La oración: un vínculo de humildad, confianza y amor

lunes, 23 de mayo de 2016
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Rezar (44)

23/05/2016 – “El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué –hijo de Nun, su joven ayudante– no se apartaba del interior de la Carpa”.

Exódo 33,11

 

Es un Dios cercano el que se encuentra con Moisés. Un Dios amigo podríamos decir. La amistad, la familiaridad, la cercanía, es el rasgo que identifica el estilo y el modo de vincularse Moisés con Dios, Dios con Moisés. En el verso 11 la Palabra de Dios dice así: -“ El Señor conversaba con Moisés cara a cara como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresó al campamento pero Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la carpa. Moisés dijo al Señor:-“Tu me ordenas que guíe éste pueblo pero no me has indicado a quién enviarás conmigo a pesar de que me dijiste “Yo te conozco por tu nombre y te he brindado mi amistad”. Si me has brindado tu amistad, le dice Moisés a Dios, dame a conocer tus caminos y yo te conoceré, así me habrás brindado realmente tu amistad.

¡Cuánta confianza, cuánta cercanía!. “Ten presente que ésta nación es tu pueblo. No es mi problema, es tu problema. Como diciéndole a Dios que se haga cargo de lo suyo. No desde un lugar de altanería sino desde un lugar realmente de confianza, de como uno habla con un amigo. El Señor no se queda a mitad de camino: “Yo mismo iré contigo y te daré el descanso” Como diciéndole:-“ Si yo estoy con mi pueblo, créeme que realmente es así, estaré con vos. Moisés agregó: -“Si no vienes personalmente no nos hagas partir de aquí” como diciéndole que lo que dice se cumpla. “¿Cómo se podrá conocer que yo y tu pueblo gozamos de tu amistad si tu no vienes con nosotros? Lo invita realmente a caminar con el. “Así yo y tu pueblo nos distinguiremos de todos los otros pueblos que hay sobre la tierra”. El Señor respondió a Moisés:-“ También haré lo que me acabas de decir, porque te he brindado mi amistad y te conozco por tu nombre” .

Amistad, cercanía, confianza, diálogo íntimo, abierto, ubicado, es el que mantiene Moisés con Dios, Dios con Moisés. “Éste, ha dicho Dios, es el hombre más humilde que hay sobre la tierra” con lo cual Dios está indicando donde está fundada su relación con Moisés. Desde Moisés en la humildad, desde Dios, en su infinito amor.

En Moisés la humildad brota del infinito amor de Dios que pone en su lugar las cosas y Moisés no tiene dificultad de decir como son las cosas mientras Dios le muestra sus caminos. Así le dice: -“Éste pueblo al que yo he librado es tu pueblo y lo hago porque soy tu amigo y soy tu amigo porque me has brindado tu amistad”. Ven con nosotros sino, no podremos caminar. El reconoce lo absoluto de Dios y la imposibilidad del hombre. Tal vez esto sea lo que estés necesitando decir de tu familia, de tu trabajo, de tu estudio. “Caminá conmigo”, “No dejes de hacerte presente”; “Dame la gracia de percibir tu entrega y poder abandonarme a mi suerte puesta en tus manos”. “Que pueda decir, sí confío, en tus manos estoy”. 

A Dios podemos contarle todo lo que tenemos en el corazón y con confianza, sabiendo que Él nos recibe. Así como te salga, Dios recibe tu clamor y lo toma en sus manos. Hablar con Dios no es largar catárticamente lo que tenemos adentro como quien habla con una pared. Hay una persona del otro lado, Alguien con mayúscula, un Padre bueno.

 

Oración, trato de amistad y cercanía

Este trato de amistad con Dios, en Teresa de Jesús encuentro un lugar de gran desarrollo. Teresa dice que el trato de amistad con Dios es el modo de definir la oración. Es animarse a la cercanía más que a la lejanía. Es Dios el que tiene mucho interés de estar con nosotros, y quien nos invita a mirarlo de frente. Es Alguien con quien puedo hablar con la persona que yo más quiero.

Sólo podemos estar delante de Dios poniendo todo frente a suyo. Hay que animarse a soltar desde dentro, soltar la propia seguridad, y el mundo de palabras con los que intentamos explicar el mundo. Es un despojarnos de lo que siento, de lo que quisiera sentir, de lo que hago y de lo quisiera hacer. Es un ponerse frente a Él libremente y pedirle que pueda ser su discípulo, que Él muestre los pasos. 

¿Para eso que hay que hacer? Entrar en su presencia. Según la enseñanza de Santa Teresa de Jesús “el primer movimiento del alma en la oración es entrar en la presencia de Dios” Si uno se dispone a orar, antes de pensar en que decir o hacer tiene que disponerse interiormente a darse cuenta que es Dios con quien va a hablar, es un amigo, está cerca, pero es Dios.

Es alguien con el que puedo hablar como hablo con la persona a la que más quiero y en la que más confío, pero ésta persona es Dios y merece que yo esté delante de El de un modo en el que solamente delante de Dios se puede estar, tomado todo por su presencia.

Para entrar en la presencia de Dios, para permanecer en su presencia hay que animarse a soltarse desde adentro. Soltar la propia seguridad, el propio discurso, el mundo de palabras con el que creemos entender y explicar la realidad, los propios pensamientos con los que hasta aquí hemos intentado ubicarnos frente a la vida, los sentimientos, despojarme de lo que siento de lo que quisiera sentir, entrar libremente en su presencia no es entrar a la nada, al vacío, no, delante tuyo está el Dios que le da verdadera consistencia a tu vida.

¿Qué deberíamos entregar antes de la oración para que verdaderamente el encuentro con el Señor sea al modo de Moisés, cara a cara con él como habla Dios con un amigo? Así Dios nos quiere, como un amigo.

Este estilo de oración insistente de Moisés, es por la confianza que tiene en Dios y tanta la certeza de que Dios va a dar respuesta a su pedido, porque tiene la absoluta mirada de que en lo que Dios lo ha puesto es de Dios. Estamos frente a frente en confianza, sabiendo que Dios es Dios y yo una criatura, pero Él me ha habilitado como su hijo a ponerme frente suyo.

 

 

Padre Javier Soteras