11/04/2016 – Junto al Dr Enrique Orchanski, médico pediatra, hablamos sobre el “Síndrome de brazos vacíos”. El especislita contó que se deriva del ya conocido “síndrome del nido vacío” y que ocurre cuando los niños van creciendo, y los padres se quedan sin niños en brazos. “Me refiero metafóricamente a esta transición que existe entre el dejar de ser bebé y empezar a ser niño. Esto ocurre alrededor de los 2 años y por supuesto está signado con algunos indicadores como el hecho de el niño empieza a hablar bien, empiezan a dejar el ritual del chupete, algunos empiezan a abandonar los pañales y dejan la mamadera”.
Para el Dr Orchanski, “empezar a usar la boca para hablar y dejar de succionar es un cambio psicológico y madurativo tremendo, y debe ser uno de los escalones más altos que nosotros emprendemos en el crecimiento. Y claro, depende de qué número de hijo sea uno. Mas o menos la gente tiene un proyecto y decide mentalmente que éste es el último hijo, y a ese, los padres no lo largan tan fácilmente. Si él deja de ser un bebé nosotros también crecemos. Y comienza a diluirse esta imagen de imprescindible que tan lindo sentimos los padres”.
“Con el primer hijo uno se recibe de padre, y como dice Mafalda, nos recibimos el mismo día. Cada hijo es hijo de otros padres, porque los padres en distintas circunstancias van gestando hijos en la misma familia pero ellos van cambiando” explicó.
Además habló de la “memoria piadosa”, que permite que tengamos más de un hijo, “porque sino si uno se acordara de todas las noches de fiebre, de las toses, de los mocos, de las cuotas del cole… no volvería a tener otro”.
Que los chicos crezcan supone aprender a despedirse de ellos, no significa que se vayan lejos, sino que empiecen a ser ellos, que tengan autonomía. El médico pediatra, explicó que, “no hay cosa peor que a un chico de 3 años le digas qué parecido que sos a tu papá. Él quiere ser él y está buscando su imagen, está enojado, y en general es un tránsito de mucho miedo. El crecimiento genera miedo. Los chicos entre los 2 y los 3 años empiezan a tener miedos y eso es el primer síntoma del crecimiento de esa etapa”.
“La vida siempre nos ofrece oportunidades de salir de una etapa para ingresar en una nueva. En esos umbrales hay que ser generosos como padres para abrir los brazos y dejarlos caminar, escucharlos y otorgarles la palabra, que implica darle la categoría de niño. Yo veo mucho en el consultorio que me dicen “Acá le traigo a mi bebé” y el nene tiene 5 años. El niño en posición de bebé, claramente que no habla y hasta se hace pis aunque sea grande” indicó.
“Creo que los brazos vacíos son el “duelo celebratorio” para este paso tan importante. Dice el Talmut que hay solamente dos cosas que podemos darle a un hijo, raíces y alas. Raíces son la pertenencia, nuestro nombre, nuestra honestidad, nuestro afecto, nuestra fe; las alas, cuando empluman, duele. Creo que es una fiesta porque no hay nada más simpático, divertido y sorprendente que ver a éstos niños. Así entran en la edad quizás más celebrada de muchas salidas y escolaridad, pero siempre bajo el cobijo de los padres.
Yo advierto esto del síndrome de los brazos vacíos para que no haya tantos bebés viejos y para que los padres disfruten esta etapa porque es realmente grandioso verlos crecer y conlleva también la aceptación de que nosotros crecemos, las canas aparecen y las arrugas también y bienvenidas sean. A ver si aprendemos a celebrar el paso del tiempo y no amargarnos por ello” terminó diciendo el médico.
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