Alma De Barrio: Los Vecinos

miércoles, 17 de junio de 2009
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Entrevista al Dr. Prof. Francesco Tonucci, pensador, psicopedagogo y dibujante italiano. Es autor de numerosos libros y artículos sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano.  Autor del libro “La ciudad de los niños”: un modo nuevo de pensar la ciudad publicado por Losada y UNICEF.  Otros libros suyos: “Enseñar o aprender”, “vida de clase”. “Si no os haceis como yo…” “A los 3 años investiga” “Los materiales. Cuántas cosas se pueden hacer con una nariz larga además de decir mentiras” “la infancia y nosotros”

Entrevista a Jorge Jáuregui, arquitecto argentino radicado en Brasil. Como urbanista ha desarrollado una carrera asombrosa y ha recibido importantes premios. Uno de los costados más interesantes de su trabajo tiene que ver con el desarrollo del programa Favela-Barrio que tuvo como objetivo transformar las conocidas villas miserias brasileras. Actualmente se encuentra trabajando en el Programa de Aceleración del Crecimiento.

GL:    Hoy, en el “Día del Vecino”, que recuerda la segunda fundación de Buenos aires y la instalación de la primera junta de vecinos, entidad con la que comienza la vida comunal, y que fue instituido en 1954 por un Congreso Extraordinario de la Comisión de Fomento, queremos revalorizar la vecindad, la proximidad. En definitiva, queremos volver a destacar la importancia de los vínculos reales y la importancia de los lugares: esa coordenada, junto con el tiempo, fundante y fundamental para que la vida humana tenga cabida y desarrollo. No podemos vivir de la ilusión de los vínculos, como es en realidad la que nos proveen las pantallas, los teléfonos, muchas veces la computadora. No digo que esto esté mal. Digo que muchas veces estos medios nos ilusionan con vínculos que no son tales: el vecino, el que vive en frente, el que vive al lado, durante años, muchas veces décadas, es un permanente desconocido. Aunque lo vemos todos los días a duras penas conocemos su nombre. Y sin embargo tal vez nos estamos comunicando con personas de distintas partes del mundo sin que  nunca lleguemos a tener un contacto personal.
…estamos permanentemente bajo la mirada de cámaras de vigilancia, no lugares, porque aún en nuestra propia casa puede llegar a tener cabida la “no lugarización”, el “no hogar”, la tecnologización permanente a través de la televisión, de la computadora, que muchas veces nos conecta, pero nos in-comunica.

    Los no lugares son lugares donde la identidad nos asegura el anonimato (subtes, shopings, paseos comerciales, aeropuertos). Y lamentablemente muchas veces las casas son no lugares, donde uno está rodeado de gente y sin embargo se siente solo. Hablando de no lugares, estamos hablando de pérdida de identidad, de anonimato. Muchas veces tenemos problemas de comportamiento agresivo o patotero en los jóvenes, las tribus urbanas, la droga, los pactos de fidelidad y complicidad que hacen a grupos que por cierto no les hacen para nada bien…son todas búsquedas desesperadas de identidad porque realmente vivimos en lugares donde está asegurado el anonimato: no sos nadie.
 
    El día del vecino es un día para reflexionar, para charlar.
Marcelo Celso, cuentista, nos traerá ahora un cuento, una anécdota para introducirnos en el tema de hoy. Yo soy una convencida de que los cuentos han sido inventados entre otras cosas para “sanar almas” porque cada cuento tiene un remedio

