31/08/17 – En diálogo con Radio María el padre Fernando Cerveras habla sobre los afectos desordenados, “los ejercicios nos tienen que ayudar a ordenar estos afectos”, decía San Ignacio, con el orden se refiere a tener todo controlado, que no se nos vaya de las riendas la situación, una sujeción o esquema fijo de funcionamiento. Desde el lado de la fe se trata de imponer prioridades.
Es importante tener claro ¿qué es afecto? y ¿qué es orden?
+ Afecto es lo que uno siente que es afectivo, poner energia emocional en algo a lo cual se siente atraído, el afecto nos vincula emocionalmente. A los afectos no todos los manejan igual ni en la misma dirección.
+ Orden es poner las cosas en su lugar, un esquema. Poner prioridades ¿qué es lo mas importante? ¿a qué debo darle mas tiempo? Tiene que ver con la dirección, sentido y funcionalidad que yo le voy a dar a mi vida.
En nuestro crecimiento es muy importante el rol de la comunidad en la que crecemos, cuanto mas estabilidad emocional y madurez haya allí, mas contribuye a que el mundo afectivo vaya buscando un orden.
El desorden interior, y por lo tanto, el desorden de los afectos empieza a ser todo un conflicto, aunque no se lo vea.
No importa cuanto, ni cuando podré tener logros a nivel afectivo, sino empezar a trabajarlo de la mano de Dios y esforzarnos por lograr los objetivos. Hay que dejar de caminar desde la inercia, tomar las riendas y darle cause a nuestra propia vida.
Cada edad tiene su riqueza y sus límites. A veces a través del dolor tenemos la oportunidad de despertar y reencausar nuestra vida. Cuando uno decide ya tiene el camino mas firme porque ha tomado la decisión.
“Si hay humildad no habrá daño aunque una inspiración venga del demonio, si no la hay lo habrá aunque la inspiración venga de Dios” decía Santa Teresa. Escuchar y dejarse conducir por Dios, la humildad nos ayudará a encontrar ese cause.
Tenemos ejemplos de santos que viven para romper las estructuras sin romper moldes, sin ir contra las reglas o decir “vivo para romper”, sino buscando soluciones mas que enfrentamientos. Sin dudas es el amor a Cristo lo que nos hace tener firmeza y fuerza para conseguirlo.
Lo importante es que prioricemos el amor, esto es lo que nos va a llevar a dar el siguiente paso, lo que nos ayuda en las luchas interiores. Hay luchas y trabajos interiores que se dan en la vida diaria y hacen la labranza de nuestro ser, nos ayudan a crecer.
Si no abordamos nuestras prioridades, nuestra vida se convierte en una mentira. Ignacio pone de entrada a los afectos desordenados porque son esenciales.
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