02/05/2017 – En diálogo con Radio María, Silvia Correale, doctora en derecho canónico y abogada argentina, Postuladora laica en el Vaticano, Postuladora de la causa de canonización del Cura Brochero y de Mama Antula, dijo que “El primer requisito es que en el pueblo de Dios haya quedado la fama de santidad de la persona”. Una persona que vivió testimoniando la autenticidad del evangelio haciéndolo carne en su vida, un servicio a la comunidad, a los hermanos, en el ejercicio sobre todo a la caridad, indicó.
Cabe mencionar que el trabajo de la Dra. Silvia Correale consiste en llevar ante las comisiones de médicos, teólogos y de la Congregación de la Causas para los Santos todas las pruebas existentes para que una persona sea declarada santa. En el ciclo que tiene a cargo, titulado “Causas Argentinas de Canonización”, todos los viernes de 13 a 14 hs., nos aporta sus conocimientos y experiencia en este campo.
“Esa fama que queda en sus amigos, su comunidad parroquial, los que los conocieron, los que los trataron – continuó explicando – es el primer signo que permite empezar a pensar en iniciar una causa de canonización”.
A partir de eso, de una fama de santidad que es evidente, que dura en el tiempo, que es continua, señaló la Dra. Silvia, y que se manifiesta también en el hecho de que la gente le haya pedido alguna gracia y se la haya otorgado, es que la comunidad diocesana se empieza a preguntar sobre la posibilidad de iniciar o no una causa. Por otro lado, es el obispo diocesano quien tiene por un lado la responsabilidad y por el otro la potestad de decidir si un proceso se inicia o no, expresó.
La Dra. Silvia, dijo que generalmente hay un grupo eclesial que se constituye como responsable de toda la comunidad para ocuparse de ese servicio eclesial. Este grupo se llama parte Actora, no trabaja por su interés personal o por su interés de grupo, sino que presta un servicio para toda la comunidad diocesana, sosteniendo y trabajando pastoralmente en torno a un proceso de beatificación, señaló.
Luego, una vez que el obispo acepta el pedido que hace generalmente un postulador, que es la persona a la cual la parte Actora le pide que lo represente, y que está preparada en la materia eclesiástica, según manda la normativa que nosotros tenemos, expresa la Dra. Correale, si consta la fama de santidad, y el presbítero está de acuerdo y no hay ningún hecho que pueda poner sombra en el ejercicio de las virtudes heroicas, se decide decretar la introducción de la causa y fijar la fecha del proceso.
“De ahí hay que recoger la documentación, los escritos publicados, toda la documentación personal, toda su correspondencia, todo lo que pueda ser la prueba documental, un elenco de testigos, de gente que lo ha conocido, que lo ha tratado el mayor tiempo posible”. “Y es lo que uno presenta al inicio”, explica la Dra..
El siguiente paso consiste en escuchar a los testigos, donde se constituye un tribunal con un juez delegado del obispo, un promotor de justicia, un notario, así, con ellos se va a ir recogiendo toda la prueba.
Cuando se concluye esta etapa instructoria se cierra la causa en la diócesis. La causa original queda en la diócesis y se mandan dos copias a la Congregación para las Causas de los Santos.
“Así se inicia un estudio mucho más profundo, sobre el ejercicio de las virtudes, y sobre la fama de santidad, de intercesión de quien es presentado como candidato, cuando se trata del proceso de virtudes”. Y si se trata de un hecho de martirio, se reúne toda la prueba sobre el hecho martirial, expone la Dra. Correale.
Se refirió en este primer encuentro al proceso de canonización del Cura Brochero y dijo que “Con respecto al Cura Brochero, cuando yo tomé la causa ya era venerable, así que mi servicio fue dedicarme al proceso sobre el probable milagro que abrió las puertas a la beatificación”. Y después de la beatificación fue trabajar sobre el proceso del milagro para la canonización.
Esa fue mi contribución a la causa de canonización del Cura Brochero, que como argentina fue un regalo inmenso del Señor poder ser instrumento de gracia por una beatificación y canonización largamente esperada, acertó Silvia.
“Y mi trabajo ahí fue poner en pie lo que nosotros llamamos la posicio sobre el milagro”. Yo recibí una instrucción diocesana del probable milagro y nos pusimos a trabajar acá en Roma a preparar el legajo de la prueba, que nosotros llamamos sumario.
Aclaró que “sobre el hecho aparentemente milagroso, no era fácil, porque teníamos que demostrar la curación de Nicolás, que era una curación total, definitiva, pero que efectivamente era complejo”.
Agregó que Nicolás tuvo un trauma neurológico muy fuerte que dejó algunos aspectos que aparentemente parecía que no había sido una curación instantánea, era complejo, lo estudiamos con el Dr. Rezzónico de Córdoba.
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