MC:  Yo soy un personaje que se llama “el señor de los cuentos” que recorre las escuelas rurales del interior provincial contando y sobre todo leyendo cuentos a los chicos. Los chicos me reciben maravillosamente bien. Es increíble la capacidad de los chicos de mantener la atención durante aproximadamente 45 minutos o más también. Creo que mucho tiene que ver con lo que se les lee: a veces leemos resúmenes que no son tan buenos como las obras originales, y otras veces no sabemos leer.
    Mi vocación como cuentista fue una casualidad. Yo vivo en el campo a 12 km de Pilar y hubo hace 10 o 12 años una huelga en una escuelita rural. Dimos clases con mi esposa unos 15 días. Yo no soy maestro –soy profesor- y mi esposa no es docente. Esa vez tuvimos que hacerlo por obligación: en esa oportunidad, “tomamos” la escuela y dimos clases con “El libro de la selva” de Quiroga, leyendo cuentos. El resultado fue muy bueno y desde entonces he dedicado buena parte de mi tiempo a eso. Yo voy con capa, galera y bastón de mi bisabuelo. Golpeo la puerta con mi bastón y entro como un viejito.
    Hoy es el día de nuestros vecinos, y por tanto el día nuestro también, porque también nosotros somos vecinos. En definitiva, hoy es el día de todos. Es muy importante co-participarnos esa condición que nos toca en la vida que es ser vecinos. Ese estado de “proximidad” al cual el Evangelio le llama “prójimo” no es la proximidad física, espacial. Yo vivo en el campo. Mi vecino más cercano vive a 5 km. En un rato vamos a estar conversando con otro vecino, Francesco Tonucci, que está “al otro lado del mar”, en Italia.
Este cuento tiene la particularidad: es un hecho real sobre el que creo importante reflexionar. “En Bs.As. había dos matrimonios que vivían en el mismo piso, en puertas contiguas, y no se saludaban más que cuando se encontraban en el pasillo o en el asensor. Pasaron 20 años. El tiempo de la incomunicación pasa rápido y esta gente estuvo 20 años sin hablarse. En cierta oportunidad uno de los matrimonios tiene que mudarse a Córdoba por razones laborales. Al señor se le ocurre decir “no hemos saludado nunca a esta gente. Al menos, vamos a despedirnos de ellos’. Esa noche, toca la puerta del vecino con una botella de champaña y le dice: vengo a despedirme porque me voy mañana. En efecto, estuvieron hablando toda la noche de todo lo que no habían hablado durante tanto tiempo. La comunicación fue fluida. Prometen encontrarse en Córdoba al año siguiente para la misma época. A raíz de esos encuentros se fue armando una amistad mas profunda. Ahora viven aquí en Carlos Paz en casas contiguas, casi en comunidad”
La reflexión que me surge es que, para festejar el día del vecino, la mejor manera sería ir a tocar la puerta del vecino. Es una invitación concreta y bonita: tocar la puerta del vecino, si no con una botella de champaña, con un mate o simplemente con ganas de charlar un rato. Aún estando muy cerca, podemos estar muy lejos.
Nuestra labor es justamente romper con esos no-lugares que tenemos y que nosotros mismos fabricamos. No solo tenemos derecho sino casi obligación de romperlos, de cruzar la barrera.

GL: Quiero introducir la entrevista con Francesco Tonucci leyendo un párrafo de su libro “La ciudad de los niños”: “En las últimas décadas, y de manera clamorosa en los últimos 50 años, la ciudad, nacida como lugar de encuentro e intercambio, ha descubierto el valor comercial del espacio y ha trastornado todos los conceptos de equilibrio para cultivar solo programas a fin de obtener beneficios. La ciudad se ha vendido. Hasta hace muy poco, los pobres y los ricos vivían cerca unos de otros. Claro que sus casas eran distintas: unas casas de pobres, otras casas de ricos, pero surgían en los mismos barrios. Después se dio un valor diferente al terreno según su cercanía del centro de la ciudad, y eso lo trastornó todo. Los pobres no pudieron rehabilitar sus casuchas malsanas y sin servicios y prefirieron venderlas para poder trasladarse a la periferia a casas todas iguales e idénticas a las que muestra la televisión. Los centros históricos se han convertido en oficinas, en bancos, restaurantes de comida rápida, sedes centrales de grandes compañías, ricas y sofisticadas. Al anochecer, el centro de la ciudad se vacía y se vuelve peligroso. La gente tiene miedo de andar sola por la calle. Hay drogados, malhechores y ladrones. Los centros históricos tan diferentes y ricos por provenir de siglos de historia y de cultura, el placer de las cosas bellas y no solo útiles, ya no son objeto de cuidado y preocupación de los habitantes. Los lugares más hermosos de nuestro país están negados al juego y a la experiencia de los niños, al paseo y al recuerdo de los ancianos. Las periferias, en cambio, han nacido en pocos años sin plazas, sin verde, sin monumentos. La ciudad ya no tiene habitantes, ya no tiene personas que viven en sus calles. El centro es un lugar para trabajar, para comprar, para ir a la oficina, pero no para vivir allí. La periferia es el lugar donde se vive. Solo se duerme. La ciudad ha perdido su vida”

