimiento interior a través de la contemplación, y decía el Papa: “el drama de nuestro tiempo actual es la falta de interioridad, la ausencia de contemplación, sin interioridad la cultura carece de entrañas, es como un cuerpo que no ha encontrado todavía su alma”.
El camino de paz que María nos ofrece entregándonos a Jesús en el corazón, acompañándonos en todas y cada una de las cosas en las que nos movemos, las que hacemos, con las que nos comprometemos a transformar, apunta particularmente a esto de hacernos hondamente hombres y mujeres de paz.
Oramos para que lo compartido en torno a la paz y a María se afiance profundamente en el corazón de todos los que aquí en Argentina y en todo el mundo soñamos y esperamos con un orden nuevo, el único capaz de traernos ese don, ¿porqué?, porque el nuevo nombre de la paz es el desarrollo de los pueblos en la justicia social, eso es lo que se espera y por lo que se clama fuertemente a los gritos en esta tierra.
Padre Javier Soteras
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