Francesco: este panorama que ud. ha descripto y sigue describiendo, ha influido por supuesto en la vivencia de la vecindad, ¿de qué manera?

FT: Esto de los vecinos creo que es uno de los temas básicos de todo este análisis. Desde un punto de vista físico, efectivamente, como decía en el libro, por temas comerciales los vecinos se han alejado de las calles. Cuando yo era pequeño las casas comenzaban al nivel de la calle: las ventanas se asomaban a la calle. Ahora este primer nivel está utilizado por comercios, bancos. Es difícil que la gente se asome directamente a la calle, por lo cual la gente se ha ido al primer piso o más allá. Eso es solo un aspecto físico, pero que demuestra que la mirada de la gente no controla la calle

GL: Qué cierto eso de la vereda y la ventana. Hoy tenemos la ventana, después el jardín, después la reja, y lo más lejos posible la calle.

FT: Otro aspecto conectado con éste y con todo el desarrollo de una “política de los servicios” como la llamo yo: la política que dice a los ciudadanos “no te preocupes: si hay problemas, los vamos a resolver nosotros: tú me votas y yo te resuelvo los problemas”. Una política de la delegación total de los problemas: frente a los problemas, los piensa la política. Es una política que a mi no me gusta. Me gustaría una política que diga a la gente “preocúpate”, o “preocupémonos”, es decir, que tenga en cuenta que el problema es de todos, no solo de los políticos. La actitud de hoy es: “si ocurre algo, alguien se ocupará de resolverlo”. Lo máximo que hacen los ciudadanos es llamar un número público de policía para que intervenga. La gente no se hace cargo, tiene miedo, prefiere encerrarse en casa y que las autoridades solucionen los problemas. Este es un segundo nivel de perder el sentido de vecinos.
    Los vecinos eran aquellos a los que los niños molestaban mucho. Recuerdo que cuando yo era chico no había teléfono, y cuando volvía a casa, mis padres sabían si había ocurrido algo malo y me castigaban, por “culpa de” los vecinos. Es decir: los vecinos eran un ‘control social’ que desde nuestro punto de vista de niños, molestaba, pero que desde el punto de vista verdadero de la sociedad, garantizaba la vida social del barrio y de los niños.
    Lo que nosotros estamos pensando es en crear una nueva vecindad. Por eso llamamos a los comerciantes para que colaboren con nosotros para ayudar a que los niños se muevan solos en las calles. Los comerciantes siguen viviendo en la calle, a nivel de la calle. Ellos sí pueden por lo tanto mirar la calle, lo que ocurre, y ofrecer un punto de referencia a los niños que se están moviendo solos en la calle . Este es el proyecto que nosotros estamos tratando de llevar a cabo, que se llama “VAMOS A LA ESCUELA SOLOS”. Los niños que se mueven solos, saben que en los negocios que ponen un cartel donde haya distintos logos, por ejemplo, “negocio amigo de los niños”, “aquí puedes pararte o pedir ayuda”, ellos pueden entrar a pedir desde un vaso de agua, o el baño, o una curita si se lastimó, o el teléfono para llamar a casa en caso de necesitarlo.
    Si logramos que los niños vuelvan a vivir en la calle, ellos mismos serán capaces de reconstruir una actitud ciudadana, una actitud de verdaderos vecinos. Es un proceso que nosotros ya estamos observando. Un niño que se mueve con sus padres es un hecho privado que no permite prácticamente a nadie entrar aún si ocurre algo que no nos gusta. Un niño que se mueve solo en la calle es un hecho público. Creo que no puede haber gente tan mala al punto de desinteresarse por un niño que se está moviendo solo: es un problema de todos. Por eso los niños tienen la capacidad de construir actitud ciudadana: reconstruir una atención y un sentimiento de vecinos. Hemos podido confirmar que cuando los niños se mueven con más autonomía en la calle los barrios son más seguros, la criminalidad disminuye hasta un 50%. Esto significa que, con un costo muy bajo, se puede transformar la ciudad en apta para la vida en general. Los medios que tradicionalmente la política considera útiles para conseguir seguridad, que son el aumento de la defensa (policías, cámaras de video en las calles, controles directos, acompañamiento personal de los niños) cuesta mucho a nivel económico y a nivel personal, y no es rentable desde ningún punto de vista, porque aumenta el miedo –que es una de las causas de la inseguridad-: si la gente ve mucha policía en la calle, aumenta la idea de peligro. Los niños producen un efecto positivo, y no cuestan nada.

GL: Ayer conversábamos con el Padre Juan Manuel Gonzalez sobre un texto bíblico: el castigo a la ciudad de Sodoma, y analizabamos que el castigo de Dios a la ciudad fue debido a la falta de hospitalidad de los habitantes hacia los extranjeros.

FT: Y tengamos en cuenta que se cruzan las motivaciones: creo que los “extranjeros” de hoy son los niños, que la ciudad está rechazando, cerrando dentro de casa frente a una pantalla

GL: Y toda una muchedumbre que está reclamando a esos niños para ‘maltratarlos’ de alguna manera
    La deshonestidad genera una burocracia terrible que tenemos que pagar todos, y en definitiva nunca resulta eficaz para combatir la corrupción.
    En este caso, lo que está diciendo Francesco, la tercerización permanente del control, este desligarse, está trayendo también un costo social, económico y político tremendo, encima ineficaz. Este tercerizar, delegar en otro anónimo, lejano, político…¡qué linda clave de lectura ahora que estamos en tiempos de campaña!!! ¿Si en lugar de votar al que propone tercerizar más, votamos al que propone la vecindad, la unión de los vecinos, el compromiso, el involucrar? ¿si votamos al que interpela al ‘yo’ y se compromete como ‘tú’?

    Me interesan los aspectos psicológicos, humanos: esta ciudad mercerizada, esta ciudad tan anómima, estos barrios tan anónimos, estos “no lugares” ¿qué efectos emocionales, anímicos, producen en el individuo, en la persona? Y en su reversos ¿qué efectos produce la vecindad en la emocionalidad de las personas?

FT: La ciudad donde yo crecí era una ciudad donde no veía la hora de salir de casa porque lo mas importante de la vida era afuera. En casa había algunas cosas necesarias, y afuera todo el resto: los amigos, el cine , el deporte, el bar, el juego, los libros, la música. Lo que se está viviendo, lo que yo estoy registrando en mi experiencia personal –y me da vergüenza decirlo- es que ahora no veo las horas de volver a casa. La casa misma se ha transformado en la ciudad entera. La ciudad se está moviendo en dirección a crear lugares autosuficientes, y creo que los no lugares son los lugares que no se relacionan con los demás lugares. La idea de los urbanistas modernos es hacer sectores de la ciudad especializados y en cada uno de éstos crear condiciones de autosuficiencia. La casa está recorriendo el mismo modelo: tenemos todo en casa: música, cine, libros, posibilidad de conectarnos con el mundo y hasta ver a los amigos, lo que anula la necesidad de salir. Esto perjudica a niños y adolescentes porque los impulsa a vivir de manera solo virtual. No estoy en contra de los beneficios de la tecnología. Muchas cosas importantes ahora posibles no lo eran hace años atrás. Pero esto no puede ser una solución a todos los temas de nuestra vida urbana.
    De esto están sufriendo mucho, especialmente los más débiles: no poder salir, no poder encontrarse, no poder sentirse parte de la ciudad. ¿Por qué destruyen la ciudad? ¿por qué asumen actitudes hostiles, de vandalismo? Porque no se sienten ciudadanos de sus ciudades. Esto es grave, porque mañana no serán ciudadanos partícipes, responsables, colaboradores, productores. Todo esto va a ser una carencia importante a nivel social y a nivel económico que tanto preocupa a nuestros administradores.

GL: Me gustaría nos de propuestas concretas para ir modificando esto

FT: Que los niños puedan moverse en su ciudad. Tener los niños dentro de la ciudad con mayor libertad produce y provoca una atención ciudadana y nos obliga a ser mejores. Si no hay niños nosotros aprovechamos del espacio de la ciudad como queremos y normalmente lo hacemos muy mal.
      Lo que hoy nuestros jóvenes sufren y nos reclaman a través de esos actos “vandálicos” es que han sido niños sin posibilidad de vivir las experiencias de autonomía y libertad, y de riesgo a medida que lo necesitaban en el transcurso de su edad. El riesgo, la aventura, es una necesidad. Jugar significa para un niño gozar de la realización de un deseo a través de riesgos.  El riesgo es una componente esencial del juego, porque es una componente esencial del placer. Prohibiendo a los niños vivir la experiencia de riesgo porque los adultos vigilan de forma directa todo el tiempo, va produciendo en los chicos una acumulación de los deseos de riesgos que explotan en la adolescencia. Y esto es peligroso, porque explota mal.
Nosotros pensamos que estamos protegiendo, defendiendo a los niños, y por el contrario lo que hacemos es prepararlos para una adolescencia peligrosa. Por ejemplo: creo que los innumerables accidentes de moto en muchos casos tienen que ver con el deseo de riesgo que nunca tuvieron encima de una bicicleta. Es absurdo pasar de la total dependencia de la mano del padre, a la total independencia, porque así no se tienen instrumentos para manejar esa independencia.
    Llamar los chicos al gobierno de la vida: de la ciudad por un lado (es lo que pretendemos a través del proyecto ‘la ciudad de los niños), y de la escuela por otro: sería importante y positivo por ejemplo que en las escuelas haya un “consejo de alumnos” que se reúna periódicamente con el director de la escuela para examinar cómo funciona, cómo podría ir mejorando. Esto no significa que la escuela se haga como quieren los alumnos, sino que no se puede hacer una escuela sin saber lo que piensan los alumnos. Y esto se corresponde al Art.12 de la “Convención de los derechos del niño” cuando dice que “Los niños tienen el derecho de expresar su opinión cada vez que se toman decisiones que los afectan”. Esta es una ley del Estado que en Argentina ha llegado a modificar la Constitución, por lo cual es una ley de alto nivel jurídico, totalmente obligatoria y vinculante, por lo cual una escuela que no tenga esta costumbre de consulta a los alumnos se debería considerar ilegal. Y por el contrario, creo que casi ninguna lo tiene
GL: Nuestros jóvenes, que además de tener comportamientos vandálicos, tienen también mucho desprecio a la institución educativa, no quieren ir a la escuela, prefieren quedarse haciendo vínculos virtuales ¿por qué ocurre esta opción? Si hablamos de adolescentes, corremos el riesgo de que los adolescentes pidan menos exigencias académicas, más horas libres, más liviandad en el tratamiento de los límites.
    Concretamente, en una escuela, o en una casa, ¿en qué deben opinar? ¿acerca de qué áreas se los debe tener en cuenta?

FT: Creo que si nosotros tenemos una conciencia limpia, no debemos tener miedo de que se hable de todo. No tener miedo de que puedan expresar su opinión sobre todo. Esto no significa que todo lo que propongan se deba traducir en hechos de parte nuestra, pero sí  que de todo se puede discutir. Si los niños consideran que el trabajo escolar es demasiado, discutir con ellos hasta que lleguen a comprender cuál es el sentido de ese trabajo. Lamentablemente los niños protestan por cosas que efectivamente no tienen sentido. El tema de las tareas escolares es una vieja tradición que creo tiene muy poco sentido pedagógico y la escuela la defiende mucho. La escuela de esa manera está ocupando todo el tiempo de los niños, y no está reconociendo como derecho de los niños  el “Derecho al juego” como está previsto en la Convención. Esto es un abuso de parte de la escuela. Los niños protestan, y lo hacen contra aquello que va en contra de sus intereses, y es muy importante aceptar el debate y llegar a que los niños entiendan cuándo el trabajo es necesario. A los niños no les cuesta el compromiso fuerte. Si observamos a los niños cuando juegan, son capaces de olvidarse hasta de ir al baño o de comer, y solo personas incompetentes pueden opinar que están perdiendo su tiempo. Todos los que sabemos algo sobre el desarrollo infantil sabemos que estos son los momentos más importantes de la vida de una mujer o de un hombre: cuando están jugando están aprendiendo más que cuando estudian, y no hay peligro de que ‘no sean aplicados’ en el juego: se aplican porque tienen una motivación fuerte. Eso es lo que la escuela tiene que conseguir: una motivación fuerte.

GL: aquí los colegios de doble escolaridad son bastante pocos y casi exclusivos para personas pudientes. La mayoría de los niños tiene una escolaridad de 4 horas luego de las cuales pasan mucho tiempo solos habitualmente frente a una pantalla, porque hay miedo de dejarlos salir solos a la calle, tienen pocas tareas porque nadie se las corrige en general. Como no hay ni estímulo ni control de las tareas, las madres tienen que lidiar para que los chicos las hagan

FT: pero las cosas se reparten: hoy la escuela no puede pedir a los padres una ayuda a los niños que no son capaces de dar. Un pedagogo francés sugería por ejemplo que la escuela podía pedir a los niños que si fuera del horario escolar les sucedía algo que para ellos fuera muy importante, lo escriban brevemente y lo lleven a la escuela para trabajarlo juntos en la escuela. Ese es un deber, y no un deber tonto: es la comunicación de algo que me ha ocurrido. No a todos los alumnos les ocurre algo importante en el mismo día. Sobre esto podemos entonces trabajar juntos y eso claramente dará una motivación, porque se sienten importantes y partícipes del tyrabajo escolar. La escuela se hace sobre lo que ellos llevan a la escuela.

GL: Qué lindo si en lugar del sermón de la directora al comienzo de clases, se leyeran las experiencias de los chicos en la vida del barrio

FT: Esto es lo que estamos diciendo desde hace 40 años: una buena escuela nunca comienza su actividad con una propuesta sino con una escucha. Lo primero que debe hacer un buen maestro es escuchar a los alumnos y desde allí comenzar a trabajar. El docente se debe preocupar no tanto de los contenidos sino del método. Yo que soy además de pedagogo, investigador de profesión, cuando me muevo en una investigación, claro, no sé donde llego, pero sé cómo moverme. El método es mi garantía. Esto debería ser una manera de trabajar en la escuela.

GL: Me gustaría de parte suya alguna invitación concreta hoy, en el día del vecino, para todos los argentinos que lo estamos escuchando

FT: Sacar las sillas afuera. Un niño de Rosario me decía una vez que la seguridad de los niños no es un problema. Es suficiente dos padres tomando mates en cada cuadra. El papel de los vecinos es “ser vecinos”, es decir: ser presencia, no estar encerrados en la casa. Moverse. La presencia del adulto garantiza a todos, especialmente a las categorías que hoy están sufriendo mucho.

Hay familias
Intérprete: Silvina Garré
Todavía hay familias en los pueblos, cuidan de sus viejitos y hacen pan.
Todavía hay guardianes en las plazas, los mandados y los palos de amasar.
Pocas motos y un aire celestial testigo de romances.

Ay si vieras como se encienden las estrellas cuando canto!
Ay si vieras como se encienden las estrellas!

Todavía hay familias en los pueblos el mundo se partió por la mitad
de este lado los viciosos de la noche y de aquél los que la duermen por demás.
Un aroma a pasteles de limón y un viejo boticario.

Ay si vieras como se encienden las estrellas cuando canto!
Todavía hay familias en los pueblos, defienden sus costumbres y su honor,
canturrean en voz baja algunos tangos y antes de dormir una oración.
Pocos sueños y el hecho natural de ir envejeciendo.

Ay si vieras como se encienden las estrellas cuando canto!

    A MI GENTE
Sentados al cordón de la vereda Bajo la sombra de algún árbol bonachón
Vimos pasar coquetos carnavales , careta viva de un pueblo con dolor.

Primero fue Pitico y sus muchachos, Pochilo, con su gran inspiración
El pobrerío rodea los tablados, es Chirimino que toma la canción

Tibio febrero de fiestas musiqueros Simples remedos de la felicidad
Los sensibleros poetas orilleros Le dan la flor al barrio que se va

Pueblo divino, porrudo , sabalero brindo contigo , prestame el corazón
Quiero el secreto del hombre de tu río, del hombre chimenea, del canilla cantor

Dale a mis ojos la luz de tu bohemia. charlas del charro Roberto guitarrón
El firulete del ‘sapo’ de los verdes, el ‘fino’ de verija, el ‘loro’ y su tambor!

Pueblo divino, porrudo , sabalero, papel picado, botijas bajo el sol ,
Sigue tu lucha de pan y de trabajo que el tamboril se olvida, y la miseria no!
  letras de Los Olimareños |  Monte sua Rádio!

GL: Vivimos un período de crisis y hay cosas terribles que pueden venir, pero creo que hay formas de resistencia. No resistencia militar sino resistencia de la madrea, de la piedra, del hombre y su existencia. Resistencia de los vecinos.

    Nos cuenta una oyente de su experiencia cuando ella era pequeña a la que vive hoy con sus hijos. Su madre se iba a trabajar, y fuera del sentimiento de quedarse sola, que pudo ser una experiencia traumática (mamá no está, estamos solos en casa), quedaban al cuidado de una vecina. ¡Cuántas veces niños han muerto asfixiados, quemados, porque estaban solos en casa enllamados! ¿dónde está la diferencia? La mamá no está pero está el vecino y sus hijos que son como mis primos con los que puedo jugar. Es una forma de resistencia.

 



 

            Leonardo Bof dice que “somos un nudo, un nudo de relaciones”. Es una hermosa imagen. En nosotros ¡se anudan tantas cosas! ¡hacia tantas direcciones! Se anuda nuestra genética, nuestra herencia, nuestros ancestros, con nuestro porvenir, nuestro futuro, con lo que damos. Se anuda en nosotros lo que recibimos de la cultura, con lo que recibimos de nuestros pares, con lo que leemos, con lo que nos informamos. Se anuda en nosotros lo que nos han dado, nos han enseñado, las referencias, los modelos, quienes para nosotros han sido de alguna manera nuestros héroes o heroínas. Se anudan en nosotros aquellos personajes con los que nos hemos identificado, y esos relatos que nos han conmovido. Se anuda el alimento de todo lo que nos nutrió en el ámbito biológico, espiritual, simbólico, cultural. ¡Somos un nudo de tantas piolas!

            Lo que ocurre es que si nos quedamos sin poder desplegar esos mismos piolines hacia todas las direcciones, todos  ellos vuelven a anudarse sobre nuestro propio nudo y terminamos siendo un verdadero enredo. Y muchos, como no pueden desenredar esos enredos optan por aplicar la tijera y cortarlos.

            La vecindad es un despliegue de esos nudos que somos. Es una red. La vecindad salva a la sociedad, y salva la vida, los vínculos, lo que hoy se llama “el tejido social”.

 

  
“El doctor de la ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta ¿quién es mi prójimo? Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió…(parábola del buen samaritano).. Ve tú y procede de la misma manera.”

OREMOS, PORQUE ORAR ES BUENO Y HACE BIEN
SEÑORA DE LA BUENA VECINDAD, DANOS LA GRACIA DE RECONSTRUIR NUESTROS VÍNCULOS CON LOS MÁS PRÓXIMOS